En Junín, al noroeste de la provincia, los casos de despidos y precarización se amontonan y se ocultan. La voz de trabajadoras y trabajadores echa luz y su bronca destapa la olla donde se cocinan negocios que llenan los bolsillos de los mismos de siempre. Hablamos con una trabajadora del Centro Comercial La Perla, que da cuenta de esta situación de desigualdad creciente.
En la provincia de Buenos Aires sobran muestras de la realidad que sufren miles de jóvenes en su trabajo. Las enormes ganancias de los empresarios son el fruto de jornadas que transcurren entre maltratos, no pago de horas extras, sueldos que no alcanzan y despidos a quien se queja. Una situación que cuenta con la complicidad política de los Municipios y la inacción de los grandes sindicatos.
En Junín, en diciembre de 2022, el intendente Pablo Petrecca de Cambiemos, acompañó y felicitó a los empresarios responsables de “La Perla” por arriesgarse a invertir en la localidad en momentos difíciles, destacando además que es sano entender que “las crisis también son oportunidades”. Desde el Grupo Alra Sur S.A., responsables de “La Perla”, devolvieron el saludo y destacaron a la ciudad por su “gran potencial” y un lugar privilegiado para “hacer lo que sabemos hacer”.
Hace pocos días y una vez más, quedó claro que es lo que ´saben hacer ́ y de qué hablan cuando nombran el ´potencial´ de una ciudad: precarizar a sus trabajadores y trabajadoras y juntar dinero en pala para llenar sus bolsillo con el empuje del poder político de turno.
Flor tiene dos hijos de 3 años. Trabajó durante tres meses en el shopping y la despidieron, algo muy habitual para estos empresarios, ya sea en Junín o Bolívar. Ella nos cuenta su paso por “La Perla”: “Arranqué a trabajar en enero como vendedora. Me dijeron que les gustaba como trabajaba y me cambiaron al local de Oxford, el local que está abajo porque venía mal de ventas. Las ventas empezaron a andar mejor y me pasaron otra vez a “La Perla” prometiendo que sería la encargada. Me ponen de encargada por una semana y volví a ser vendedora. Las comisiones por venta nunca llegaron y los maltratos son constantes. Son gente que tiene mucha plata, sin embargo no nos pagan feriados ni horas extras”.
De este lado de las ganancias está la vida de las empleadas de “La Perla” y sus primeras marcas. “Te voy a mostrar las fotos, no puedo ni caminar de los dolores. A mi y a mis compañeras nos estaban haciendo trabajar 12 hs paradas con zapatos y nunca nos pagaron las horas extras. Estoy cansada, cansada de que por que se piensen que tienen un poquito de poder te pueden explotar sabiendo las necesidades que tenemos.”
Los días pasaron y todo se profundizó: el maltrato, las exigencias laborales y el aumento en sus ganancias, que los dueños de “La Perla” generan gracias a la impunidad con la que cuentan para llevar adelante sus planes.
“Estos días se hizo una especie de ferias con ofertas y donde mantienen el negocio abierto por varias horas. Nos hicieron laburar 12 o 13 horas de corrido, y algunas chicas se quedaron más por el cierre de caja, durante viernes y sábado. El tema es que nos obligan a trabajar de más y no nos pagan las horas extras. Después de esas jornadas de trabajo super agotadoras, el domingo a la noche me llama quién está en la oficina de RRHH en Bolívar, ellos son de allá, para decirme que el lunes tengo que ir a trabajar 12 horas nuevamente.” continúa contando Flor con indignación.
Nos hicieron laburar 12 o 13 horas de corrido, y algunas chicas se quedaron más por el cierre de caja, durante viernes y sábado.
Nadie da la cara ante sus empleadas. Las noticias llegan desde Bolívar viajando por teléfono. Disponibilidad al cien por ciento o a la calle. Te pago si quiero y cuanto quiero. “La Perla” y una lógica laboral del siglo XVIII.
"Yo soy mamá, tengo mellizos de 3 años y medio y no me pueden avisar a las 23 hs. del domingo que el lunes tengo que ir 12 horas, hay que tener la consideración de avisar dos días antes para que yo me pueda organizar con mis nenes. Sin embargo fui, pero no iba a cumplir las 12 horas. Ya me debían viernes y sábado y ahora pretenden que vuelva a pasar por lo mismo el lunes. No se les ocurre pensar que tengo que contratar una niñera para que cuide a mis hijos 12 horas? No voy a hacer lo que hacen ellos y pagarle dos mangos a quien cuide a mis nenes, no soy como ellos. Así que plantee la situación, trabaje las 8 horas y durante la tarde me avisan que estoy despedida por no cumplir las 12 horas que el jefe me dijo que tenía que hacer. No solo me despidieron a mi, sino que también a dos compañeras más. Seguí yendo a trabajar porque no quería que me acusaran de abandonar mi trabajo, ya que no me habían comunicado nada oficialmente, hasta que me llegó el telegrama. Fui a hablar con el sindicato y estoy a la espera de cómo se resuelva esta situación, ya que presentaré la denuncia en el Ministerio de Trabajo."
Flor nunca se cayó y eso siempre molesta: "Yo estoy decidida a hablar. Ellos tienen tres locales y hacen trabajar a todas las chicas hasta con los locales cerrados, limpiando, acomodando y nunca pagan las horas extras. Pero además de lo que me paso a mi y de lo que le sigue pasando a mis compañeras pienso en quienes siguen atrás mío. Porque la precarización laboral es un problema en todo el país, la explotación laboral se tiene que terminar, no nos pueden tratar como en el siglo pasado. Se creen que por que tienen plata nos pueden maltratar y pasar por arriba y más a las mujeres. Bueno, no. Están equivocados."
El panorama para miles de trabajadores sigue empeorando al calor de la crisis de un país que decidió mediante los sucesivos gobiernos atar nuestros destinos a las decisiones del Fondo Monetario Internacional. El gobierno en vez de implementar un plan para combatir la precarización laboral acompaña y legitima estas prácticas laborales. Puertas adentro de sus discursos y sus negocios, quienes lo sufren son las y los trabajadores.
Solo el Frente de Izquierda Unidad levanta un programa de desconocimiento de la ilegítima deuda externa que condena a la juventud a la pobreza y propone dividir las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, 6 horas y 5 días a la semana con sueldos que cubran la canasta básica, para trabajar menos y trabajar todos, para trabajar para vivir y no vivir trabajando.
Nada se puede esperar de quienes nunca dieron nada. La salida es por izquierda y desde abajo.