El proceso legislativo en materia laboral ha traído en los últimos años un sinfín de modificaciones en distintos ámbitos, partiendo de la reforma que ha impulsado la 4T desde 2019: desde la instalación de organismos de conciliación, la regulación del outsourcing (que no fue eliminado, como se prometió en campaña) o los procesos de elección de representaciones sindicales por medio de voto universal y secreto.
A partir de que Movimiento Ciudadano presentó un propuesta para la reducción de la jornada laboral, se presentaron otras que planteaban distintas modalidades que iban de las 35 a las 40 horas por semana. Finalmente, el dictamen aprobado por la comisión de puntos constitucionales se basó en la propuesta de Morena, para que las jornadas de trabajo duren 40 horas a la semana con dos días de descanso.
Desde el inicio se convó a una serie de foros de discusión, en los cuales la propuesta de reforma tuvo una fuerte oposición por parte de las cámaras empresariales, como la COPARMEX y la CONCAMIN. En respuesta, el partido en el gobierno impidió que el dictamen aprobado se discutiera en la sesión del pleno de la Cámara de Diputados previa al primero de mayo, para pasar la discusión hasta el próximo período de sesiones, que inicia en septiembre.
De aprobar los diputados esta legislación en el próximo período de sesiones, pasaría a discusión en el Senado, y siendo una modificación constitucional tendría que ratificarse por más de 17 congresos locales, lo cual llevaría todavía varios meses. Es posible que el proceso dure más de lo esperado debido a las reservas por parte de sectores de los partidos, principalmente del PAN e inclusive de una parte del Morena.
En recientes declaraciones, el PRI se “comprometió” a votar a favor de esta modificación junto con el bloque oficialista, como clara muestra del cabildeo que suele realizarse en el Congreso. Esta modificación a la ley trata de ser un paliativo -insuficiente, considerando la enorme explotación laboral existente en México- con el cual ganar legitimidad ante la clase trabajadora.
Reducir la jornada laboral, salario y la necesidad de luchar para ir por más
La disminución de la jornada laboral también trajo dudas y en redes sociales se expresó la preocupación por la cual esta reforma pudiese ser contraproducente, ya que podría dar pie a que los patrones utilicen esto a su favor para reducir el salario. A través de los medios y de la comunicación oficial se ha aclarado que lo patrones “legalmente” no pueden reducir el salario sin previo aviso a los trabajadores, como lo marca el Artículo 85 de la Ley Federal del Trabajo. Hasta el momento, el dictamen aprobado no especifica la relación entre la reducción de la jornada laboral y las percepciones salariales. No puede descartarse que la patronal quiera reducir el salario a partir de la reducción de la jornada, considerando además que, de por sí, no respetan la legislación.
Las y los socialistas del MTS vemos la necesidad de luchar por la reducción efectiva de la jornada laboral. Desde nuestro punto de vista y como lo ha demostrado este proceso, los intereses patronales son diametralmente opuestos a los del trabajador; son ellos quienes en la realidad ostentan la propiedad de los medios de producción y disponen a su antojo de nuestra fuerza laboral. Por lo que opinamos que arrancar derechos y conquistas laborales depende de la capacidad de movilización y lucha de las y los trabajadores, como con el movimiento 20/32 en Matamoros.
Estas modificaciones a la ley laboral, como lo mencionamos arriba, son un intento por generar legitimidad en sectores de trabajadores, junto a medidas como el incremento de los días de vacaciones y los aumentos al salario mínimo, aunque ante la carestía de la vida, la precarización laboral y la súper explotación, esto sigue siendo insuficiente, mientras que la interminable violencia e impunidad, que continúan con la militarización del país, están presentes en la vida cotidiana, por lo que otorgar algunas concesiones en el terreno económico es vital para el régimen.
Desde nuestro punto de vista, tomando en cuenta el nivel de desarrollo tecnológico y científico que ha alcanzado la humanidad, vemos que es posible pelear por una reducción de la jornada laboral todavía más ambiciosa, a 6 horas, 5 días a la semana, sin reducción salarial y que el salario crezca y se actualice automáticamente por encima de la inflación; lo cual tendría que acompañarse del reparto de las horas de trabajo disponibles entre empleados y desempleados.
Pero quienes pueden imponer estas condiciones son las y los trabajadores organizados, mediante la movilización unitaria. Como ya lo hacen, pero más si se reconoce legalmente la reducción de la jornada laboral, las patronales buscarán la forma de aumentar las cargas de trabajo, despidiendo y saturando a los que quedan de cargas excesivas, a menos de que como clase productora los enfrentemos. |