Compartimos el manifiesto de Contracorriente y Pan y Rosas con los ejes de debate de los Encuentros que se realizarán en Madrid, Barcelona y Zaragoza en las próximas semanas para seguir construyendo una gran organización juvenil socialista y revolucionaria.
ENCUENTROS POR UNA JUVENTUD SOCIALISTA Y REVOLUCIONARIA
Contra la derecha y el gobierno “progresista”, ¡Luchemos como en Francia!
Frente a sus crisis, sus guerras y su precariedad, construyamos una juventud socialista y revolucionaria
Somos parte de una juventud a la que el capitalismo sólo le ofrece precariedad, crisis, guerras y catástrofes climáticas. Estamos hartos de un sistema educativo pensado para formar nuevos trabajadores precarios, hartos de curros temporales y salarios de mierda, de no poder acceder a una vivienda digna y de que nuestra salud mental sufra por esta situación.
Los reformistas como Podemos, Izquierda Unida o SUMAR nos dicen que ellos lo resolverán, que lo único que podemos hacer es votarlos cada cuatro años porque si no vendrá la derecha. Pero el “mal menor” es una trampa detrás de la que se esconde más precariedad, represión e imperialismo con rostro “progresista”. Lo demuestra la reforma laboral que nos condena a la precariedad, la política migratoria que asesina en Melilla, el militarismo para defender los intereses del IBEX en todo el mundo y la represión a la juventud. No nos resignamos. Sabemos que la única forma de parar el avance de la extrema derecha racista, machista y LGTBifóbica es la lucha de clases y enfrentando al “progresismo” que le abre la puerta.
Frente a los escépticos que dicen que nadie quiere luchar, o frente a los que se dedican a hacer propaganda abstracta de lo que debería ser la lucha de clases sin intervenir en la lucha real, la rebelión obrera y de la juventud que recorre Francia muestra que hay otra salida. A pesar de la política traidora de las direcciones sindicales mayoritarias, las movilizaciones masivas, las huelgas salvajes, las tomas de empresas, facultades y colegios enfrentan con cada vez más fuerza la reforma de las pensiones y la represión del Gobierno de Macron. Según un artículo de Le Monde en la jornada de lucha del 23 de marzo se contabilizaron medio millón de jóvenes en las calles, más de 150 mil concentrados en París. Con más de 80 universidades y 400 institutos tomados, ocupados o bloqueados.
La irrupción radicalizada de la lucha de clases en Francia tiene ecos de las grandes gestas revolucionarias del siglo XX, como el Mayo Francés, donde obreros y estudiantes se decidieron a tomar el cielo por asalto. Junto con otros procesos a nivel internacional que han hecho temblar a los regímenes neoliberales, como en Chile, donde la juventud salió masivamente a enfrentar la herencia pinochetista y fue la chispa que encendió la revuelta, o en Colombia, Perú y Ecuador recientemente, son una demostración de que, en el siglo XXI, como en el siglo XX, la clase trabajadora y la juventud no se van a quedar de brazos cruzados ante el desastre y volverán a plantear un horizonte emancipador, protagonizando nuevos procesos de lucha, nuevas rebeliones e incluso revoluciones.
La clave para vencer es la independencia política de los capitalistas y sus instituciones. Por eso apostamos por la construcción de una gran organización juvenil socialista y revolucionaria de la clase trabajadora, las mujeres, y las y los estudiantes, que se prepare para las nuevas luchas que vendrán y que desde ahora ponga el centro en la lucha de clases. Porque si capitalismo no nos ofrece un futuro, acabemos con el capitalismo.
Para seguir debatiendo sobre este gran desafío el sábado 15 de abril organizamos en Madrid un encuentro en el que queremos que participe toda la juventud que está harta de que se nos diga que somos “la generación de cristal”. Demostremos que somos la generación de la revolución. ¡Paso a la juventud!
