2022: 65,5 %
Esto quiere decir que de las 17.805.711 de viviendas que hay en Argentina, más de un tercio serían alquiladas, cedidas por trabajo, prestadas (entre otras situaciones posibles censadas como "otra categoría"). En este contexto de creciente "inquilinización", es cada vez más difícil acceder a un alquiler. El sueño de la casa propia para las grandes mayorías quedó demasiado lejos. Tanto, que hoy conseguir una casa o departamento para alquilar es una película de terror, aunque muchos y muchas como Palmito se lo tomen con humor.
Desde hace tiempo las denuncias de las organizaciones de familias inquilinas y en las redes sociales, dan cuenta de que las inmobiliarias y propietarios ponen cada vez más requisitos. No solo en cuanto a garantías y nivel salarial. Según denunció hace poco un grupo de familias desalojadas de Floresta, hay propietarios que no alquilan con hijos o mascotas. Quien no tiene casa propia no es libre de elegir dónde ni cómo vivir.
A las altas exigencias, se suma el sistema de actualización de los montos anuales atados a la inflación que dispone la actual ley de alquileres, que hace que quienes tengan que actualizar en junio deban afrontar subas del 100 %.
Ya se sabe que desde que se sancionó la actual Ley de Alquileres, los propietarios e inmobiliarias presionan porque se vuelva atrás en los únicos aspectos que favorecen a inquilinos e inquilinas. Como si no fuera suficiente con poder aumentar la cuota un 100 % de un año a otro, quieren tener la posibilidad de hacer contratos más cortos (de dos años en vez de tres) y de poder aumentar cada seis meses.
Como forma de eludir el cumplimiento de la ley y de presionar por su reforma, muchos propietarios decidieron sacar sus casas del mercado de alquileres para vivienda y ponerlas a la venta. Esto ya había reducido las chances de encontrar un alquiler fácilmente, porque la oferta en el mercado se redujo bastante. Pero en el último tiempo se sumó otro factor que complicó mucho más las cosas: el creciente mercado de los alquileres temporarios y en dólares para turismo.
Bandidos urbanos: a cuánto suben los alquileres en junio
Para establecer los montos de actualización, la Ley de Alquileres creó el Índice para Contratos de Locación (ICL), que surge de un promedio entre el índice de inflación y el RIPTE (salario de trabajadores estables).
Se calcula que el ICL de junio de 2023 casi duplicará el ICL de junio de 2022, siguiendo la inflación. Mientras los salarios no están protegidos, la ley de alquileres sí protege las ganancias inmobiliarias. Si la cuota venía siendo de $62.000 por mes, el primer aumento interanual del contrato la llevaría cerca de los $124.000.
Si el 1 de junio de 2023 se cumpliera el segundo año de contrato la actualización no se aplica sobre el precio que costaba el alquiler originalmente, sino sobre lo que se empezó a pagar después de la primera actualización.
El 23 de mayo, el presidente de la Unión Argentina de Inquilinos, Ricardo Bottana, sostuvo al medio Cadena 3 que "atar" las subas de los alquileres a la inflación "genera que se arroje un aumento prácticamente de un 100 %". Y agregó: "Y ni hablar cuando se termina el contrato (...) al momento de renovar, se aumenta el 100 % o más".
Si se terminó un contrato de locación que venía con otra ley, el incremento es de acuerdo al precio que se estipula en el mercado y el acuerdo entre las partes. Ese porcentaje está siempre por arriba del ICL", explicó Jorge Pighin, presidente del Colegio de Corredores Inmobiliarios al medio UNO Santa Fe.
El 22 de mayo, el presidente del Colegio de Corredores Públicos Inmobiliarios, Eduardo Rosta, comentó al medio Los Andes que una vez que se vencen los contratos, hay quienes optan por aplicar prórrogas de seis meses: "como es una prórroga, no queda fuera de la ley y simplemente se establece un determinado monto mensual por los seis meses de duración de esa extensión del contrato vigente. De esta manera, se ajusta por fuera del índice (ICL de la ley de alquileres, NdR) y por un plazo menor al año".
Avance de los alquileres temporarios y la dolarización del mercado
Según una investigación del Área Urbana del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), hay cerca de 30.000 ofertas de alquileres temporarios en 22 ciudades argentinas.
