Para los asiduos viajeros del oriente de la ciudad, no es poco común padecer el viacrucis de la terminal Pantitlán, estación que es la culminación de 4 líneas del metro (1, 5, 9 y A) y que además es punto de acceso al Metrobús y al Mexibús. Con toda esta demanda, es una de las líneas más saturadas del metro y que utilizan usuarios tanto de la CDMX como del Estado de México.
Se podría pensar que sabiendo todo eso, los usuarios estamos más que curtidos para todo el caos que implica viajar en esa estación, pero si algo nos ha mostrado esta ciudad es que siempre puede sorprendernos.
El día de ayer se registró un verdadero caos en la línea 9. La estación Pantitlán, que de por sí implica todo un reto, tuvo retrasos de más de una hora para poder abordar el vagón. Tanto en la línea 7 como en la 9 se presentaron retardos que generaron que miles de usuarios estuvieran varados y hacinados a la espera de poder tomar el transporte. En la estación Pantitlán la cantidad de usuarios aglomerados era tal, que terminaron derribando una de las rejas que ponen para poder “contener” a la cantidad de gente que diariamente utiliza esa ruta.
¿Por qué tenemos un transporte tan malo en la ciudad?
El metro de la CDMX se encuentra dentro de los 10 metros, a nivel mundial, que más usuarios transporta. Tan solo por tren, en cada corrida se pueden transportar 1,530 pasajeros. Debido a su rapidez, en comparación con el trasporte por la vía pública, es una de las opciones más usadas por los pobladores. La extensión del territorio que abarca también implica una enorme ventaja para aquellos que deben cruzar la ciudad de punta a punta para poder llegar a sus centros de trabajo.
A pesar de los aumentos de precio en el boleto en los últimos años, aumentos que se realizaron con la promesa de mejorar el servicio, viajar en metro sigue siendo, en muchos casos, un tormento. Sobre todo, durante las horas de mayor afluencia de usuarios, que son precisamente en las que los trabajadores se desplazan a su centro laboral o a sus casas.
Después de aguantar una jornada laboral extensa, en trabajos precarios, los trabajadores aún deben sumar el tiempo de traslado que siempre está plagado de hacinamiento, impuntualidad y la falta de mantenimiento.
Los trabajadores del metro han denunciado durante años la falta de refacciones y presupuesto para poder operar los trenes y las instalaciones de manera correcta. La indolencia total de las autoridades, de las administraciones pasadas y la actual, desembocaron en tragedias que, de nueva cuenta, terminaron padeciendo los mismos de siempre. En el derrumbe de la línea 12 murieron más de 20 personas y apenas este año falleció una joven de 18 años.
Algo tan necesario como el sistema de transporte que traslada a los millones de trabajadores del país, debería tener los fondos necesarios para poder operar de manera correcta. ¿Por qué no se le destina el presupuesto necesario para no mantener de una forma tan indigna a los trabajadores? Es evidente que hay dinero, pero simplemente se destina a otros asuntos, como la Guardia Nacional.
Mientras tanto, nos mantienen fastidiados a los trabajadores y la juventud, que estamos permanentemente cansados por las extenuantes jornadas laborales y además pasamos horas tratando de volver a casa, en un transporte en donde enfrentamos empujones, gritos, retardos, que nos hace molestarnos unos con los otros, cuando en realidad los verdaderos responsables nunca toman estos medios de transporte. Y esto no solo se limita al metro, en los camiones las unidades están destartaladas y además de ello nos enfrentamos a los asaltos todos los días.
Esto no cambiará con los mantenimientos de emergencia que se les realizan a las líneas, como con los soportes puestos en la estación Pantitlán, que no solo resultan criminales después de la tragedia de la línea 12, sino completamente insuficientes. La modernización de la línea 1, si bien seguramente representará mejoras, no solucionará de raíz los problemas que hay en el metro.
La única solución para tener un sistema de transporte que sea decente para la población es que se le destina el presupuesto necesario y que éste sea gestionado por los trabajadores y los usuarios, que somos aquellos que realmente conocemos las necesidades del transporte. |