Dar un futuro a la juventud, dar un futuro al mundo
A las consecuencias de la crisis capitalista de 2008 se le sumó la pandemia y ahora lo que podría ser el inicio de una nueva crisis. La guerra de Ucrania demuestra que las guerras entre potencias están muy lejos de ser cosa del pasado. Mientras los países imperialistas se arman hasta los dientes, en el Estado español este rearme es llevado a cabo por el Gobierno del PSOE y UP. Los últimos presupuestos, en un contexto de inflación, mientras mantienen los recortes en sanidad y educación, han aumentado el presupuesto militar en más del 26%. Todo un récord puesto al servicio de los intereses del imperialismo español.
A la juventud el sistema capitalista no nos ofrece ningún futuro. No sólo son las guerras y el cambio climático. Ya sabemos que viviremos peor que nuestros padres. Todos los gobiernos, si algo han compartido, es echar el peso de las crisis sobre nosotros. El Gobierno “progresista” no es una excepción: tenemos un 28% de paro, si trabajamos ganamos de media 600 euros al mes y sólo un 17% podemos emanciparnos. Mientras la inflación se come nuestros miserables salarios y los de nuestros padres, la reforma laboral de Yolanda Díaz, la CEOE, y CCOO y UGT mantuvo intactas las reformas del PP. Y lo mismo sucede con la nueva reforma de las pensiones.
Desde los institutos, hasta la universidad y FPs, nos preparan para un futuro de precariedad y superexplotación. Prácticas no remuneradas, tareas repetitivas, exámenes que fomentan la competitividad. Todo ello no solo no satisface nuestras inquietudes, sino que busca una juventud acrítica y sumisa. La incertidumbre y precariedad conlleva que un 20% de los jóvenes tenga problemas de salud mental. Desde la pandemia, en la que nos obligaban a ir a trabajar mientras nos confinaban y nos echaban la culpa de las muertes, los problemas de salud mental han aumentado un 45%.
La represión a la juventud sigue siendo nuestro pan de cada día: policía en las universidades, criminalización, infiltraciones policiales en los movimientos sociales, continuidad de la Ley Mordaza. Una situación que es aún peor para les jóvenes migrantes. Los ministros y ministras “progresistas” del PSOE y UP mantienen las reaccionarias leyes de extranjería, construyen CIEs y militarizan las fronteras. En las vallas de Ceuta, Melilla y el Mediterráneo aplican el programa racista de la extrema derecha.
No es casualidad que durante los últimos años haya crecido la extrema derecha y su agenda antiobrera y antiderechos. Hay que decirlo claramente: cuando un Gobierno que se dice “progresista” hace políticas de derecha, crece la derecha. A pesar de los cambios cosméticos, como la Ley Trans, que en realidad fue fruto de la lucha LGBT, los derechos conquistados con la movilización siguen bajo amenaza. El Gobierno que dice ser feminista ha mantenido los acuerdos con el Vaticano y la educación en manos de la iglesia. Febrero fue el mes con más feminicidios desde 2003, mientras la transfobia y la LGTBIfobia siguen aumentando.
Como decimos antes, a la extrema derecha la paramos movilizadas y en las calles, pero solo a condición de enfrentar también a este Gobierno. Por eso nos rebelamos contra la trampa del “mal menor”. La solución a nuestros problemas no es votar a partidos capitalistas. Porque somos marxistas revolucionarias sabemos que ningún gobierno burgués, por más que se diga “progresista”, puede gobernar para la clase trabajadora y la juventud. Como dijo Marx, “el gobierno del Estado no es más que la junta que administra los negocios comunes de la clase burguesa”. Por ello en los últimos años las empresas han multiplicado sus beneficios: solo en 2022 los bancos se hicieron 21.000 millones más ricos, mientras el gobierno se ha dedicado a derivar miles de millones hacia las empresas privadas, como reconoció sin sonrojarse el secretario general del PCE, Enrique Santiago.
