Los últimos intentos de requisar (Las requisiciones son un arma legal del estado francés para obligar a trabajadores a romper una huelga bajo amenaza de seis meses de prisión y 10.000 euros de multa. -N. de T.) a los huelguistas de la refinería por parte de la Policía de Seine-Maritime fracasaron el jueves gracias a la solidaridad de los trabajadores de Le Havre, los estibadores, los portuarios, los metalúrgicos y muchos trabajadores químicos. Ahora la Policía está yendo a la casa de los trabajadores de la refinería para entregarles notas de requisa en un claro intento de amedrentar tanto a los trabajadores como a sus familias. El objetivo es romper la huelga y que salga el combustible hacia París.
En efecto, los aeropuertos parisinos, y en particular Charles de Gaulle (el mayor aeropuerto francés y el segundo europeo) se encuentran en estado crítico de existencias de combustible. Esto pone en peligro muchos vuelos comerciales a escala nacional e internacional y generaría pérdidas colosales para los capitalistas franceses e internacionales.
Ante este riesgo para los empresarios, el Estado y la dirección de Total Energies han decidido amenazar en sus hogares a los huelguistas de la refinería Total Normandía. De momento, cuatro empleados de Total ya han recibido la visita de la Policía y de un agente judicial que intimaron para que "mañana a las 5 de la mañana envíen 73.000 m2 de combustible" a los aeropuertos de París a través del oleoducto que une Normandía con la región parisina.
Son también los empleados de CIM, uno de los mayores puertos petroleros de Francia, que tienen -según los sindicalistas- al menos 300.000 m2 de combustible en stock. Estos trabajadores también corren el riesgo de sufrir requisas. Como explicó Alexis Antonioli (representante de la CGT de Total Energies): "en 2010 estábamos a cuatro días de poner en coma los aeropuertos de París, en 2016 estábamos a tres días, hoy estamos a dos días". Esto significa que es la acción de los trabajadores, en lugares estratégicos de la economía, lo que más temen los grandes empresarios franceses, por lo tanto lo que motiva al Estado Francés, vía el gobierno de Macron -el gobierno de los ricos, como lo llaman los manifestantes y huelguistas-, a llevar adelante estas requisiciones.
Frente a este ataque, la solidaridad obrera ya se está organizando. Más de 200 huelguistas están ya presentes en el lugar, y numerosos testimonios mencionan la llegada de la CIM a la región de Le Havre. En el depósito de CIM, los estibadores del puerto de Le Havre bloquearon con contenedores el único acceso por carretera a la plataforma de Normandía, situada en la enorme zona industrial de Gonfreville-L’Orcher.
A partir de ahora, como dice Adrien Cornet, militante de Total CGT en Grandpuits: "Lo que contará es la solidaridad. Todos los trabajadores deben ir ya a la refinería. Debemos ser miles para proteger el derecho de huelga" . Los huelguistas de Normandía piden el máximo apoyo esta noche y en los próximos días para impedir las requisas. En efecto, lo que está en juego hoy en Le Havre es el futuro de todo el movimiento social en marcha. Si se aplicaran las requisiciones, el derecho a huelga en Francia estaría seriamente amenazado, mientras tanto cuarenta senadores han propuesto limitar el derecho de huelga de los trabajadores de la petroquímica a unos pocos días a la semana.
Por eso es que frente a esta grave amenaza, ya desde esta misma noche (horario de Francia) hay centenares de trabajadores acudiendo en defensa de los obreros de Normandía y del derecho de la clase trabajadora a llevar adelante acciones con sus propios métodos, como la huelga. Los refineros de Total Normandía llaman a su vez a una gran concentración para este viernes a las 12.45 (horario francés). La Red para la Huelga General (integrada por cientos de trabajadores de distintos sectores), como votaron los trabajadores en su última reunión, pone todas sus fuerzas para rodearlos de solidaridad.
¿Y la CGT, y la CFDT?
Mientras comienza a expresarse la gran solidaridad obrera frente a esta amenaza del Estado francés, a las direcciones sindicales no se les escuchó palabra.
La ausencia de respuesta de la intersindical es extremadamente grave. No sólo no han redactado ningún comunicado para denunciar la requisa de las refinerías, sino que -lo que es peor- no ha habido la menor palabra de solidaridad por parte de los dirigentes sindicales Laurent Berger (CFDT) y Philippe Martinez (CGT). Un silencio escandaloso, que se explica por la estrategia de la intersindical de llamar a jornadas de movilizaciones y huelgas discontinuas, lo que continúa dándole óxigeno a Macron. Pero a pesar de esto, trabajadoras, trabajadores y la juventud francesa salen en masa a enfrentar la reforma jubilatoria (una reforma que tiene el rechazo del 88% de la población) y a eso, se le van sumando otras exigencias también muy sentidas. La movilización histórica de este último jueves mostró eso.
Ambos dirigentes sindicales deberían acudir rápidamente a los piquetes, en defensa de los trabajadores. Frente a la ofensiva antihuelga del Estado, deben construir concretamente la solidaridad en torno a los huelguistas de Normandía y Fos-sur-Mer.
Porque romper este aislamiento al que Macron quiere someter a estos trabajadores y lograr una victoria frente a la represión es una cuestión estratégica para la movilización. Detrás de esta ofensiva, el gobierno pretende también romper el radicalismo obrero que se está expresando en muchos sectores, tras la ofensiva antidemocrática de la firma del decreto que habilita la reforma jubilatoria. Al romper esta huelga, el gobierno también quiere extinguir cualquier perspectiva de generalización de la huelga a otros sectores del movimiento obrero.
Por eso es de vital importancia hacer caer esas requisiciones, rodeando de solidaridad a los trabajadores de la refinería. La concentración llamada por los obreros petroquímicos para este viernes 24 de marzo es clave para eso.
*Esta nota fue escrita en base a artículos publicados en Révolution Permanente, que integra la Red Internacional de La Izquierda Diario |