El domingo por la mañana el Grupo Clarín, una de las empresas más poderosas del país, lanzó una serie de despidos que alcanzan a cerca de 50 trabajadores y trabajadores.
Ante ese ataque, desde el gremio de prensa (SiPreBA), junto a la comisión interna de Clarín, convocaron una asamblea en las puertas de la redacción de calle Tacuarí. Las mismas habían sido valladas.
Más tarde, el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria, lo que obliga a retrotraer los despidos y permitir el ingreso de las y los trabajadoras mientras dura la negociación.
Sin embargo, Clarín no dejó entrar a sus trabajadores y trabajadoras a realizar sus tareas en el edificio. Tampoco les permitió conectarse al trabajo remoto a quienes debían cumplir funciones así. Así lo denunciaron los delegados y el sindicato.
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