En una jornada electoral marcada por las pocas sorpresas que nos encontramos en los resultados, el partido del gobierno con Delfina Gómez logra ganarle el Estado de México al PRI, en una de las derrotas más anunciadas de la historia reciente, mientras que la oposición se queda con Coahuila, con una aplastante mayoría.
El PRI es el gran perdedor de la jornada más allá de los resultados últimos y el gobierno, aunque relativo vencedor, tendrá que analizar que dicen las cifras del Estado de México, donde la victoria no fue lo holgada que se esperaba
Estado de México: la joya de la corona en manos de la 4T
En el estado con la mayor tasa de feminicidios de todo el país, con más de un centenar de casos el año pasado, dos mujeres contendieron a la gobernatura. Tuvieron que pasar 94 años para que la dinastía priista terminara, Alejandra del Moral con todo el aparato partidario del PRI en la entidad, así como el apoyo del PAN y el PRD, no pudo ganarle a Delfina Gómez y MORENA.
Con ello la 4T logra ganar una posición estratégica rumbo a 2024, donde el padrón electoral más grande del país estará en disputa. Así como una pieza clave para fortalecer la estructura partidaria en el centro del país.
Aunque el obradorismo esperaba una victoria más holgada, la polarización de hizo evidente conforme se acercaba el cierre electoral. Con un margen de diferencia que llegó al 8%, el gobierno no pudo adelantar la estocada final rumbo a 2024, y la gestión de este año, será clave para refrendar la victoria, en una entidad que nunca había conocido a otro gobierno.
Las promesas de mejor transporte, de un alto a la violencia feminicida y acabar con la precariedad, serán de las más sentidas.
Coahuila: El último bastión del tricolor
Mientras tanto, en Coahuila, Manolo Jiménez, otro príista al frente de la coalición del PRI-PAN-PRD, logró imponerse al impopular candidato de Morena, Armando Guadiana, en el marco de las divisiones que se dieron en el partido guinda ante la elección de candidato sin tener en cuenta los deseos de la base. En otro resultado esperado, el PRI busca maquillar su terrible derrota, con la permanencia de la gobernatura de este estado del norte, así como con el triunfo en la elección de los legisladores estatales.
Y aunque moralmente es una victoria importante, la realidad es que Coahuila no tiene la misma relevancia estratégica que el Estado de México. Sin embargo, evidencia la debilidad partidaria de la 4T en el norte del país, donde no pudo hacer una alianza electoral con el PT y el PVEM, que aunque declinaron en los últimos días de las elecciones, nada pudieron hacer para cambiar el resultado.
Lo cierto es que Coahuila va a ser el último de los enclaves priistas al norte del país, con ningún tipo de posibilidad de significar la diferencia en 2024, y con la presión de estar totalmente rodeado por entidades gobernada por otras fuerzas políticas.
El inicio de la verdadera disputa
Cuando asuma la gubernatura del Estado de México Delfina Gómez, la 4T ahora gobernará 23 entidades del país. La oposición apenas posee un puñado de los estados de la república. A estas alturas, a nadie le queda duda de que la verdadera carrera electoral, la de 2024 ya empezó, y este solo era un preludio.
Las fuerzas de la oposición que hoy acusan al gobierno hasta de autoritario, poco o nada recuerdan, que son ellos quienes impusieron el régimen neoliberal vaciando las arcas estatales, recortando derechos, desfinanciando la salud, pulverizado los salarios, esas fuerzas hoy opositoras, iniciaron la llamada “Guerra contra el narco” con la militarización del país, cosa que hasta nuestros días ha inundado el país de violencia, profundizando el feminicidio, la desaparición forzada y estragos aun no cuantificables.
Pese a esto, el gobierno que dice busca terminar con esa herencia, en realidad ha profundizado algunas de estas medidas, la creación de la Guardia Nacional y su integración a la Sedena, la reforma constitucional que permite al ejército ser parte de tareas de seguridad pública, una reforma digna del calderonismo, así como la subordinación económica a EEUU, dándole todas la facilidades para invertir en el país, mantiene condiciones deplorables para la mayoría de los trabajadores, los jóvenes y las mujeres.
Estos son los proyectos entre los cuales nos quieren obligar a decidir en las presidenciales de 2024. Sin embargo, pese a los monstruos del pasado, con la derecha al frente y la continuidad de la subordinación al imperialismo, con la 4T como caudillo, es necesario construir una alternativa política, de las y los trabajadores y los sectores populares. Un partido que no busque conciliar los intereses de los ricos, empresarios y trasnacionales, y la de las mayorías trabajadoras, que sin importar el gobierno somos quienes pagamos la crisis y las ganancias de unos pocos, sino que luche por una salida de fondo ante los grandes problemas de México, como la violencia y la pobreza estructural y la precarización laboral, lo cual exige la ruptura con los mandatos de la Casa Blanca.
|
