Este lunes fue publicado el informe del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (Sipri), con datos reveladores sobre la dimensión de las políticas de rearme imperialista en Europa. El año pasado los Estados europeos, sin contar Ucrania y Rusia, aumentaron sus presupuestos militares en un 3,6% de media y situándose en los niveles más altos desde los años ochenta. Tomando los datos de la última década, la inversión militar conjunta alcanza un incremento del 30%.
Como escribíamos en otro artículo de Izquierda Diario, el Gobierno español está al frente de estas políticas de rearme imperialista, situándose el Estado español en el Top 20 de países con mayor gasto militar, alcanzando la decimosexta posición. Recordemos que el año 2022 los presupuestos del Gobierno de PSOE y Unidas Podemos aplicaron un incremento del 26% del gasto militar como parte de los acuerdos con la OTAN y el objetivo de que este gasto alcance el 2% del PIB. Un incremento que superó la inversión en Educación y Sanidad y mientras se produce un empobrecimiento general de la población.
En este repunte del militarismo europeo destacaron el pasado año los gobiernos de Finlandia, con un incremento del gasto militar del 36%, Países Bajos con un 13% o Bélgica con el 12%. Y con la perspectiva del último decenio, los aumentos más importantes han sido los de Lituania con 353% acumulado, Letonia 186%, Hungría 148%, Rumania 124% o Eslovaquia 109%. En todos los Estados europeos el gasto militar actual supera las cifras de 2013.
Una política de rearme imperialista que responde a una época de crisis del capitalismo donde las injerencias y conflictos por el control de recursos y territorios por parte del imperialismo vienen en una escalada cada vez más grave. Los conflictos en Oriente Próximo, en concreto el conflicto en Siria, o la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014, fueron una muestra de esta época abierta de crisis y guerras y donde el imperialismo europeo dio un giro militarista.
Sin embargo, el conflicto en Ucrania tras la invasión reaccionaria de Putin y el avance de la OTAN en Europa del Este, han supuesto un cambio mayor de tendencia en este proceso, como recogen los investigadores del Sipri. En su informe, señalan a su vez, que los niveles actuales de gasto militar, si bien se sitúan ya en tiempos de la Guerra Fría, no suponen un techo, sino un capítulo más de una tendencia que va a seguir creciendo en los próximos años.
De entrada, porque todavía son sólo ocho los países de la OTAN que han cumplido el compromiso del 2% del PIB destinado a gasto militar. Siendo Polonia el alumno aventajado, que alcanzó recientemente esa cifra y se propone incrementarla al 4% para diciembre. Esto situaría al Estado polaco como el miembro de la OTAN con mayor porcentaje de su PIB invertido en defensa, por delante de Grecia y los propios Estados Unidos.
Unos datos que aumentan si se integran en las estadísticas a Ucrania y Rusia, hasta el 13% de gasto interanual el pasado año. El Estado ucraniano incrementó en 2022 un 640% su gasto militar con respecto al 2021, gracias a las decenas de miles de millones de euros entregados por el imperialismo europeo y Estados Unidos en concepto de ayuda militar. Mientras que los datos oficiales rusos muestran un incremento de 9,1% por parte del Kremlin el pasado año, un 4,1% de su PIB.
Si bien, el rearme militar es una política global del capitalismo en crisis, alcanzando un gasto de 2,24 billones de dólares (2,02 billones de euros) en 2022, una cifra récord que supone un incremento interanual del 3,7%. Son pocas las excepciones, localizadas en África y América del Sur, donde los Estados y sus gobiernos no han incrementado el gasto militar.
¿Cómo hacer frente al rearme imperialista?
Las políticas de rearme militar son parte de una agenda conjunta de la Europa imperialista y la OTAN, aplicada no sólo por gobiernos reaccionarios o de derecha, sino también por gobiernos supuestamente “alternativos” o “progresistas”. La llegada de Joe Biden a la presidencia estadounidense, lejos de suponer una alternativa real al trumpismo, supuso un giro más en la injerencia imperialista de los Estados Unidos en todo el mundo. Del mismo modo, en Europa, son también gobiernos como el de Pedro Sánchez en el Estado español o de Olaf Scholz en el alemán, los que se destacan por cumplir los mandatos militaristas de la OTAN.
Frente a esta situación, la alternativa no pasa por un “imperialismo con rostro humano”, con mayor “soberanía” imperialista de Europa o con la ilusión de una salida “china” y la conformación de un sistema mundo capitalista multipolar, como recientemente polemizaba Santiago Lupe, director de Izquierda Diario, con el periodista Rafael Poch de Feliu.
Como sostiene Lupe: “Las y los revolucionarios tenemos el reto y la necesidad urgente de levantar una verdadera salida independiente de las potencias y bloques en constitución, y de todos los gobiernos capitalistas. Una salida que solo puede venir de la lucha unida de la clase trabajadora y los pueblos a nivel internacional, con una política que ponga en el centro el desarrollo de la movilización y autoorganización en una lucha frontal con los Estados responsables del conflicto y el resto que se irán alineando, con mayor o menor regateo, detrás de los bloques en conformación”.
La alternativa sólo puede ser anticapitalista y socialista, y exige la pelea por “una izquierda revolucionaria que retome la perspectiva de imponer gobiernos de trabajadores que pongan fin a un orden social que solo nos conduce a la barbarie”. |