A 47 años del golpe cívico-militar muchos genocidas aún gozan de impunidad; los juicios se realizan a cuentagotas, con muchos testigos y genocidas que ya fallecieron, sin que se haya hecho justicia. Esta impunidad es garantizada por la continuidad y conexiones de los poderes reales de ayer y de hoy: empresarios, sindicatos, Iglesia y partidos patronales que colaboraron con la dictadura. Es el caso de muchos de los integrantes de la Triple A, cuya actividad comenzó antes de la dictadura, de los cuales pocos han podido ser llevados a juicio y condenados.
Recordemos el rol fundamental de la Triple A, activa entre 1973 y 1976, asesinando entre 1500 y 2000 personas en nuestro país y preparando el terreno para la generalización de los grupos de tareas y el genocidio que tuvo como objetivo central, liquidar a lo mejor de la clase trabajadora y la juventud para profundizar los planes de ajuste y dependencia nacional. El plan era realizar cambios profundos y para eso tenían que revertir la relación de fuerzas conquistada por el movimiento obrero con sus luchas y su organización.
Los juicios a la Triple A en Bahía Blanca
Durante agosto de 2021 tuvo lugar uno de los juicios contra integrantes de la Triple A en Bahía Blanca, donde fueron condenados cuatro miembros de esa localidad. La condena fue solamente por uno de los 23 asesinatos de los que se los acusaba y con 46 años de atraso, pero igualmente constituyó un logro histórico, producto de la incansable lucha de Madres, familiares, organismos de DD.HH., políticos, sociales y gremiales.
Se logró la condena para Roberto Aceituno a la pena de reclusión perpetua y a sus compañeros Juan Carlos Curzio, Héctor Angel Forcelli y Osvaldo Omar Pallero a diez años de prisión por ser parte de la organización que en Bahía Blanca secuestró, asesinó y torturó a trabajadores y estudiantes en aquella época.
Por las sesiones del juicio pasaron numerosas personas que testificaron el terror que se vivió entre el 74 y el 76 en la antesala de la dictadura cívico militar en esta localidad. Durante el juicio se probaron múltiples lazos de los condenados con Rodolfo Ponce [1] (principal articulador sindical de la Triple A, quien fue secretario general de la CGT local y diputado nacional por el Frejuli) y Remus Tetu (el interventor nazi de la Universidad Nacional del Sur UNS) dos de los principales articuladores de la banda fascista.
El accionar de la triple A era de público conocimiento en toda la militancia política y estudiantil de Bahía Blanca. Conocida como "la patota de Ponce", se manejaban en varios coches de la CGT, de la UNS y de la Junta Nacional de Granos, uno de ellos conocido como “la fiambrera”. Uno de sus principales organizadores fue Rodolfo Ponce, apadrinado por Rucci que contaba con el aval de la Marina y la Prefectura que le facilitaban armas. El 22 de septiembre de 1974 era secuestrado y asesinado Luis Jesús García “Negrito”. Sería el primer crimen perpetrado por la Triple A en Bahía Blanca.
Memoria, Verdad y Justicia
Una muestra de la impunidad de los integrantes de la banda, fueron las amenazas recibidas por muchos de los testigos y familiares de víctimas antes, durante y después del juicio. Aunque los hechos fueron de público conocimiento, la dificultad de conseguir testigos, no fue sólo por los años pasados ya que muchos de ellos habían fallecido, sino por el miedo, la impunidad y las conexiones que aún hoy mantienen muchos de los responsables. Una muestra de estas conexiones, fue que la defensa de los genocidas llamara como testigos al presidente y vicepresidente del PJ de Bahía Blanca, ambos con posiciones abiertamente negacionistas.
