Cada mes el gobierno anuncia nuevos récords de producción en Vaca Muerta. La última marca inédita fue registrada en marzo. 332.296 barriles de petróleo por día produjo la provincia de Neuquén, un aumento interanual del 29%. Con el gas ocurre algo similar, y cuando empiece a operar el gasoducto Néstor Kirchner podrá aumentar sustancialmente la producción de ese hidrocarburo. Un cálculo conservador (por estar basado en ingresos por regalías que pagan las empresas), indica que la facturación de las petroleras supera los $6.000 millones diarios.
Dentro de lo que llamamos “lado B” de Vaca Muerta, ese del que no habla ningún gobierno, aparece, entre otras desastrosas consecuencias ambientales y sociales, el incremento de la accidentabilidad laboral. Centenares de trabajadores resultan lesionados, con enfermedades profesionales, mutilados y hasta fallecidos.
El pasado 17 de mayo un operario de 29 años de la empresa San Antonio sufrió la amputación de su brazo mientras realizaba tareas de mantenimiento en un pozo de fracking en Aguada del Cajón, operado por la empresa Capex. El hecho desató la bronca entre los trabajadores y trabajadoras, obligando a la conducción del sindicato petrolero a convocar un paro.
Hace menos de un mes, el 27 de abril, Gustavo Riquelme, un mecánico de 48 años que trabajaba en la empresa Clear, falleció en un choque en la ruta 151. La circulación permanente de camiones con toneladas de carga, acelera el deterioro de las rutas. Los compañeros de Gustavo resolvieron cortar las rutas: el sindicato se tuvo que plegar a la medida.
Todavía está fresca en la memoria la imagen de la brutal explosión de la refinería New American Oil (NAO) en Plaza Huincul, donde perdieron la vida Gonzalo Molina (30), Fernando Jara (34) y Víctor Herrera (58).
Sus familiares siguen exigiendo justicia y denunciando el entramado de impunidad que incluye a los empresarios, los distintos gobiernos (provincial y nacional), e incluso a los dirigentes del sindicato, que les dieron la espalda.
El incremento de la accidentabilidad laboral en el sector petrolero
Los accidentes se incrementan de la mano de los ritmos de producción. Según datos que informa la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), en 2022 se registraron 1033 accidentes de trabajo, accidentes in itinere (en camino hacia o desde el lugar de trabajo), enfermedades profesionales y reingresos (accidentes ya notificados una vez, pero con un cuadro reagravado) en el sector “minas y canteras” de la provincia de Neuquén. “Minas y canteras” comprende a la actividad de extracción de petróleo y gas (que en Neuquén representa la absoluta mayoría del sector). Aún así, hay trabajadores petroleros que quedan excluidos de esa categoría, como aquellos que trabajan en las refinerías. Esos 1033 casos notificados el año pasado representan un 29,3% más que los 799 registrados en 2021. Se trata de la marca más alta, en términos absolutos, de la última década.
Claro que, en el último año, aumentó la cantidad de trabajadores registrados en el sector petrolero. Para comparar la accidentabilidad laboral entre distintas poblaciones (distintos años, sectores económicos o jurisdicciones), se utilizan los índices de incidencia, que calculan la cantidad de casos denunciados por cada mil trabajadoras y trabajadores registrados con cobertura.
El índice de incidencia global se computa como los casos notificados (por accidentes de trabajo, enfermedades profesionales, accidentes in itinere y reingresos) con al menos un día de baja laboral o secuela incapacitante sin días de baja laboral, cada mil personas trabajadoras cubiertas.
Nuevamente, según datos de la SRT, el índice de incidencia global de accidentabilidad laboral para el sector minas y canteras de Neuquén, aumentó. Pasó de 50,7‰ en 2021 a 59,6‰ en 2022, es decir, un aumento de 9 puntos.
Como se puede observar en el gráfico elaborado por La Izquierda Diario, la accidentabilidad en el sector en la provincia de Neuquén muestra importantes oscilaciones. En 2013 el índice pega un salto, coincidente en el tiempo con la llegada del fracking a Vaca Muerta. En momentos en que la actividad se desacelera (como en la pandemia), la accidentabilidad baja. Y cuando los ritmos de producción se recuperan, nuevamente el índice de incidencia sube. En 2021 (último año en el que se puede realizar la comparación), el índice del sector minas y canteras de Neuquén volvió a superar el índice del total de las unidades productivas de los distintos sectores económicos a nivel país. En 2022, posiblemente la diferencia sea más amplia.
