La reunión entre Sergio Berni y Anibal Fernández se produjo luego del brutal asesinato del chofer de la línea 620, Daniel Barrientos, y los reclamos por parte de algunos intendentes del conurbano bonaerense, incluyendo al intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, para contar con mayor presencia de fuerzas de seguridad en sus distritos a través del Comando Unificado Conurbano (CUC), que ya había sido planificado a fines del mes pasado.
Al salir del encuentro, Berni destacó la necesidad de un refuerzo de fuerzas federales en su provincia, debido a su extensión territorial y la complejidad de la situación de seguridad. Sin embargo, Aníbal Fernández aclaró que la coordinación de las fuerzas federales en la provincia corresponde a su responsabilidad y que no había autorizado previamente a Berni a hablar con las fuerzas federales.
La reunión entre los ministros de seguridad también se da en medio de la disputa entre nación y provincia por la responsabilidad en materia de seguridad en la provincia de Buenos Aires. Fernández defendió a Berni luego de que este fuera agredido por colectiveros furiosos y rechazó cargarle la responsabilidad del crimen del colectivero Barrientos. Sin embargo, también hizo hincapié en la necesidad de no aceptar la violencia como respuesta y en la complejidad de la situación de seguridad en la provincia. En cambio, Berni se manifestó en declaraciones mediáticas, más conciliador con los choferes que lo agredieron luego del crimen de su compañero de trabajo.
Pero estas declaraciones demagógicas del ministro de Axel Kicillof no duraron más que el tiempo que lo declaró. El pasado miércoles, durante la noche fueron detenidos, en un operativo conjunto de las policías de la Ciudad y la Bonaerense, los choferes Jorge Oscar Galiano y Jorge Ezequiel por orden de la justicia de la Ciudad de Buenos Aires. Además de las detenciones, fueron allanadas oficinas de la empresa, donde fueron secuestrados legajos de los trabajadores, quienes se encontraban en ese momento concentrados y movilizados para decidir los pasos a seguir.
Dos días más tarde, el viernes del fin de semana largo, la Unidad Táctica de Operaciones (UTOI) perteneciente a la Policía Bonaerense, comandada por el ministro Berni y el gobernador Kicillof, comenzó a realizar operativos de cacheos en los pasajeros de los colectivos. Los hacen descender y los cachean. Una práctica que salvando las distancias recuerda a las razzias de los años de la última dictadura cívico militar. El único objetivo de esto es de mayor control social y show mediático para mostrar “soluciones”.
La presencia del aparato represivo en las calles, no hace descender el pequeño delito. Por el contrario, suelen aumentar los casos de gatillo fácil y de abuso de autoridad, y se fortalecen los vínculos entre las fuerzas policiales y el gran delito, con las zonas liberadas y el aprovisionamiento de armas y logística.
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