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La Izquierda Diario
24 de marzo de 2023 Twitter Faceboock

Editorial de Historia
Las voces setentistas y el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976
Daniel Lencina | @dani.lenci

Durante varias semanas compartimos las “Voces setentistas”, una columna que buscó recuperar el testimonio de distintos protagonistas que vivieron los años 70, entre la lucha de clases y el terrorismo de Estado. Aquí planteamos algunas conclusiones para dar cierre a la serie.

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Desde hace varias semanas compartimos llamadas, mensajes, revivimos anécdotas y reflexionamos sobre la lucha de clases y el inicio de la última dictadura cívico militar empresarial y eclesiástica en la Argentina (1976 - 1983), que nos permitió la serie Voces setentistas. Aquí intentaremos sintetizar algunas conclusiones a modo de cierre de la serie, que esperamos haya contribuido a responder algunas preguntas -y a hacerse otras-, en el largo camino por la historia reciente.

A lo largo de esta nota iremos linkeando todas las entrevistas que realizamos, en el orden que fueron publicadas.

Bandas fascistas y peronismo

Una de las primeras conclusiones que se desprenden a través de la escucha de esas “voces”, fue que la represión no empezó el 24 de marzo de 1976, sino que empezó al menos desde finales de 1973 con el accionar de las bandas fascistas (para-estatales) como la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). Esas bandas fueron integradas por jerarcas de la Policía Federal y la burocracia sindical de la CGT. Expresiones similares a la famosa Triple A fueron la CNU (Concentración Nacionalista Universitaria), el Comando de Organización (CDO) o el Comando Libertadores de América.

Solo entre noviembre de 1973 y marzo de 1976, los comandos de la Triple A asesinaron entre 1.500 y 2.000 activistas y dirigentes obreros, populares, intelectuales y juveniles. Su objetivo fue amedrentar y asesinar a los principales referentes de la vanguardia obrera y estudiantil que empezaba a hacer una experiencia de ruptura con un gobierno peronista en el poder, que impulsaba un duro ajuste conocido como el Pacto Social. Incluso, hay que decirlo, la Triple A se formó estando Perón vivo, en el Ministerio de Bienestar Social que dirigía López Rega, a escasos metros de la Casa Rosada.

Si repasamos la entrevista a Carlos Morelli, ex obrero del Astillero Astarsa, nos cuenta que el día que se ejecutó el golpe de Estado, él ya había renunciado al trabajo porque la gerencia había sido copada por la CNU y “desde la gerencia no querían que renunciara porque me querían chupar obviamente”. Vale aclarar que en la jerga setentista “chupar” equivale a desaparecer.

Por su parte, el Operativo Independencia en Tucuman dió luz verde a los militares para liquidar a las expresiones guerrilleras y fueron un “ensayo general” de lo que mas tarde sería el genocidio inciado en marzo de 1976.

El camino al golpe de Estado se vio allanado por una combinación entre el accionar de las bandas paraestatales, el rol de la burocracia sindical de contener lo más posible a la “insurgencia obrera” que desde el Cordobazo de 1969 no paraba de enfrentar los planes de ajuste y represión. Por otra parte el movimiento obrero había adquirido características tan combativas que logró dar fenómenos como el “clasismo” el terreno político-sindical y en la construcción de organismos (embrionarios) de doble poder como fueron las Coordinadoras Inter-fabriles en el Área Metropolitana de Buenos Aires, que desafiaban seriamente a las direcciónes tradicionales de los sindicatos y al orden capitalista.

Militancia política: de base y de clase

La experiencia argentina de “los años 70” en sentido amplio fue hija de un auge mundial donde la revolución estuvo a la orden del día. Desde la Revolución cubana de 1959, pasando por el Mayo Francés de 1968, la Revolución en Portugal en 1974, la experiencia de los Cordones Industriales Chilenos abortada con la dictadura de Pinochet en 1973, dieron cuenta de una dinámica mundial de “revolución” y “contrarrevolución”. El conjunto de las dictaduras del cono sur americano, podemos leerla como una respuesta contrarrevolucionaria en todo el continente, conocido como el Plan Cóndor que fue orquestado por el imperialismo norteamericano.

Casi todos los testimonios dan cuenta de que los años 70 fueron realmente turbulentos. Ana Campos resalta los toques de queda por ejemplo, para amedrentar, controlar y reprimir a la población civil. Rodolfo Marco resalta la combatividad de la clase obrera en las coordinadoras interfabriles en la misma zona, La Matanza. Por otra parte, “el Sueco” hablaba de que por aquellos años el compromiso militante era muy alto. Mientras que el testimonio de Walter “el Pata” Moretti, nos muestra que el clima de rebelión calaba tan profundo entre los estudiantes secundarios que lograron arrancar el boleto secundario al gobierno de Isabel. Pero incluso tiempo después del día del golpe de Estado, 24 de marzo de 1976, que tuvo entre sus episodios más infames a la “Noche de los lápices” del 16 de septiembre del mismo año; los estudiantes secundarios, desafiando a la dictadura, seguían organizándose, militando y luchando en la clandestinidad.

