Con el discurso de Cristina Kirchner esta tarde en el Teatro Argentino de La Plata se lanzó la campaña del mal menor 2023. Con motivo de la presentación de la Escuela Justicialista Néstor Kirchner, el acto con la vicepresidenta había generado expectativas en sectores del kirchnerismo que esperaban posibles anuncios o señales electorales en medio de la crisis interna del oficialismo, más aún en el contexto de la corrida cambiaria que impulsó la suba del dólar paralelo. Aunque no hubo mención a las candidaturas, sí hubo momentos de reivindicar lo actuado por “Sergio” (Massa) y ubicar al peronismo del ajuste como un mal menor.
Las palabras de la vicepresidenta buscaron armar una polarización con la derecha, buscando refrescar la asociación entre Milei, Patricia Bullrich, Rodríguez Larreta y el macrismo, con la crisis del gobierno de la Alianza en el 2001 y el estallido de la convertibilidad. “La dolarización es peor que la convertibilidad” afirmó, luego de repasar el final de la experiencia con la convertibilidad en los 90, para subir al ring de la confrontación central a Javier Milei de forma reiterada. Sin embargo, no casualmente omitió que tanto ella como Néstor Kirchner apoyaron activamente el menemismo.
Un discurso sobre ideas para el futuro, y confrontación con la derecha que solo confirman la impotencia y falta de argumentos de un gobierno debilitado, pero que la misma Cristina creó, por el cual es responsable y sigue integrando no solo ella sino con diputados, senadores, ministros y funcionarios. Como en discursos anteriores, sigue haciendo de cuenta que no gobernara, pero ahora se hace más grave por estar en el medio de un desastre económico, con largos discursos que no dan respuestas a la preocupación enorme que tienen millones de trabajadores y trabajadoras. El objetivo de polarizar con la derecha y de intentar despegarse del gobierno, dejan más a la vista la debilidad del Frente de Todos para esconder el gran fracaso del gobierno.
De esta forma, llevó la exposición sobre la raíz de los problemas en la economía nacional para esbozar indicios de un programa contrapuesto al de dolarización o liberalización “en shock”. Un programa basado en la renegociación del acuerdo con el FMI, por el cual se dispara la inflación -por la escasez de reservas en dólares-, el desarrollo del extractivismo y el aumento de la productividad con mayor distribución de las ganancias de empresarios. “Tenemos que hacer un programa de gobierno, no hay que pelearse”, expresando la búsqueda de un consenso no solo dentro de la coalición oficialista para una fórmula electoral, en un discurso que dejó bien parado a Massa con su intervención para bajar el dólar esta semana, sino del apoyo que pueda eventualmente ganar entre las clases dominantes y capitalistas para el peronismo.
En el acto estuvieron presentes dirigentes de gran parte de los sectores que componen el Gobierno del Frente de Todos. Desde el massismo hasta Kicillof o Eduardo “Wado” de Pedro. Llamó la atención ver a Leandro Santoro o Victoria Tolosa Paz, vinculados más directamente con el sector referenciado en Alberto Fernandez.
Seguir bajo el mando del FMI
Cristina Fernández denunció el endeudamiento durante el Gobierno anterior y afirmó que “no se puede obviar "el lastre" que significó la vuelta del país al Fondo Monetario Internacional”. Sin embargo, su gobierno convalidó el fraudulento préstamo con el FMI.
La vicepresidenta afirmó que "nadie dice que no haya que pagar, queremos que se revisen las condicionalidades". Es decir, la vicepresidenta pretende continuar bajo el mando del Fondo. El FMI con sus revisiones que realiza sobre la economía argentina tiene el poder de controlar al país, dice qué está bien y qué está mal. Así, decide si manda fondos frescos para cancelar los pagos.
También indicó que “en el futuro va a haber que discutir que las sumas que se paguen al FMI estén atadas, como un porcentaje, al superávit comercial", esto significa pagarán con los dólares obtenidos de las exportaciones. No es casual su declaración el gobierno nacional como los provinciales (oficialismo y oposición) están decididos a profundizar aún más el modelo extractivista sobre los bienes comunes naturales, con el objetivo de pagar la deuda. En tanto, la vicepresidenta aclaró que "no nos va a salvar Vaca Muerta, no nos va a salvar el litio, nos va a salvar el trabajo, la tecnología, la innovación, generar distribución del ingreso que produce una sociedad más equitativa". Es una ilusión lo que dice la vicepresidenta que es posible una sociedad más equitativa bajo el capitalismo. El Estado argentino no controla los resortes estratégicos de la economía, no se trata de desidia, sino que es un proceso derivado del carácter de clase del Estado. El aparato estatal capitalista funciona estructuralmente como garante de la rentabilidad empresarial.
Por su parte, Cristina Fernández advirtió que el acuerdo con el FMI es inflacionario “porque es una política enlatada que se aplica igual a todos los países". Sin embargo, la vicepresidenta es parte del gobierno que aplicó la suba de tarifas de los servicios públicos y del dólar oficial, como recomienda el Fondo, medidas que impactaron en la inflación. Además, la suba de precios es el mecanismo para ajustar el presupuesto, partidas como salud, educación, jubilaciones; y los ingresos de las mayorías trabajadoras como exige el organismo internacional y el gobierno del Frente de Todos acató.
