En el debate participaron los seis candidatos, el actual alcalde del PP Martínez-Almeida, Reyes Maroto del PSOE, Begoña Villacís por Ciudadanos, Javier Ortega Smith de VOX, Rita Maestre de Más Madrid y Roberto Sotomayor por Podemos-IU. Rápidamente, se ubicaron en dos grandes “bloques”, en función de las coaliciones que proponen para la siguiente legislatura: de un lado, las derechas con un PP fortalecido, junto a la extrema derecha de VOX y un Ciudadanos debilitado. Por otro lado, el “progresismo” (que son oposición en Madrid, pero gobiernan en el Estado español) con un discurso totalmente moderado y centrado en echar al PP. Las figuras más destacadas de debate fueron Almeida por el PP y Rita Maestre en el bloque progresista, marcando los debates del resto de candidatos.
El PP de Almeida y el trumpismo de Ayuso
En el caso de Almeida, este mostró una gran comodidad para defender su agenda neoliberal de gestión de Madrid. Para esto, aprovechó a su favor los grandes límites que tuvo la gestión previa de Carmena, con la que se identifica la representante de Más Madrid, Rita Maestre.
Al igual que para Ayuso, la bajada de impuestos para los capitalistas es la principal bandera del alcalde en su campaña. Incluso hubo un momento donde las tres derechas peleaban por ver quiénes bajaban más los impuestos a los ricos. Almeida no dudó, además, en desmarcarse del “histerismo climático” que tribuye a los progresistas.
Como respuesta a la crisis de la vivienda, continuó su defensa de una mayor liberalización del mercado, apostando a la creación de vivienda desde el sector privado, con la ayuda de inversiones públicas. Algo que se viene aplicando en Madrid y las principales ciudades españolas y que, sin embargo, no ha llevado más que al aumento en el precio de los alquileres.
Por último, Almeida desatacaba el buen trabajo de los cuerpos de seguridad del Estado, que han visto incrementado su número en 1300 en este último ciclo que ha cumplido como alcalde. Es decir, se propone continuar con la política represiva que se descarga contra los jóvenes, las personas migrantes y los barrios de clase trabajadora. Almeida busca renovar así su mandato, y seguir gobernando en Madrid de la mano de Ayuso, con sus políticas reaccionarias y conservadoras.
Ortega-Smith y VOX, extrema derecha negacionista y reaccionaria
La extrema derecha de VOX aspira a aumentar sus votos, para ser parte de la coalición de gobierno con el PP, o poder condicionarlo lo más posible. Liberales en lo económico, los candidatos de VOX no se privan de ese toque rancio que les caracteriza y un racismo insoportable.
Lo que más destacó en el debate del partido verde, véase la ironía, fue el continuo negacionismo del cambio climático. Siempre acompañado de un discurso anti-woke que tanto caracteriza a este partido y sus alegatos contra el supuesto problema de los “ocupas” para lo cual proponen reforzar las leyes represivas.
Ciudadanos, al borde de la extinción
Poco hay que comentar de la candidata de Ciudadanos, actual vicealcaldesa del gobierno de Almeida. Su política no cuestiona ni un punto la de Almeida, posiblemente para intentar no desaparecer de los sondeos, una tarea que cada vez tiene más difícil como indican las encuestas. En cuanto a sus medidas, en realidad lo único destacable fue una frase de ataque al candidato de Unidad Podemos, Sotomayor, al que le dijo que Podemos “son los revolucionarios sin revolución”, aunque más bien se les podría calificar como los neorreformistas sin reformas.
