Los últimos casos de gatillo fácil que ocurrieron en la ciudad de La Plata, el de Juan Martin Yalet asesinado por la Policía Bonaerense dentro de un patrullero y el de Rafael Cobo, herido grave por un policía local metido adentro de un centro cultural, nos hicieron encontrar nuevamente en las calles entre familiares de víctimas de gatillo fácil, organismos de Derechos Humanos, organizaciones políticas y sociales y unos 2 mil jóvenes, luchando para exigir justicia y denunciar la responsabilidad del Estado y el Gobierno ante estos hechos.
La Plata tiene la marca nefasta de ser la ciudad en la que desaparecieron a la primer persona en democracia, su nombre era Andrés Núñez y se lo llevó la Brigada de Investigaciones en 1990; también el emblemático caso del estudiante Miguel Bru secuestrado, torturado y desaparecido adentro de la comisaría 5ta unos años después; o la segunda desaparición del compañero Jorge Julio López, testigo central en el juicio al jefe de la Policía Bonaerense durante la dictadura Miguel Etchecolatz, y cientos de casos más como el de mi hermano Juan Maldonado, asesinado por la Policía a la salida de un boliche en Berisso.
Y cuando reclamamos justicia y esclarecimiento de los hechos, lo único que recibimos fue represión y detenciones: como en nuestro caso, cuando la policía reprimió dos horas en el barrio de mi hermano para tener tiempo de ocultar pruebas que incriminaban al ex policía devenido en barrabrava Fabián Gianota; o en el caso de Yalet en que la misma Gendarmería prestigiada por el gobierno Nacional y Popular, la misma que reprimió a los trabajadores de Lear, la del “Gendarme Carancho”, apretó cual escuadrón de la Triple A a la familia del joven y reventó su casa para que dejen de luchar.
Lo que la dictadura militar hizo desapareciendo a jóvenes trabajadores y estudiantes de entre 17 y 30 años, hoy lo hace con el gatillo fácil en forma de guerra preventiva frente a futuras rebeliones de esa juventud que no tiene futuro.
Es por eso que la lucha por mi hermano Juan, la de los Miguel, los Juan Martín o los Rafael, tiene que ser una sola, y no solo para pedir justicia, sino para conseguir tener otra oportunidad, la que este sistema nos roba todos los días, porque -salvo la de hacerse policía o militar- el hijo de un trabajador tiene negada la posibilidad de estudiar si tiene que trabajar 12 horas diarias, precarizado y con un sueldo miserable.
Entonces desde mi candidatura en el Frente de Izquierda, como militante del PTS contra la impunidad y la represión de ayer y de hoy, repudio toda militarización en nuestros barrios por el solo hecho de ser pobres.
Hoy que se cumple un nuevo aniversario de que esos jóvenes secundarios que querían cambiar el mundo fueran torturados y desaparecidos en lo que se llamó la Noche de los Lápices, y a pocos días del noveno aniversario de la segunda desaparición de Julio López, es necesario organizarnos y redoblar la lucha denunciando a los gobiernos Nacional, Provincial y local cuya política central llenar las calles de policías para reprimir a los trabajadores que se organizan por sus justas demandas, a la vez que reclutan a nuestros pibes para el delito, y cuando se niegan son torturados y asesinados como hicieron con Luciano Arruga, o en caso contrario militarizan nuestros barrios, y nos hacen chivos expiatorios de cuanto delito menor exista. Porque más policía es más inseguridad para nosotros, porque la inversión en su “seguridad” significa para nosotros represión a quienes salimos a luchar y mantener la estadística de un pibe muerto cada 28 horas.
La lucha que comenzó por justicia por mi hermano Juan, la que comencé a dar luego como mujer, y como trabajadora docente –y hoy delegada-, me enseñaron la importancia de unirse, que haya solidaridad y organización.
Porque sabemos que no van a ser los candidatos locales de Macri, Massa o Scioli los que gobiernen para los trabajadores y sus hijos, porque son los que los que profundizan la precarización laboral y la desocupación, son los que nos niegan la vivienda y el acceso a los servicios más básicos.
Como ya plantearon nuestros candidatos de la fórmula presidencial del Frente de Izquierda, Nicolás del Caño y Miriam Bregman, decimos: las fuerzas de “seguridad” y sus cómplices son quienes manejan el gran delito. Proponemos una Comisión investigadora independiente, y organización obrera y popular, para desbaratar las mafias organizadas desde el Estado. Juicio y castigo a los responsables de casos de gatillo fácil, de corrupción y de complicidad con el crimen organizado. No a la baja de la edad de imputabilidad. Fuera la Gendarmería y Policía de los barrios populares.
* La autora es candidata a primera concejal de Berisso por el Frente de Izquierda |