Massa pretende renegociar las metas del acuerdo de este año, pero en caso que el Fondo acepte modificaciones, solo se postergarán las exigencias. En el último staff report el Fondo recomienda su clásico manual de ajuste donde apunta contra la moratoria previsional, contra los planes sociales y por más aumentos de las tarifas de los servicios públicos. Estas medidas empeorarán las condiciones de vida de la clase trabajadora. La historia ya demostró que el FMI hundió al país desde la dictadura a esta parte. No se trata de cambiar condiciones, se trata de rechazar el acuerdo con el FMI.
La sangría de dólares
La vicepresidenta señaló que “tuvimos un superávit de U$S 45 mil millones en diciembre de 2019, que se fue en pago de deuda de empresas privadas. No debió haber salido ese dinero”.
Cristina Fernández advirtió que "el problema de querer gobernar y conformar a todos" es que "terminás enojando a todos", al cuestionar que se hayan perdido reservas del Banco Central por pagar la deuda privada de las empresas.
La vicepresidenta apuntó contra la deuda de las empresas, pero omite otras causas de la salida de dólares como los pagos de deuda del sector público, la remisión de utilidades y dividendos por las empresas extranjeras, la "fuga de capitales" identificada como Formación de activos externos, y la intervención en los dólares financieros (MEP y CCL) con bonos, que es otra forma de fuga.
Durante los gobiernos kirchneristas también hubo fuga de capitales, alrededor de U$S 102.000 millones que se financiaron con superávit comercial. Esto deja al desnudo que los dueños del país tienen una práctica habitual para fugar capitales al exterior, la misma clase social que es responsable de la decadencia argentina.
La falta de dólares es un problema recurrente en Argentina producto de una estructura económica atrasada, la extranjerización del aparato productivo. La escasez de divisas se profundiza por la fuga de capitales, los pagos de la deuda y los envíos de ganancias a sus casas centrales que realizan las firmas extranjeras.
Para terminar con el vaciamiento del país se necesitan medidas de otra clase como la nacionalización del comercio exterior y del sistema bancario bajo control de los trabajadores y el desconocimiento soberano de la deuda.
Acuerdo de salarios y precios
En otro fragmento de su intervención, al referirse al empobrecimiento de los trabajadores registrados y la creación de empleo precarizado actual y como si no fuera parte del gobierno, Cristina Kirchner recordó su alerta en el 2020 de que si no se alineaban ganancias, precios y salarios, el crecimiento económico se lo iban a “llevar cuatro vivos” y “es lo que está pasando ahora”. En consonancia con la reciente convocatoria que realizó Sergio Massa junto a la CGT para un acuerdo de precios y salarios en el que se prepara un nuevo ataque contra la clase obrera, y dando otra señal de apoyo al ministro de Economía.
Por otra parte, expresó que “Me quejo de los que tienen plata y no pagan impuestos”, aunque se cuidó de aclarar qué “no es una crítica a los empresarios”, sino que hay que “ver cuánto pone cada uno” criticando las exenciones impositivas por las cuales empeora el déficit fiscal.
La vicepresidenta da cuenta así de una política económica que favorece a los grandes empresarios, mientras los que menos tienen se ven totalmente desfavorecidos. Pero esta política fue votada por el conjunto del peronismo en el presupuesto 2023, en las especificaciones sobre gasto tributario, incluidos los sectores que le responden directamente, a fines del año pasado. El mismo apartado especifica que los “beneficiarios de estos incentivos promocionales son grupos empresarios y grandes firmas”. Entre ellas, empresas como Mercado Libre o Ledesma, por mencionar algunas.
Para finalizar, Cristina resaltó que “El capitalismo es el sistema más eficiente, no es ideología. La gran discusión no es capitalismo si o no, sino quien conduce los sistemas de producción, los mercados o el estado” dando cuenta de que la extrema desigualdad social, guerras, pandemia y crisis climáticas llevan a millones a ver cada vez más críticamente a este sistema irracional. Nuevamente la insistencia por la vieja receta del capitalismo con distribución, que ya mostró su fracaso con un Estado cada vez más debilitado luego de décadas de políticas neoliberales.
Myriam Bregman, diputada nacional del Frente de Izquierda, respondió en sus redes sociales: “Lo ineficiente, justamente, es el capitalismo que defiende CFK, donde un grupo de parásitos se apropia de la riqueza que producen millones”. Nicolás del Caño también reflexionó al respecto: “Humanizar al capitalismo es imposible. Un sistema social organizado en base al hambre y la miseria de millones, mientras unos pocos amasan fortunas, tiene que ir a parar al basurero de la historia, para "pasar del reino de la necesidad al reino de la libertad" como decía Marx.”Por ese motivo, los referentes del Frente de Izquierda frente a la crisis llaman a “reorganizar el país desde abajo” y con un plan de lucha de la clase trabajadora, poder imponer una salida a favor de las mayorías.
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