PSOE, liberalismo de extremo centro
La candidata a la alcaldía por el PSOE, Reyes Maroto, que pretende aparecer como una opción moderada pero progresista frente a la derecha madrileña, es parte del gobierno central que tampoco ha ofrecido nada a la clase trabajadora. El principal eje de sus propuestas económicas es la reivindicación de su gestión de los fondos públicos europeos, que en su mayoría fueron destinados a la financiación de las empresas privadas (mientras que los fondos verdes que fueron a parar a las manos de empresas mega contaminantes). Y reivindicando la ley de vivienda como un gran triunfo, cuando no supone ningún avance para les jóvenes trabajadores o la creación de una casa arcoíris aun cuando este mismo gobierno autorizó la represión durante la manifestación contra el asesinato homófobo de Samuel. Se trata de un PSOE debilitado ante los sondeos y con un discurso poco creíble, ante la continua derechización de su política.
Podemos: un discurso moderado que no hace la diferencia
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En líneas generales el discurso de Podemos no pasa de una vacía defensa de “lo público” y la lucha contra la corrupción. Abría el debate Sotomayor precisamente haciendo referencia al escándalo de las mascarillas de Ayuso. En cuanto a lo económico, se ceñían al mismo discurso del PSOE y de Más Madrid para que “los que más tienen sean quienes más aporten”, algo que mucho repiten en campaña, pero que, como sabemos, no ocurre cuando gobiernan.
Pasando a la cuestión de la vivienda señalaba la necesidad de aplicar la nueva ley de vivienda del gobierno central. Algo que, en realidad, no soluciona los problemas reales de los jóvenes, no siendo más que una medida cosmética e insuficiente. En general, Sotomayor mantuvo un discurso en favor de lo público, pero olvidando que es su propio gobierno el que entrega miles de millones a las grandes empresas como a las energéticas y aumento los presupuestos militares, mientras los servicios públicos siguen infra financiados.
Podemos aspira en Madrid a no seguir cayendo y no quedar por fuera de la Asamblea, para lo que necesita superar el 5% de los votos. De este modo pretende ser la “llave” para un gobierno progresista junto con Mas Madrid y el PSOE.
Más Madrid, más de lo mismo
Rita Maestre se situaba como la segunda favorita en el debate, después de una campaña llena de eslóganes vacíos como “Madrid es la hostia”, buscando canalizar el descontento con Ayuso y mostrarse como parte de las luchas por la sanidad pública.
Además de medidas cosméticas contra “la desigualdad”, la candidata de Mas Madrid hacía también una defensa de los pequeños empresarios, mientras invocaba continuamente la administración de Carmena como el ejemplo de gestión para Madrid. Otras dos cuestiones ocuparon su discurso. Primero, acerca del cambio climático, una defensa del Madrid Central de Carmena, que propone reforzar con la mejora del transporte público, así como la creación de zonas verdes. Segundo, la propuesta de crear un nuevo parque de vivienda haciendo compras públicas de viviendas privadas. Y finalmente, una defensa de los cuerpos de seguridad del estado, algo que viene siendo destacado en su campaña.
Es decir, un discurso “progresista light” totalmente vacío, que podría ser del PSOE o de Ciudadanos, buscando aparecer como alguien con “experiencia de gestión” y que puede “mantener el orden” en Madrid, con cara progresista.
Este #28M no hay alternativa para la clase trabajadora, las mujeres y la juventud
Contra la derecha rancia, el progresismo light no es ninguna alternativa en estas elecciones. Como mucho, pretende mostrar un capitalismo “amable” en la capital del Estado español.
Sin embargo, ninguna de las cuestiones que más afectan a la clase trabajadora como la inflación, el trabajo precario, el aumento del precio de los alquileres, la falta de servicios públicos de calidad, pueden encontrar una salida en este progresismo moderado. Sus medidas cosméticas y su apuesta por mantener el status quo, no hace más que dar aire a las posturas reaccionarias de la derecha y la extrema derecha.
En estas elecciones municipales y autonómicas en Madrid lamentablemente los trabajadores, las mujeres, la juventud, las disidencias, las migrantes y los sectores populares no tienen una alternativa política que represente sus intereses.
Por ello este 28M en Madrid, contra la derecha, llamamos a no caer en “la trampa del mal menor”, mediante el voto nulo o la abstención.
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