Tres párrafos de introducción
De entrada, creemos que si la movilización es suficientemente fuerte y, sobre todo, si logra organizar a todas las y los artistas (trabajadores como tal) por la base, en una organización democrática para la lucha, entonces se crean las condiciones no solo para detener el recorte sino para ir más allá, para superar la pura “resistencia” e ir hacia el cuestionamiento más profundo de lo real.
Hay una importante diferencia entre “resistir” y “defender”. En el plano filosófico es Foucault (entre otros como Mouffé y Laclau) quienes han popularizado la estrategia de “resistencia” frente al tejido de poderes que expresaría la vida contemporánea. Fruto de la derrota del Mayo francés en el 68, como bien aclaraba el influyente filósofo trotskista Daniel Bensaid, esta estrategia de “resistencia” es el cero de la estrategia política. La gran e importante diferencia entre “resistir” y “defender” es que la mejor defensa implica el uso de los mejores golpes ofensivos, que teorizados desde hace dos siglos por Clausewitz, sirven para impulsar el contragolpe y eventualmente pasar al ataque, lo que abre la posibilidad de la victoria ante el enemigo (imposible de reconocer como tal en Foucault) desde el punto de vista estratégico. Una dialéctica entre defensa y ataque.
Por ello en este texto no nos preguntamos cómo “resistir” al recorte, sino cómo “defendernos” del recorte, para dar buenos golpes a nuestro enemigo y eventualmente entrar en dinámica ofensiva.
Sobre el Gobierno
El Gobierno está impulsando este recorte sin ningún criterio económico como tal, que implicaría el cierre de diversas instancias que crean el arte oficial impulsado desde el Estado costarricense. Es una suerte de política “automatista” del ajuste y de los contenidos de la política neoliberal más que propiamente un mecanismo de solución de un problema en las finanzas del Estado. Si ese fuera el objetivo, el Gobierno podría cobrar los impuestos a los burgueses que no pagan, por ejemplo. En ese sentido el recorte de 4000 millones de colones es una política idéntica a la realizada por Carlos Alvarado en 2020.
De la misma manera ha intentado un durísimo recorte al FEES, ha amenazado la ITE, ha procurado vender el BCR y hasta modificar la histórica jornada de las 8 horas. Ninguna de estas políticas las ha podido realizar. Porque es un Gobierno solo fuerte en apariencia, en verborrea y gesticulación, pero tiene gravísimos problemas de estrategia política, al punto que los políticos internacionales cercanos a Chaves son Netanyahu en Israel y Lasso en Ecuador, ambos con problemas inmensos de legitimidad. El gobierno de Chaves es débil. Basta ver que no controla siquiera a los policías y que, después de haber llevado a la cabeza del Ministerio de Seguridad a riñones de la burocracia del aparato de seguridad, luego gira y le entrega la seguridad al equipo de seguridad de la expresidenta Chinchilla, esto es, al imperialismo estadounidense, o sea a Biden, pero Chaves es tan débil que no puede siquiera vociferar contra Biden (como lo hace Trump). Chaves no controla el parlamente ni la corte. Y movilizaciones que apenas son un estiramiento para la izquierda y el activismo ya lo han hecho retroceder.
Por esto es inexplicable la tendencia de las clases medias a sentir miedo de Chaves. Aunque por supuesto, a las diversas estrategias reformistas este miedo les sirve en la medida en que impide ver la posibilidad de entrar en la dialéctica defensa-ataque y por otro lado fomenta la "resistencia" dentro de los límites del capitalismo, lo que les asegura a las burocracias reformistas su propia subsistencia dentro del capitalismo, a costa de que las masas experimenten los más grandes horrores de la sociedad capitalista de manera estoica.
Defender el arte
Defendemos el arte. Y lo hacemos con el objetivo último de una sociedad comunista, sin clases sociales y por ello sin explotación y por ello sin opresión. Creemos que el rol del arte en esa dinámica, parafraseando lo que ya han popularizado Breton y Trotsky en su manifiesto, es ’la independencia del arte – por la revolución;
la revolución – por la liberación definitiva del arte’.
Sobre todo en Costa Rica, por el rol del Estado burgués en la concentración de los medios de producción cultural y por las tradiciones políticas digamos estatistas como la socialdemocracia del PLN o el stalinismo del PC, la independencia de la producción artísitica debe ser específicamente respecto del Estado.