La Ciudad de Buenos Aires destaca por este problema. Hay más de 15.000 inmuebles que se destinan en alquiler temporario. Los propietarios prefieren esta modalidad a través de plataformas como Booking o Airbnb para recibir un pago en dólares. En noviembre de 2022 en la Ciudad de Buenos Aires se generaron ganancias totales por 13 millones de dólares. La contracara son las apenas 1.000 unidades para alquiler tradicional con ajuste interanual.
Segín Infobae el turismo creció en Argentina "con la llegada de extranjeros para estudiar posgrados o especializaciones en universidades argentinas, dispuestos a pagar alquileres en dólares". Por su parte, el presidente del Colegio de Corredores Inmobiliarios, Jorge Pighin, asegura que los alquileres temporarios crecen "con las visitas del extranjero por lo barato que está el país".
Pighin también dijo a UNO Santa Fe que "este tipo de contratos locativos están regulados por fuera de la Ley de Alquileres". "Siempre tuvimos entre 25 y 30 días promedio para alquilar un departamento de uno o dos dormitorios. Hoy, hay entre 25 y 30 personas esperando cuándo se desocupa un departamento", agregó.
En la presentación del informe del CEM, Fernando Bercovich sostiene que el de los alquileres temporarios es "un fenómeno global que en Argentina se aceleró con fuerza en el último tiempo" y que implica un mayor "encarecimiento y precarización de un derecho humano".
El CEM asegura que "diversos estudios coinciden en que en ciudades donde el acceso a la vivienda está limitado ya de por sí por otros factores, este tipo de alquileres contribuye a profundizarlo".
El mismo estudio especifica que lejos de la idea de ‘gente común’ o pequeños emprendedores, es un mercado crecientemente dominado por anfitriones corporativos, es decir, gestores inmobiliarios profesionales cuyo objetivo es mejorar las ganancias a través de un servicio más sofisticado de alojamiento".
"Los alquileres temporarios se caracterizan, además de por cierta flexibilidad para los propietarios, por su opacidad -es muy difícil vincular una oferta con una persona física- y por su informalidad, dado que los usos turísticos de unidades residenciales no encajan en general en ninguna normativa", concluye el informe.
El drama habitacional: consecuencias de vida o muerte
En abril se derrumbó una casa en Floresta, una de las zonas más precarias de la ciudad de Buenos Aires, donde vivían 150 personas hacinadas.
El amontonamiento en casas que no están en buenas condiciones es una de las salidas que barajan miles antes de terminar en la calle. Poco después, a una cuadra de donde se produjo el derrumbe que mató a tres personas, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta desalojó a un grupo de familias por un supuesto peligro de derrumbe, sin darles ninguna solución digna ni definitiva.
La pandemia puso en evidencia el problema del acceso a la vivienda y el hacinamiento. Millones se vieron en la obligación de aislarse en hogares superpoblados, sin las condiciones sanitarias mínimas para sobrellevar la cuarentena. Esto forzó a miles de familias, sobre todo a miles de jóvenes con trabajos precarios, a salir a buscar un lugar para vivir.
A lo largo y ancho del país hubo luchas por tierra para vivir, a las que el gobierno nacional, el de la ciudad y los provinciales respondieron con represión, desalojos y falsas promesas. El caso emblemático fue el desalojo de Guernica, a mando del ministro de Seguridad del gobernador Kicillof, Sergio Berni.
Vivienda: la única salida es por izquierda
Larreta de Juntos por el Cambio gobierna y desaloja para el negocio inmobiliario y la gentrificación dentro de la capital, así como Kicillof del Frente de Todos reprimió a las familias de Guernica para que una empresa pueda construir un country. La extrema derecha, los mal llamados "libertarios" como Javier Milei, defienden la dolarización de la economía, cuyas consecuencias en materia de vivienda se ven en la expansión de los alquileres temporarios.
Solo la izquierda propone una salida de fondo para el problema del déficit habitacional. Ante todo: romper con el FMI a través del desconocimiento soberano de la deuda externa ilegal, ilegítima y fraudulenta. Es una medida urgente para dar solución al problema de la vivienda de las mayorías populares. Toda la plata que se va al pago de la deuda, que el Gobierno no dejó de pagar ni siquiera en la pandemia, podría destinarse a solucionar estos grandes problemas. El drama habitacional se agrava a medida que avanza el ajuste de las principales coaliciones gobernantes - Frente de Todos y Juntos por el Cambio - para juntar dólares que se van con la deuda externa.
Además, es necesario tomar otras medidas básicas: