Esta semana comenzó con un salto reaccionario de las autoridades de la Facultad de Filosofía y Letras, con la directora, su administración y los coordinadores de carreras atacando la propuesta organizativa de la Semana Autogestiva votada en tres asambleas estudiantiles.
1: Fortalezcamos las comisiones y la Semana Autogestiva. Lo que demuestra la actitud es que las autoridades quieren evitar a toda costa que mediante la práctica demostremos que la facultad puede funcionar sin ellos y ellas. Las autoridades hablan de que la Semana Autogestiva “ataca la libertad de cátedra”, pero en realidad lo que quieren es restringir la cátedra a los conocimientos curriculares e impedir que el conocimiento que emana de las aulas puede estar al servicio de fortalecer la organización y la movilización de la comunidad para defender el derecho a la educación, luchar contra la violencia machista y transodiante y defender los derechos laborales de docentes y trabajadores.
Una y otra vez nos han repetido que la democracia se trata de votar cada cierto tiempo (cosa que en la universidad se restringe a votar por consejos que simulan representar a la comunidad) y depositar en unos cuantos funcionarios al servicio de los partidos del régimen y los empresarios, la administración del país o en este caso, de la universidad. Hoy está planteada la posibilidad de demostrarle al conjunto de nuestros compañeros y compañeras que esto no es así y que podemos tomar en nuestras manos el rumbo de nuestra facultad con la organización tripartita.
Para conseguir esto es fundamental nutrir las comisiones desde las asambleas por colegio para poder darle vida a la organización de esta iniciativa y llegar a cada salón, estudiante, docente y trabajador y hacerles saber que esta Semana es tan suya como nuestra, que queremos abrir las aulas para discutir sobre la realidad nacional e internacional y sobre cómo transformarla, teniendo por ejemplo charlas abiertas sobre la lucha de las y los docentes contra la precarización y por un sindicato que realmente defienda sus derechos.
2: Por una facultad gobernada por su comunidad. En las últimas asambleas realizadas en la facultad, cientos de estudiantes hemos respaldado la exigencia de destitución de Mary Frances, la directora de la facultad. Del mismo modo hemos comenzado a problematizar que no basta con que el rector nombre una nueva directora o director, pues el problema de fondo es que a ninguno de ellos los elegimos la comunidad y de ninguna manera comparten nuestros intereses.
En las asambleas se ha apuntado a plantear la necesidad del voto de estudiantes, docentes y trabajadores para elegir directivos, esto sería un gran paso en el camino de la democratización de la universidad. Sin embargo, no puede ser el punto de llegada, pues no nos basta con elegir a un nuevo directivo con un sueldo de arriba de 100 mil pesos que tiene derecho a veto en los consejos y que no vive la realidad a la que nos enfrentamos día a día quienes conformamos la comunidad universitaria por lo que tampoco comparte nuestros intereses y preocupaciones.
Por eso comienza a hablarse de la necesidad de luchar por conseguir un autogobierno en la facultad, donde estudiantes, docentes y trabajadores, quienes día a día hacemos funcionar la universidad, seamos quienes tomemos todas las decisiones, como lo es la distribución y destino del presupuesto, los contenidos curriculares y el funcionamiento de toda la vida universitaria en nuestra facultad.
3: Articulemos la lucha por la democratización en toda la universidad. Los problemas que vivimos en la facultad no son aislados de lo que sucede en la universidad e inclusive a nivel nacional. El rol de Mary Frances como directora es garantizar el status quo e impedir que el estudiantado, uniéndonos con los docentes y los trabajadores, podamos convertirnos ser una punta de lanza que rumbo al 2024 y el cambio de rectoría de noviembre de este año, cuestione profundamente la vida interna de la universidad y el país. Además la dirección de la FFyL es solo una parte de la estructura antidemocrática de toda la universidad, por eso es necesario extender la lucha contra esta para poder garantizarla.
En estos momentos hay procesos de organización en decenas de facultades escuelas y universidades de la Zona Metropolitana, detonados a partir de la noticia del recorte presupuestal a nivel federal de las Becas Elisa Acuña, pero que de fondo expresan un profundo descontento con las condiciones de precarización y violencia que vivimos en los distintos centros de estudio.
Es necesario que pensemos en cómo articulamos un plan de lucha a nivel de la Facultad de Filosofía y Letras con uno que articule al conjunto de les estudiantes, docentes y trabajadores que hoy se encuentran luchando ya sea por el recorte de becas, por situaciones de represión, inseguridad o violencia, por falta de pagos, como es el caso de los trabajadores de la Dirección General de Personal de la UNAM o por un sindicato que no legitime la precarización como es el caso de los docentes frente al AAPAUNAM, un sindicato que está al servicio de la rectoría.
El cuestionamiento a la antidemocracia en la universidad y la perspectiva de que esta puede ser gobernada sin necesidad de funcionarios que deciden todo a espaldas de la comunidad mientras se llevan sueldos estrafalarios mes con mes; puede ser aún más potente si como facultad lo llevamos a la Asamblea Interuniversitaria para convencer de la necesidad de luchar no solo por la elección directa de directores y del rector, sino también para que seamos la comunidad quienes tomemos en nuestras manos el destino de la universidad, poniendo esta al servicio de quien la mantiene: el pueblo pobre y trabajador.
4. Por la independencia política del movimiento estudiantil. Como también ha sido señalado en las asambleas, no podemos perder de vista que al encontrarnos en plena carrera electoral, la disputa por quién tiene la responsabilidad de la crisis en las universidades, comienza a ser parte de la disputa entre los partidos del régimen.
La realidad es que ni la Rectoría, ni el gobierno, ni Morena, ni la oposición de derecha están dispuestos a garantizar el derecho a la educación y el acceso irrestricto a las universidades. Las autoridades universitarias siguen teniendo todos sus lujos y sueldos que en algunos casos superan los 180 mil pesos mensuales y como si no fuera suficiente ocupan la opacidad del presupuesto para desviarlo.
Mientras tanto el gobierno de la 4T que prometió la universalización de la educación superior, mantiene sus universidades (las Universidades del Bienestar Benito Juárez y los Institutos Rosario Castellanos) en la total precariedad, sin darle reconocimiento laboral a sus docentes y muchas veces sin garantizar la posibilidad de titulación de sus estudiantes, además de que sigue incrementando el presupuesto a la Guardia Nacional mientras reduce el de las becas.
Por esto es esencial mantener la total desconfianza en que cualquier solución vendrá de cualquiera de estos sectores, ni de la rectoría priista ni del gobierno de la 4T. Pues aunque sectores del Morena puedan defender aspectos como el voto directo del rector, de ninguna manera plantean lo que es fundamental: poner la universidad, sus recursos, investigaciones y todo su conocimiento al servicio del pueblo pobre y trabajador. |