Y es que esta democracia es una democracia para los ricos y los capitalistas, como dijo Lenin, “la mejor envoltura de la dictadura del capital”. La democracia del IBEX35, de la monarquía, de la Constitución del 78 y de la justicia heredera del franquismo. Los partidos del régimen del 78, a pesar de sus matices, son sus fieles defensores. La represión al pueblo catalán, la ley mordaza, el retiro lujoso del rey emérito, las tanquetas en la huelga de Cádiz… Todo ello son ejemplos de la gestión “amable” del capitalismo que ha hecho el “gobierno más progresista de la historia”.
Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
Algunos quizá no lo recuerdan, pero la crisis económica de 2008 derivó en una enorme crisis política y social que puso en jaque a todos los partidos capitalistas. Con el 15M se abrió un ciclo de luchas que mostraba la indignación contra el régimen político, la monarquía y sus partidos. Como se cantaba entonces: “PSOE, PP, la misma mierda es”. En ese proceso, una mayoría social creyó que se podía superar el régimen heredero del franquismo y el movimiento democrático catalán se propuso ejercer su derecho a decidir, incluso a pesar de sus propias direcciones. Pero este ciclo no llevó a la caída del régimen, sino que culminó con un gran desvío hacia la vía institucional.
La izquierda neorreformista de Unidas Podemos que prometió “asaltar los cielos”, terminó ayudando a la recomposición del viejo régimen desde los despachos de ministros del Gobierno con el PSOE. Un gobierno de la OTAN, que avaló la represión en Catalunya y es un fiel servidor de los intereses del IBEX35. El crecimiento de la extrema derecha no puede explicarse sin la desmovilización y la desilusión generada por el Gobierno “progresista”.
Quienes apostaron por esta ilusión, como Anticapitalistas -los cuales fundaron Podemos-, tras el desastre siguen defendiendo proyectos sin diferenciar entre posiciones reformistas y revolucionarias. Otros sectores, como los que hoy llaman a construir un “movimiento socialista”, provienen de distintas experiencias con el neorreformismo y lo critican, sacando la conclusión de que hay que construir algo nuevo. Pero lo hacen desde una perspectiva sectaria y autosuficiente, ignorando la lucha real de la clase trabajadora y la juventud y absteniéndose de enfrentar a las burocracias que amordazan sus organizaciones.
Quienes formamos contracorriente y Pan y Rosas, militantes de la CRT e independientes, siempre apostamos por una alternativa socialista y revolucionaria con independencia de clase, una perspectiva que hoy tiene más vigencia que nunca. Porque con el Gobierno “progresista” no han desaparecido los problemas que sufrimos la clase trabajadora, las mujeres y la juventud. Al contrario. Sobran motivos para rebelarnos.
Pero, ¿por qué no hay aquí una rebelión como en Francia? Porque hay quienes actúan conscientemente para evitarlo. En primer lugar, las burocracias sindicales, esa casta antidemocrática que dirige los sindicatos corporativamente y actúa como una correa de transmisión de los intereses de la burguesía en las filas de la clase trabajadora. También las burocracias de los movimientos sociales, que separan las reivindicaciones y luchas de los distintos sectores, debilitando nuestras fuerzas. Y, por supuesto, también las burocracias políticas reformistas, que desde sus despachos de ministros y concejales ayudan a contener a la clase trabajadora y la juventud negociando migajas con la patronal.
Luchar contra las burocracias es clave. El problema estratégico fundamental es si existe una organización que plantee una perspectiva de lucha e independencia de clase con la suficiente fortaleza para incidir en la realidad y evitar que la fuerza de las movilizaciones en las calles, las empresas, los centros de estudio, sea desviada por nuevas trampas reformistas que terminen rescatando regímenes burgueses en crisis.
No hay que esperar, esto es una tarea del presente. Depende de los combates actuales. Es urgente construir una organización que, al mismo tiempo que interviene en todos los terrenos de la lucha de clases -en los sindicatos, en los movimientos sociales, en las universidades e institutos, incluso en el terreno electoral si hay condiciones-, plantea la construcción de un socialismo revolucionario desde abajo capaz reconfigurar la sociedad sobre nuevas bases. Este es un objetivo estratégico. Esa es la batalla que tenemos por delante.
