En medio de la crisis por la falta de reservas y la corrida cambiaria, Sergio Massa realizó un anuncio que implica la ampliación del swap (canje de monedas) con China. Para evitar seguir usando dólares en las compras realizadas a dicho país, oficializaron la posibilidad de pagar importaciones con yuanes que ya se encontraban en el Banco Central, pero que se mantenían sólo como respaldo. La medida amplia levemente las reservas disponibles para intercambiar en el mercado de divisas, pero está lejos de resolver el grave problema de escasez.
En una conferencia de prensa junto al embajador de China, Zou Xiaoli, el ministro de economía afirmó que la medida permitirá "programar un volumen de importaciones en yuanes por más de US$ 1.000 millones a partir del mes que viene que reemplazan el uso de dólares en la Argentina". Si tenemos en cuenta que por la sequía se estima que las exportaciones caerán en más de US$ 20.000 millones, queda a la vista lo limitado del nuevo acuerdo.
Para China es un avance en su plan de aumentar la proporción del yuan en sus pagos y cobros transfronterizos, que en marzo subió a un máximo histórico del 48 %, contra el dólar que por debajo por primera vez con el 47 %. Sin embargo, la cuota del yuan en los pagos mundiales sigue siendo muy baja, en marzo sólo alcanzó 2,3 %.
Aprovechando la oportunidad, Massa declaró que: "En estos días tuvimos que tomar la decisión de intervenir ante aquellos que, pensando que no teníamos capacidad económica como Estado, sobreespecularon", apuntó Massa. Haciendo referencia a la escalada del dólar blue de este martes que alcanzó los $ 495 y luego de la intervención del Gobierno en los mercados paralelos, cerró este miércoles a $ 474. Pero en el Frente de Todos saben que su “capacidad económica” es muy débil y por eso están negociando con el FMI un adelantamiento de los desembolsos previstos para este año.
Si bien por el momento sube el dólar paralelo (blue y financieros) y estos costos empiezan a trasladarse por los empresarios a las cadenas de precios, de no frenar la corrida cambiaria, ocurriría una devaluación del tipo de cambio oficial que sería un golpe aún más feroz para la clase trabajadora. Esta implicaría un mayor combustible a la inflación, y destrozaría los salarios.
Profundizar la dependencia con China o Estados Unidos, solamente pueden agravar la situación. Se necesitan medidas de otra clase para parar la inflación, recomponer las reservas del país y reorganizar la economía sobre otras bases, poniendo por delante las necesidades de las mayorías sociales y del desarrollo del país y no la sed de ganancias de los poderosos de siempre.
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