En la situación actual esta concentración de medios crea capas de burocracias que se benefician del acceso privilegiado a esos medios (como teatros, instrumentos, herramientas, etc). Y esas burocracias que tienden a ser de Liberación o del PAC se convierten en elementos elitizadores del arte, así como de su estandarización entre límites que no resulten peligrosos al Estado y a los grandes propietarios burgueses. Ya desde Platón saben los propietarios que el arte es mejor (para ellos) por fuera de la polis. Esto crea una separación entre artistas precarizados y artistas oficiales. Esta separación debe desaparecer.
Por esto mismo consignas como “estado sin cultura es una dictadura” (impulsada por el NPS) carecen de claridad estratégica. ¿Significa esto que un estado con una cultura muy desarrollada no es una dictadura? ¿No es un régimen político de dictadura el nazismo con su arquitectura y su filosofía? ¿No es un régimen social de dictadura que la “alta” cultura sea un privilegio de la clase “alta”? El agravante es, además, que se refuerza en el activismo y las masas la idea de que hay que construir un estado capitalista democrático con alto nivel cultural… o sea se refuerza la estrategia de democratizar el estado capitalista actual, en este caso aplicado a la producción artística y el consumo de los productos, un discurso ideológico, ilusorio, muy útil al Frente Amplio pero muy lejano a las tradiciones de la izquierda. Incluso suponiendo que se pueda realizar, nos lleva nuevamente al problema de la precarización del trabajo artístico y a la elitización de los productos, que es el callejón sin saluda de cualquier posición de reforma del capitalismo.
Pero aún resulta más complicada la consigna de “la cutura no es un gasto, la cultura es inversión” popularizada por el FA desde sus curules. ¿Cuál sería el problema de que la cultura y el arte fueran simple y llanamente un gasto? El mismo Marx teorizó que tal vez el comunismo moderno pueda apoyarse en la antiquísima sociedad agraria India, donde el poeta es tratado como parte integrante de la sociedad, que trabaja para mantener al poeta. Pero además ¿Saben en el FA lo que significa “inversión”? Una inversión es un cálculo de ganancias, que en el capitalismo se llama valorización, cuyo proceso es la suma de 1) nada más y nada menos que los brutales mecanismos de explotación de la fuerza de trabajo en el proceso de producción capitalista y 2) la distribución clasista, elitista, de los productos del trabajo en la misma sociedad. Creemos que ningún artista desea una “inversión” del tipo que causa muerte y enfermedades con el objetivo de que sus productos sean disfrutados por una minoría explotadora.
Ambas estrategias, llevadas a los extremos, nos conducen a callejones sin salida. ¿De qué manera entonces defender el arte?
Defendamos el arte desde…
Defendamos el arte como una práctica que contiene posibilidades emancipatorias, que inicia en la crítica de lo existente y se despliega sobre lo futuro atrayendo la atención y la conciencia hacia la imperiosa necesidad de transformar lo real actual de manera crítica en pos de lo real actualmente pensado, con el objetivo de transformar el ambiente espiritual de la sociedad contemporánea hacia uno cada vez menos enajenado y cada vez más en contacto con todo lo vital.
Defendamos el recorte desde el punto de vista de ganar la completa libertad artística sin que ningún Estado, dueño o jefe pueda decidir sobre la producción de arte.
Defendámonos del recorte llevando nuestra crítica más allá del recorte. No nos quedemos solo contra el recorte, ni contra la Ministra. Vayamos en nuestra defensa más allá de los límites que nos pone el Gobierno. Defendámonos del recorte desde el punto de vista de la defensa de las y los artistas más precarizados, más jóvenes, quienes más se encuentran en tensión con la sociedad contemporánea. Defendamos el arte desde el punto de vista de la lucha por la completa emancipación de las mujeres. Defendamos el arte desde el punto de vista del cuestionamiento al amor patriarcal y al deseo neoliberal individualista, desde el punto de vista de la comunidad ancestral y el futuro del cual nos habla dicha sociedad. Defendamos el arte desde el punto de vista de la necesaria transformación radical de la sociedad en función de los intereses y deseos de las más amplias masas oprimidas y explotadas.
En concreto, proponemos la necesidad de construir un plan de reivindicaciones que empiece en detener la política de recorte a través de la movilización callejera, donde además se tomen en cuenta las reivindicaciones de todas y todos los artistas, planteando la necesidad de que el Estado garantice un salario a cada artista para que pueda desplegar de manera libre, crítica y creativa sus programas artísticos. |