La clase obrera está lejos de estar “tranquila”. La inflación muerde los bolsillos, ha habido importantes huelgas como la de las sanitarias, la de Inditex, los obreros del metal, los autobuseros de TMB… La juventud ve que le arrebatan su futuro, pero comienza a reorganizarse. ¡No todo está en calma! La situación de paz social puede cambiar en cualquier momento, y el ejemplo de Francia puede hacer que más temprano que tarde la clase trabajadora y la juventud del Estado español decida “hablar en francés” con la patronal y el gobierno.
Tenemos una total confianza en les trabajadores. Porque para nosotros la clase obrera no es un movimiento más que lucha por sus intereses corporativos ni tampoco una suma de ciudadanos atomizados. Es la única clase que todo lo produce. La única que ocupa las posiciones estratégicas que pueden pararlo todo. Con su lucha es capaz de unificar a todos los sectores explotados y oprimidos para destruir el estado burgués y construir un nuevo tipo de Estado. Un Estado basado en organismos de democracia de masas, como los soviets. Un Estado que puede abrir el camino hacia una sociedad sin explotación y opresión. Esto es, una sociedad socialista.
¿Qué queremos debatir en el Encuentro?
Quienes integramos Contracorriente y Pan y Rosas en Madrid, Barcelona, Zaragoza y otras ciudades del Estado, militamos en nuestros centros de estudio y de trabajo para construir una juventud socialista y revolucionaria con un programa de lucha contra la derecha y el gobierno “progresista”. Por ello decimos que “Frente a sus crisis, sus guerras y su precariedad, ¡Luchemos como en Francia!”.
Y es que la lucha de los y las trabajadoras en Francia y en todo el mundo muestra que, gobierne quien gobierne, es la clase trabajadora la que puede plantar cara a los capitalistas y vencer. Como ya puso de ejemplo la revolución rusa, la clase obrera, si interviene de forma hegemónica y con independencia de la burguesía, puede construir una sociedad sobre nuevas bases. En este encuentro queremos debatir cómo seguimos construyendo una gran organización juvenil que luche por esta perspectiva.
Por qué luchamos
1. Educación para la clase trabajadora y el pueblo
Luchamos por la defensa de una educación pública, totalmente laica y gratuita en todos sus niveles, con becas y ayudas para las rentas bajas, suficientemente financiada mediante impuestos a las grandes fortunas y empresas. Por el regreso inmediato de los y las estudiantes expulsados por no poder pagarse los estudios. Por una universidad radicalmente democrática y bajo control de estudiantes, docentes y personal no docente con mayoría estudiantil, sin empresarios ni privilegios para la casta universitaria. Porque queremos poner nuestro conocimiento al servicio de las necesidades de la clase trabajadora y los sectores populares, luchamos por la nacionalización de todo el sistema educativo bajo gestión de docentes, no docentes y estudiantes.
2. Con la clase trabajadora, contra la precariedad y la explotación
Queremos poner fin a la precariedad laboral, el desempleo, los salarios de miseria que sufre la juventud trabajadora. Defendemos la actualización automática de los salarios de acuerdo con el IPC y un sueldo mínimo de 1.500€. Por unas pensiones y servicios públicos gratuitos y de calidad. Jubilación a los 60 años: ¡no queremos morir trabajando! Por el reparto de las horas de trabajo y la reducción de la jornada laboral sin rebaja de salarios, porque estamos cansadas de “vivir para trabajar”, queremos trabajar todas y trabajar menos. Luchamos por la unidad obrero-estudiantil y por luchar junto a las y los trabajadores y sectores populares enfrentando a las burocracias que nos dividen. Por ello somos partes de todas las luchas de las y los trabajadores, como con la lucha del metal de Cádiz, en Inditex o la sanidad. Nuestra perspectiva es la de la hegemonía obrera, porque la clase trabajadora tome en sus manos las reivindicaciones de todos los sectores oprimidos para darles una salida socialista y terminar con el capitalismo patriarcal.