Entre el “exilio interno” y “clandestinidad”

El impacto de la dictadura no se sintió solamente en la desaparición física de miles de luchadoras y luchadores. Sino también en las consecuencias que trajo para nuestros entrevistados el tema de la clandestinidad. Liliana Battistotti nos cuenta que además de haber sufrido la desaparición de su esposo Luis Marcelo Panizza, militante al igual que ella del PRT-ERP, también sufrió el “exilio interno”, dado que se tuvo que ir a vivir a otra provincia donde no conocía a nadie y tampoco podía hablar con nadie. Lo mismo que a Carlos Morelli, que tuvo que escaparse a Santa Fe y andar “deambulando” por todos lados para lograr sobrevivir.

Caminar otras latitudes desconocidas de la Argentina y deambular para sobrevivir en la clandestinidad; también fueron parte de las consecuencias directas en la vida cotidiana que sufrieron nuestros entrevistados y entrevistadas bajo el terrorismo de Estado.

La impunidad biológica y la impunidad como estrategia sistémica

Cuando hable con “el Sueco”, reflexionamos sobre la muerte de Blaquier: un caso emblemático que desmotró el carácter de clase del genocidio, un golpe contra la clase trabajadora. El sobreviviente al infierno de la ESMA dijo que hay dos tipos de impunidad, la biológica, dado que muchos genocidas, empresarios, eclesiásticos y civiles: se llevan todos los secretos a la tumba. Y la otra impunidad es la no apertura de los archivos de la dictadura, que permitirían saber no solo la identidad de todos los niños y niñas apropiados en los centros clandestinos de detención, sino el destino final de los 30 mil (o más) desaparecidos. Sobre el mismo empresario genocida Nora Cortiñas nos dijo que “tenía que haber muerto preso. Es una gran injusticia morirse en su cama. Es decir que como tantos otros miles de civiles, curas y empresarios murieron impunes.

Sobre la impunidad entonces surge la pregunta; el Estado argentino, administrado durante 40 años de democracia burguesa, por la alternancia de peronistas y radicales y sus respectivas coaliciones ¿es capaz de abrir de una vez los archivos de la dictadura? ¿Por qué lo haría? ¿El Estado capitalista argentino es capaz de cuestionar y dejar al descubierto los crímenes de lesa humanidad de su propia columna vertebral y fundamento como son las Fuerzas Armadas y represivas?

Creemos que la solución de fondo si bien no puede agotarse en esta reflexión, habilita a pensar y debatir que solo un gobierno de la clase trabajadora y el pueblo pobre, de ruptura con el capitalismo y los beneficiarios directos del último golpe de Estado orquestado hace 47 años, puede dar una solución íntegra y efectiva al problema de la impunidad.

La serie Voces setentistas buscó dar fundamentos en base al relato de las experiencias y vivencias de nuestros entrevistados y entrevistadas. Me permito contar que yo mismo empecé a militar en el PTS en el año 1997 “para luchar contra la impunidad de los genocidas”, siendo parte de una vanguardia juvenil enorme por aquellos años de menemismo, impunidad y represión. Impulsando los “Comités contra la represión y la impunidad”, del naciente Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH) fue como conocí a Myriam Bregman en una escuelita en Los Polvorines, mi barrio, para repudiar la visita de Bill Clinton, el presidente de los Estados Unidos. En aquellos momentos el peronismo llevaba adelante un ajuste muy similar al de ahora e incluso hablaba no solo de “buenas relaciones” sino de “relaciones carnales” con los yanquis y nuestro país, demostrando toda la sumisión a los amos del norte que impulsaron todas las dictaduras en América Latina en los años 70 del siglo pasado. En esta misma serie, Nora Cortiñas dijo “Si dejamos de pagar la deuda externa en Argentina se termina el hambre”. Cuanta razón tiene, por eso desde que empecé a militar la lucha contra la impunidad no ha sido más que redoblar los esfuerzos en el camino de liquidar la explotación y la opresión.

Memoria, verdad y justicia

Antes de finalizar quisiera dedicar toda esta serie Voces setentistas a la memoria de nuestro compañero, recientemente fallecido, Jorge “Turco” Sobrado. El Turco no solo fue parte de la generación setentista, sino que también estuvo 373 días desaparecido, primero en el Centro Clandestino de Detención La Rivera y posteriormente en la Unidad Penal 1 en Córdoba, durante la última dictadura. Hace muy poco, en Mar del Plata nos volvimos a cruzar y las charlas fueron las de siempre, la revolución socialista como un horizonte necesario para terminar con las penurias que ofrece este sistema.

Agradecemos profundamente el tiempo que se han tomado cada uno de nuestros entrevistados y entrevistadas, en momentos de un duro ajuste y donde sigue reinando una vasta e inabarcable impunidad. Fue emocionante escucharlos, leerlos, corroborar datos y fechas, en un viaje nada fácil al pasado para traerlo a este presente tan complejo que vive la Argentina y el mundo y para preparar el futuro. Al decir de Rodolfo Walsh nos dieron su “testimonio en momentos difíciles” y eso es un gran acto de rebeldía. Rebeldía de la que se alimentarán necesariamente las nuevas generaciones en el camino de conquistar una vida que merezca ser vivida, sin opresión ni explotación alguna.

30 mil detenidos - desaparecidos:
¡Presentes! ¡Ahora y siempre!

 
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