No extraña, entonces, que de 2019 a 2022 la variación de la accidentabilidad laboral en Neuquén (de todos los sectores) haya crecido un 5,7%, mientras que a nivel nacional ese incremento fue de 2,7%, menos de la mitad.
Flexibilización laboral y superexplotación
En 2017, aprovechando la crisis y los precios bajos de los hidrocarburos, el jefe del sindicato petrolero, Guillermo Pereyra, acordó con las cámaras empresarias, el gobierno provincial del MPN y el nacional de Mauricio Macri, una adenda flexibilizadora del convenio colectivo de trabajo petrolero para los no convencionales. La reforma incrementó los riesgos del trabajo al reducir dotaciones, aumentar la tolerancia para trabajar con vientos de hasta 60 km/h, implementar la polifuncionalidad y las “tareas simultáneas”, entre otras cosas.
La crisis desatada por la pandemia fue nuevamente aprovechada, esta vez bajo el gobierno del Frente de Todos, para continuar la política de flexibilización laboral. El “Acuerdo para la Sustentabilidad y el Empleo” de 2020 ratificó explícitamente la vigencia de la adenda de 2017 y extendió su alcance para la actividad hidrocarburífera convencional. Además, profundizó la reducción de dotaciones y flexibilizó el trabajo nocturno. Victor Vázquez, “el liebre”, falleció con 32 años en junio del año pasado, realizando tareas nocturnas de las que habilitaron estas reformas.
Desde la flexibilización laboral de 2017, son 15 los petroleros que dejaron la vida trabajando, sin contar aquellos quienes, como Gustavo Riquelme, mueren en las rutas. Pero por cada trabajador fallecido, muchos otros sufren lesiones graves, mutilaciones, discapacidades.
En ese mismo período, el ritmo de los derrames de crudo, agua contaminada, fugas de gases y otros desastres, se duplicó. Durante el año 2021 ocurrieron al menos 2049 incidentes ambientales, el doble de los ocurridos en 2017. Son 5,6 por día, pocos salen a la luz, y seguramente muchos impliquen afectaciones a los propios trabajadores.
Para las empresas, los trabajadores son un número, y las medidas para garantizar la seguridad en los lugares de trabajo, un gasto innecesario. De lo que se trata es de obtener los mayores beneficios en el menor tiempo posible. Por eso, como comentaron los propios trabajadores de NAO el día de la explosión de la refinería, la industria viene trabajando “al taco”, por encima de su capacidad.
La amputación del brazo del trabajador de San Antonio, es parte de una sucesión de hechos que atentan contra la salud y la vida de los trabajadores petroleros, para garantizar la ganancia capitalista de empresas que los consideran material descartable. El estado, lejos de velar por la integridad de los trabajadores, es cómplice de las empresas. Por eso hablamos de verdaderos crímenes sociales.
Las vidas obreras valen más que las ganancias de las petroleras
La conducción de Petroleros, hoy en manos de Marcelo Rucci, convoca paros para descomprimir cuando la bronca entre los trabajadores se torna inmanejable. Para terminar con esta situación es necesario un verdadero plan de lucha, con objetivos claros.
En primer lugar, anular la adenda flexibilizadora del Convenio Colectivo de Trabajo y poner en pie Comités de Seguridad e Higiene en cada lugar de trabajo. Estos comités deben estar compuestos por delegados y delegadas electos por los propios trabajadores, y no por la conducción del Sindicato. Así lo plantea un proyecto presentado por el diputado provincial del PTS - Frente de Izquierda, Andrés Blanco.
A su vez, es necesario reducir los diagramas laborales sin reducción salarial. Con diagramas que llegan a los 14 corridos de trabajo, muchos accidentes ocurren ocurren cuando los petroleros pasaron más de una semana en el campo. La reducción de los diagramas permitiría no sólo disminuir los riesgos para la salud, sino también crear nuevos puestos de trabajo. Son medidas urgentes si realmente se quiere cambiar algo. Porque las vidas obreras valen más que sus ganancias. |