3. Por la independencia política de clase
Para luchar contra la guerra, la crisis capitalista es necesaria la independencia de la clase trabajadora y la juventud combativa frente a todos los partidos capitalistas y frente a todos los gobiernos. Luchamos contra la extrema derecha y contra el gobierno “progresista” defensor de los intereses del capitalismo imperialista español por una alternativa política socialista y revolucionaria de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud.
4. Por vivienda, sanidad y servicios públicos para todes
¡Basta de que haya gente sin casas y casas sin gente! Luchamos por la expropiación sin indemnización de los pisos vacíos en manos de la banca, los fondos buitres y grandes tenedores de viviendas. Por la creación de un parque de vivienda pública controlado por trabajadores y comités de usuarios, la recuperación de todo el dinero que se ha llevado la banca y la prohibición efectiva de los desahucios. Luchamos también por la defensa de la sanidad pública, universal y de calidad. Queremos terminar con el negocio de la salud en manos de los capitalistas: derogación de la Ley 15/97 y de todos los convenios de gestión privada, expropiación sin indemnización de todas las empresas privadas de salud -incluidas las grandes farmacéuticas- y la nacionalización de todo el sistema de salud bajo gestión de sus médicos, profesionales, y trabajadores y trabajadoras de la sanidad junto a comités de usuarios.
5. Los capitalistas nos llevan al desastre: ¡expropiemos a los expropiadores!
Mientras los capitalistas se llenan los bolsillos a base de precarizar y superexplotar a la clase trabajadora, condenan a millones a la miseria y le arrebatan el futuro a la juventud y las próximas generaciones destruyendo el planeta. Sin avanzar contra los intereses y la propiedad de los grandes capitalistas no hay salida a la catástrofe a la que nos están llevando. Por ello defendemos la nacionalización bajo control obrero de sectores estratégicos de la economía como la energía, el transporte, las telecomunicaciones y la alimentación para asegurar una reconversión de la producción compatible con la vida al planeta.
6. Contra la guerra: antiimperialismo e internacionalismo
La guerra en Ucrania ha dado a los distintos gobiernos europeos la excusa perfecta para hacer recaer los costos de la crisis sobre la clase trabajadora en todo el mundo, mientras aumentan enormemente el gasto militar y emprenden una escalada imperialista que nos puede llevar a escenarios catastróficos. Por ello luchamos contra el aumento del gasto militar y la agenda imperialista del Gobierno, por la paralización de los envíos de armas, la retirada de todas las tropas en el extranjero y el cierre de las bases de la OTAN en el Estado español. Frente a la guerra nuestro lema es: ¡Ni Putin ni OTAN! La única salida progresiva a la guerra entre estados capitalistas la puede dar la clase trabajadora luchando de forma independiente. Por ello, nuestra perspectiva es la del internacionalismo proletario.
7. Contra las burocracias, por la autoorganización
Defendemos la lucha por un movimiento estudiantil de base, combativo y democrático, basado en asambleas y coordinadoras, con libertad de tendencias y opiniones que busque la confluencia entre todos los estudiantes de institutos, FP y universidad, y retome la bandera de la unidad obrero-estudiantil. Combatimos por que la clase trabajadora y la juventud se autoorganice para generalizar la lucha, unificando a todos los sectores e impulsando el frente único, pero forjando fracciones revolucionarias en una lucha sin tregua contra las burocracias que dirigen las organizaciones de la clase trabajadora y el movimiento estudiantil, para que estas batallas se eleven al terreno político contra el gobierno y el estado capitalista.
