Un libro que vuelve sobre los clásicos para explicar el presente y una cumbre en la AmCham que confirma el vasallaje. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que se emite los jueves de 22 a 24 h por Radio Con Vos, 89.9.

• El sábado pasado tuve la oportunidad de participar de una mesa de debate, a propósito de la presentación del libro El imperialismo del dólar de Maurizio Lazzarato publicado por la editorial Tinta Limón.

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• Lazzarato es filósofo y sociólogo, vive en Francia hace bastante tiempo, aunque hace sus exposiciones en su idioma natal: el italiano. Publicó varios libros que fueron traducidos en Argentina. El anterior fue Guerra o revolución, porque la paz no es una alternativa (también publicado por Tinta Limón y que generó múltiples discusiones)

• El libro —no para mí ni para nosotros—, pero sí para las ideas que circularon en las últimas décadas en el campo del “pensamiento crítico”, del pensamiento de izquierda en un sentido amplio, es un libro provocador.

• ¿Y cuál es su manera de provocar? Bueno, afirmando que para entender el mundo contemporáneo hay que retornar no sólo a los autores clásicos, sino a las nociones clásicas: por ejemplo, la primera y obvia porque está en el título es la noción de imperialismo. Pero también la guerra, la lucha de clases, la revolución, la noción de estrategia, entre otras.

• En varios de sus libros anteriores, Lazzarato propone una tesis que también está en El imperialismo del dólar: sugiere que el pensamiento intelectual posterior a 1968 (la fecha emblemática del Mayo Francés que dio nacimiento a muchos cambios en general y en el terreno intelectual, en particular) desplazó el imperialismo, la revolución y la guerra de su horizonte.

• Esto dio como resultado un pensamiento armonicista y pacificado (en última instancia un pensamiento de la derrota) que hizo suya la idea de que regía una gubernamentalidad propia del neoliberalismo, un softpower, que se redujo a una técnica de administración biopolítca que había dejado de lado los múltiples mecanismos de violencia sobre los cuales el poder se asienta.

• Libros que en las últimas décadas estuvieron muy de moda en la academia como La nueva razón del mundo de los franceses Christian Laval y Pierre Dardoto los trabajos de la filósofa norteamericana Wendy Brown serían la expresión de esa manera de pensar —como diría Lazzarato— el poder en términos positivos, una especie de poder blando que había logrado internalizar el dominio, la subordinación pasiva en los nuevos sujetos creados por el neoliberalismo sin necesidad de mayor violencia, en el contexto de una globalización relativamente armónica.

• Estoy sintetizando y en esos trabajos hay elaboraciones que son interesantes. Pero Lazzarato dice que son un poco unilaterales porque detrás de esa gubernamentalidad neoliberal y, tanto en su origen como en su funcionamiento siguió existiendo el pillaje, la violencia, la coerción, la coacción, el despojo y eventualmente las guerras que no sólo apuntan contra los países sobre los cuales imperialismo ejerce su dominio (entre otras armas, con el dólar), sino también hacia las potencias competidoras con las que disputa en geopolítica mundial. Bueno, la crisis financiera que se desató en 2008 con la caída del banco de inversión Lehman Brothers y, por supuesto la guerra de Ucrania, actualizan todas estas cuestiones. Así como también las revueltas y movilizaciones que recorrieron al mundo en el último tiempo y que fueron desde la famosa Primavera Árabe en 2011 hasta Colombia o Chile en nuestro continente o los distintos movimientos que presenciamos en Francia.

• Como muestra de todo esto basta un botón en la escena política de nuestro país: el martes pasado tuvo lugar el encuentro anual de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina. El acto inaugural estuvo a cargo de Facundo Gómez Minujín, presidente de JP Morgan Argentina, que fue el encargado de transmitir las demandas de EE.UU. a los dirigentes y candidatos presidenciales de nuestro país: más ajuste en el marco de una grave crisis social, reducción del gasto público (al que consideró excesivo), eliminar el déficit fiscal, la independencia del Banco Central, y profundizar la agenda extractivista etc. etc. No fue un pedido “de onda”, una recomendación, sino que se hizo en el marco de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para anticipar eventuales desembolsos con una economía en corrida permanente. Es decir, aplicando la coerción y la coacción del —como diría Lazaratto— el imperialismo del dólar.

• Por ahí desfilaron para rendir examen: Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich; Sergio Massa; Daniel Sciolli; el embajador argentino en EE.UU., Jorge Argüello y Horacio Rosatti, presidente de la Corte Suprema de Justicia que venía de suspender dos elecciones en Tucumán y San Juan. Todos a los pies del imperio.

• Al margen de varias discusiones que puede generar el libro El imperialismo del dólar (los límites entre la guerra y la paz, los sujetos sociales etc.) a mí me parece muy bueno, muy progresivo, reponer determinadas categorías, no por un mero ejercicio intelectual, sino porque expresan mejor el mundo al que nos enfrentamos, su verdadera naturaleza y sus líneas de falla que habilitan, entre otras cosas, la posibilidad de cambiarlo.