El pasado jueves 1 de junio, durante el turno vespertino, las y los estudiantes del Instituto 9 tuvieron un encuentro inesperado: ratas. El hecho generó gran conmoción, y en consecuencia, muchos estudiantes presentes exigieron que se levanten las clases hasta que se garanticen las condiciones de cursada mínimas, como también la necesaria fumigación del edificio.
Sin embargo, a pesar del hecho y el pedido de los estudiantes, los directivos decidieron continuar con las clases normalmente, generando un enorme malestar al desestimar un hecho tan grave como que el edificio se encuentre invadido de roedores.
La preocupación no se limita únicamente al Instituto 9, sino que también afecta a la Escuela Primaria Nº37, ya que ambas instituciones comparten el mismo edificio. Esta situación requiere que se tomen medidas de manera inmediata, especialmente en la escuela, donde se almacenan alimentos destinados al consumo de los niños y niñas que asisten a ella.
Es fundamental abordar esta situación para garantizar la seguridad e higiene de todos los estudiantes y trabajadores. La presencia de ratas en establecimientos educativos no es poca cosa, ya que representan un riesgo importante para estudiantes, docentes y personal no docente. Estos animales pueden transmitir enfermedades a través del contacto directo, de sus excrementos o mordeduras, como el hantavirus, salmonelosis o leptospirosis. A su vez, pueden transportar pulgas, garrapatas y ácaros que transmiten otras enfermedades.
Ratas sí, pero inversión educativa te la debo
Este caso se suma a otros en los que se confirmó la presencia de ratas en establecimientos educativos de la ciudad, como por ejemplo, la Escuela de Teatro y el Normal 1. La desinversión en infraestructura y el abandono, factor común que atraviesa a toda la educación pública, da a lugar a este tipo de situaciones críticas, a las que se suma el hacinamiento por falta de edificios propios y en condiciones para los institutos terciarios.
Desde el Centro de Estudiantes estamos exigiendo levantar las clases hasta que no estén garantizadas las condiciones para poder cursar. Pero no se trata sólo de exigir la desratización del edificio. Más que nunca, se necesita más presupuesto para educación con inversión en infraestructura, para que nuestros institutos y escuelas no sean el caldo de cultivo de enfermedades. Les docentes, niñes, y toda la comunidad educativa necesitamos estudiar y trabajar no solo con las condiciones esenciales como que haya luz, agua o que no hayan roedores, sino con todas las condiciones necesarias para aprender y estudiar garantizadas. |