El presidente y vice de PJ, se limitaron a defender a los miembros de la banda alegando que eran sus amigos, eran "buenas personas" y hacían actividades "solidarias". Sin embargo declararon desconocer quién era Ponce (!) y su estrecha relación con Rucci (que era un ejemplo para ellos) y a pesar de que militaron desde jóvenes siempre en el peronismo de dicha localidad donde Ponce fue diputado nacional y dirigió la CGT. Declararon además que durante todos estos años nada más supieron del tema más que por los medios, siendo que sus amigos fueron parte de “la patota de Ponce” como se los conocía, quiénes se exhibían con armas y amenazas públicamente.
Esto generó un amplio repudio de toda la militancia y los organismos de derechos humanos. Tanto es así que desde febrero del 2022 en el PJ de Bahía Blanca tuvieron que asumir nuevas autoridades que reemplazaron a Adalberto Mario Simón y Hugo Álvarez, quienes virtualmente ya no conducían el partido desde sus declaraciones a favor de miembros de la Triple A local. Hasta la misma Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, declaró “Expúlsenlos y déjenlos solos. No les permitan que intervengan en nada de ustedes”.
En el caso de Simón, desde 1971 estaba afiliado al Partido Justicialista y tenía militancia sindical, pero dice que nunca supo nada de la triple A durante aquel entonces. Después de haber sido desplazado del PJ de Bahía Blanca parece que ha optado con retirarse de la política, con una nota homenaje del diario la Brújula 24 de Bahía Blanca, un medio, dicho sea de paso, siempre alineado con el poder político, empresarial y policial, como en el caso de la desaparición de Facundo Astudillo Castro y el encubrimiento del ministro de Seguridad de Kicillof, Sergio Berni.
En el caso de su compañero el ex vicepresidente del PJ local, Hugo Álvarez, aunque era más joven (en el ’75 ya tenía 17 años) ya conocía a Osvaldo Pallero [2] (uno de los integrantes de la patota). Curiosamente cuando se le consultó si trabajó para Pallero (2) y respondió: "no, nunca trabajé para Pallero... nosotros fuimos militantes y peronistas, ahí nadie trabaja". Pero lo que dejó en evidencia su negacionismo y encubrimiento es que al día de hoy, después de haber sido parte del PJ de Bahía Blanca desde joven, se niegue a responder quién era Ponce, ni que hacía la triple A, ni su relación con Lopez Rega.
Sin embargo, Hugo Álvarez, sigue participando activamente a nivel nacional y local del sindicato de la AFIP (conducido por una coalición de moyanistas y kirchneristas) del cual es una de sus máximas autoridades y en el cual no han recibido mayores críticas de sus pares gremiales por su abierto negacionismo y defensa de la patota. Quienes lo amparan buscan justificar su negacionismo y la defensa de los genocidas, alegando que Álvarez era muy jóven, cuando lo que se le cuestiona es su alegato de 2021, en el juicio en defensa de sus amigos genocidas y negando toda existencia y conocimiento sobre el accionar de la Triple A de Bahía Blanca.
Ni olvido, ni perdón: Néstor Luis Montezanti a juicio oral
Hoy más que nunca, los planes de ajuste no vienen solos, los poderes reales cuentan con su aparato represivo y sus perros guardianes. Es por eso que la lucha contra la impunidad es más que necesaria que nunca.
A pesar de los años, las dificultades y la impunidad es necesario redoblar la lucha y la movilización por Memoria, Verdad y Justicia, ya que los juicios a la Triple A en Bahía Blanca continúan. Una de las instituciones más conservadoras y con mayor continuidad desde la dictadura es el Poder Judicial. En enero de este año confirmaron que el ex hombre fuerte del Poder Judicial bahiense ex juez Néstor Luis Montezanti, irá a juicio tras casi medio siglo de impunidad garantizada por los sucesivos gobiernos, durante el cual siguió siendo docente universitario y también ejerció como juez. El juicio a Montezanti, todavía sin fecha, es una muestra más de la complicidad y continuidad que tuvo el Poder Judicial con la dictadura.
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