Quienes trabajan en la línea 144 de la provincia de Buenos Aires, se encuentran en estado de alerta y asamblea. Se organizan de manera colectiva, luego de la enorme pérdida salarial que sufrieron los últimos tiempos, a lo que se suma un proceso inflacionario que no para de escalar. Ante los reclamos, el sindicato ATE no dispuso ninguna medida de lucha, a la espera de promesas del Gobierno que nunca llegan.
Por eso, el pasado 8 de Marzo, en el marco de la marcha por el Día Internacional de la Mujer, les trabajadores se movilizaron haciendo conocer su situación, tras haber pasado cuatro meses de ver reducido su salario, en muchos casos cobrando aproximadamente 20000 pesos menos.
Un poco de historia
La línea 144 es el numero asignado en Argentina para la atención, contención y asesoramiento de situaciones de violencia de género. Fue creada a partir de la ley 26485, sancionada en el año 2009.
En la provincia de Buenos Aires, el organismo se re estatizó, y pasó a formar parte del Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad, hace aproximadamente dos años. Esto tras haber pasado un período en el que dependió de otro Ministerio, para luego sufrir un proceso de tercerización, en el cual sus trabajadores eran considerades empleades de comercio, encontrándose en situación de inestabilidad laboral.
Sin embargo, la estatización de la línea, y el pase a planta de sus empleades, lejos de garantizar sus derechos, implicó una reducción considerable de su salario para un amplio sector que cubría guardias nocturnas. Ante ello, surgió la propuesta de cubrir como trabajo de horas extras parte de la compensación de la pérdida salarial sufrida, lo que impacta directamente en los derechos adquiridos.
“Sentíamos que la propuesta de la gestión nos forzó a elegir estabilidad laboral, por encima de condiciones salariales dignas”, señaló una de las trabajadoras de la línea. Actualmente, son aproximadamente entre 80 y 90 trabajadores quienes se encuentran en esta situación, con sueldos por debajo de la línea de pobreza, y reducción importante de los mismos de manera repentina.
Esto sumado a que se trata de un sector de trabajadores que fue considerado esencial durante la pandemia, y sostuvo la atención en situaciones de enorme complejidad, requiriendo incluso en varios casos de licencia posterior por el impacto en su salud mental. Desde octubre del pasado año, les trabajadores comenzaron a organizarse en asambleas, ante las promesas incumplidas.
Si bien el organismo cuenta con delegadas de sector, tras un tiempo de iniciadas las negociaciones, las mismas comenzaron a mostrar una postura de alineamiento con el Gobierno, refiriendo la imposibilidad de legalizar medidas de fuerza, y dilatando la situación de reunión en reunión, aún sin respuestas, con el argumento de “mantener los canales de dialogo”. Actualmente continúan generándose espacios asamblearios, junto con dichas delegadas, y se discute la continuidad del conflicto.
Discurso y realidad
Desde La izquierda Diario se denunció en reiteradas ocasiones, la contradicción que existe entre un Estado que se embandera como defensor de los derechos de las mujeres y las diversidades, con Ministerios de cartón que mucho dicen y nada hacen. En ese sentido, la falta de presupuesto para les trabajadores de la línea 144 de la provincia de Buenos Aires, a cargo del Gobernador Axel Kiciloff, no es ingenua, ni sorprende.
Es el mismo Estado provincial que sostiene en el Ministerio de Seguridad a Sergio Berni, mencionado en las últimas horas por haber quedado en exposición el repudio social a su lugar y a su función, en el marco de los incidentes por el asesinato de un trabajador chofer de línea de colectivos de la zona de La Matanza. El mismo Berni declaro públicamente que le parece absurda la existencia de un Ministerio de Genero, y comandó la represión a niñes y familias de Guernica, en plena pandemia.
Mientras los femicidios y los casos de violencia de género continúan encabezando las estadísticas, las faltas de refugios y políticas acordes, brillan por su ausencia.
El llamado a la línea 144 suele ser el primer contacto que tienen las mujeres y disidencias para denunciar situaciones de violencia que transitan, la mayoría de las veces de extrema emergencia y vulnerabilidad. Nada puede hacer la buena voluntad de profesionales especializades y el resto de trabajadores del organismo, si reciben sueldos de miseria, que les expulsa de su lugar de trabajo, o les obliga a trabajar largas horas para poder cubrir sus necesidades básicas.
En síntesis, violencia desde el Estado, para quienes deben trabajar y acompañar situaciones de violencia, esa es la realidad de la línea 144. Les trabajadores del sector continúan en estado de alerta, y asamblea, organizándose por sus derechos, y también por los derechos de todas las mujeres y disidencias. |