La huelga de los pilotos de Air France es histórica por varios motivos. Comenzada el 15 de septiembre, esta huelga ha batido el record precedente de duración de 1988. Con su determinación y peso estratégico en el sector aeronáutico, los huelguistas conquistaron este miércoles la que era su principal reivindicación, la retirada del proyecto de desarrollo de Transavia Europa, su filial de bajo costo.
Esto iba a permitir la apertura de varias bases para la compañía fuera de Francia y de Holanda, con regímenes laborales de derecho de cada país y menos favorables que los existentes.
La derrota del plan de deslocalización ha sembrado señalas de alarma en Francia y en Europa, en momentos es que ésta dice que está dispuesta a reformar y atacar las conquistas sociales logradas durante décadas.
Este retroceso, ampliamente difundido por la prensa y el secretario de estado de Transportes, sin embargo no fue suficiente hasta el momento para convencer al SNPL (el sindicato mayoritario en los pilotos) para detener la huelga.
Los representantes de los pilotos centran ahora sus esfuerzos en cómo desarrollar Transavia France. La clave es si conseguirá un contrato para la filial de bajo costo con las mismas condiciones que en Air France.
El SNPL indicó la mañana del jueves que había hecho una primera propuesta, que fue rechazada por la dirección. Una segunda contrapropuesta era objeto de examen el jueves en la sede de Air France.
Aunque según informan los diarios y agencias, la resolución del conflicto parecía una cuestión de horas, no se espera que la situación en los aeropuertos mejore significativamente. Este jueves un 53% de los vuelos fueron cancelados (en promedio) y hasta un 85% en ciudades como Marsella, la segunda de Francia.
Desde que comenzó la huelga, la aerolínea se ha visto obligada a cancelar más del 50% de sus vuelos diarios.
El estratégico sector de transportes parece ser el sector de la clase obrera francesa que primero está levantando cabeza desde que asumió el gobierno de Hollande, quien cuenta a su favor con el beneplácito de las direcciones sindicales que hacen de todo para evitar el conflicto (ya que se trata de un gobierno de “izquierda”).
La huelga de la SNCF (ferroviarios) de junio pasado, aunque terminó con una derrota parcial sobre un plan de reforma que aún debe aplicarse concretamente en los próximos años, mostró una nueva combatividad en este sector clave del proletariado francés.
Ahora, como vemos, son los pilotos los que levantaron vuelo. |