Lo anterior resalta, con el desfinanciamiento de las becas para estudiantes de nivel superior, cosa que provocó protestas en la UNAM. De la misma menara habló de oportunidades laborales, pero solo con dar una vuelta por cualquier vacante para saber que a la juventud lo que le espera son salarios que si acaso llegarán al mínimo, o se pueden sumar a Jóvenes Construyendo el Futuro, donde ni siquiera serán reconocidos como trabajadores, sino como becarios, es decir, trabajo precarizado.

Mientras tanto, denunció que la Suprema Corte, acusándola ciertamente de acatar intereses de un pequeño grupo, en todo América Latina, este fenómeno de bonapartismo judicial ha tenido como resultado el uso por parte de la derecha de los mecanismos judiciales para imponer su voluntad. Quitando y poniendo presidentes, siempre que estos sean incómodos para sectores de la burguesía.

Sin embargo, lo que el presidente no dice, es que lo que él hace, también son medidas bonapartistas, pues quiere defender los proyectos que ha entregado a la SEDENA, es decir al ejército, y que por más que repita que el Tren Maya es “en beneficio de la gente”, la realidad es que será en beneficio de quienes tiene sus inversiones en la región y no de las poblaciones, ni mucho menos del medio ambiente, que ha sido devastado por el proyecto insignia del gobierno.

Y por último, dentro de los temas relevantes, se hizo presente la disputa que tiene el gobierno, con uno de los empresarios más importantes de la oposición, German Larrea. Esto tras la ocupación temporal de la SEDENA a tramos ferroviarios de FerroSur, y tras los cual Grupo México anunció que desistirían de comprar Banamex tras el “agravio”.

Nada podemos esperar de los empresarios y sus chantajes, que invocan a la “propiedad privada” cuando se trata de sus ganancias, pero socializan la crisis y sus pérdidas, que acabamos pagando los trabajadores.
Por su parte le gobierno asegura, que entrarían la compra “en una asociación público-privado”, que es una manera de decir que aun con mayoría el gobierno garantizaría la inversión de algún empresario afín al gobierno.

Lo que queda claro, es que a unos días de las elecciones del Estado de México y Coahuila, la disputa entre los actores políticos y económicos esta viento en popa.