8. Contra el patriarcado, el capital y todas sus opresiones
Luchamos contra el heteropatriarcado y la opresión sexual y de género. Las mujeres, las personas racializadas, LGBT, no podemos esperar nada del Estado capitalista, patriarcal y racista, ni de la policía y de su justicia punitivista. Defendemos la creación de comisiones de mujeres y LGTBI en todos los centros de estudio y de trabajo para acabar con la violencia machista. Por una plena educación sexual. Por ello impulsamos la agrupación feminista socialista Pan y Rosas, que tiene presencia en más de 15 países.
9. Contra el régimen del 78 y su represión
Nuestra defensa de todas las libertades democráticas y contra la represión es parte de la lucha por terminar con el Régimen del 78, la Monarquía y la herencia franquista que sigue en pie en forma del poder judicial, el ejército, la policía y todas las instituciones de esta democracia para ricos. Luchamos contra la represión policial, por la derogación integra de la Ley Mordaza, la libertad y el fin de los procesos judiciales a todas y todos los procesados y presos por luchar, la disolución de todos los tribunales y legislación de excepción como las Leyes Antiterroristas o la Audiencia Nacional; por terminar con el actual régimen penitenciario y las cárceles para pobres; por el juicio y castigo a todos los criminales de la dictadura que siguen vivos. En perspectiva, luchamos por la disolución de todos los cuerpos y fuerzas represivas.
10. Contra el racismo y por el derecho de autodeterminación
Luchamos por construir una juventud antiimperialista, antirracista y que luche contra la opresión ejercida por el Estado español, la Corona y sus multinacionales en los países semicoloniales, contra sus intervenciones militares y el militarismo imperialista. Luchamos por derechos plenos para las y los inmigrantes y por la derogación de las xenófobas leyes de extranjería. Defendemos el derecho a la autodeterminación de todos los pueblos del Estado español, en la perspectiva de construir gobiernos de trabajadores y una federación de repúblicas socialista ibéricas.
11. En defensa del marxismo revolucionario
Luchamos por la defensa del legado teórico del marxismo revolucionario frente a las tergiversaciones reformistas y estalinistas, para que las ideas de Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Luxemburg y Gramsci se hagan carne en los sectores más combativos de la clase trabajadora y la juventud. Queremos conquistar las herramientas teóricas y estratégicas del marxismo en base a las lecciones y experiencias de más de dos siglos de combates de la clase trabajadora para transformar el mundo de forma revolucionaria. Por ello hace varios años impulsamos las Cátedras Libres Karl Marx en varias universidades del Estado, participamos en la revista teórica Contrapunto de Izquierda Diario con el suplemento Armas de la Crítica y organizamos anualmente Escuelas de Verano anticapitalistas y revolucionarias.
12. Anticapitalismo militante y organización revolucionaria
Somos anticapitalistas militantes. Luchamos por acabar con este sistema que no tiene nada que ofrecernos. Queremos un mundo sin opresión ni explotación, poniendo la riqueza al servicio de la mayoría y no de engordar las ganancias de un puñado de capitalistas. Por ello estamos construyendo una juventud socialista revolucionaria. Como parte de esta tarea consideramos que es fundamental construir una gran organización revolucionaria de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud, es decir, un partido de vanguardia para la revolución socialista a escala nacional e internacional.
13. Por la revolución socialista internacional
Queremos retomar las mejores tradiciones históricas de lucha y autoorganización de la clase trabajadora, de la juventud, el movimiento de mujeres y de las y los oprimidos de todo el mundo, para desplegar una estrategia de lucha que ponga en jaque al sistema capitalista. Por ello luchamos por crear organismos de frente único donde unifiquen a las masas revolucionarias para luchar por el poder y conquistar gobiernos de trabajadores. Es decir, por destruir el poder capitalista y su Estado, y construir un poder alternativo de la clase trabajadora, un nuevo tipo de Estado: un Estado obrero transicional, como una trinchera de lucha por la revolución socialista internacional. Nuestra perspectiva es la revolución social y el comunismo.
¡Súmate a construir una gran juventud socialista y revolucionaria!
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