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1ro de diciembre de 2024 Twitter Faceboock

Archivo Rojo
¿Independencia de quiénes? Los procesos independentistas en América Latina
Nancy López | Profesora. Agrupación Nuestra Clase

Si miramos las fechas de las independencias en territorio americano, podemos fácilmente visualizar cómo éstas tuvieron cierta sincronía: Haití 1804, Argentina 1810, Paraguay 1811, Chile 1818, la Gran Colombia (actual Ecuador, Colombia y Venezuela) 1820, Perú y México 1821, por nombrar algunas. Sin embargo, muy poco se habla en “la Historia oficial”, acerca de los antecedentes anticoloniales que hay detrás de estos procesos de independencia. ¿Qué idearios independentistas había detrás? ¿qué desarrollo económico sustentaba a los distintos territorios? ¿qué rol cumplieron las capas sociales más empobrecidas dentro del proceso? y sobre todo, ¿quiénes fueron los reales beneficiados de las guerras civiles por la conformación de repúblicas independientes de España?

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** Nota: Este artículo, es el primero de varios que elaboramos desde Archivo Rojo, en la idea de hacer una relectura general de lo que se ha impuesto como “Historia oficial”, respecto a la colonia y al posterior desarrollo del Estado chileno.

Los procesos de independencia en América Latina -entre 1810 y 1825- fueron resultado de una larga lucha contra el colonialismo español, que sometió por la fuerza a los pueblos originarios que habitaban el territorio, como también posteriormente a los llamados criollos -hijos de europeos nacidos en América-.

La llegada de los españoles a América significó para España un enriquecimiento nunca antes visto. Los metales preciosos ingresaron a Europa de a toneladas, especialmente gracias al empleo de la metalurgia que habían desarrollado los pueblos indígenas habitantes del territorio. Sin este desarrollo de la metalurgia, existente desde antes de la llegada de los españoles, habría sido imposible el explosivo enriquecimiento que significó para la corona española el mal llamado “descubrimiento” de estos territorios, hasta ese momento desconocidos para Europa.

Un ejemplo de aquello es el Virreinato del Perú y de Nueva España, donde se ubicó la mina de Plata de Potosí y Guanajuato respectivamente, las cuales representaron el 90% de la exportación de metales preciosos entre los siglos XVI y XVII. La ciudad minera de Potosí se fundó con 120.000 habitantes, siendo la ciudad más poblada de América colonial e inclusive de las más pobladas del mundo en el siglo XVI. [1]

Fue en 1808 donde la corona española entra en una importante crisis, dadas las guerras que se venían dando contra Inglaterra y Francia, y específicamente por la invasión napoleónica de España, donde Napoleón Bonaparte obliga a abdicar al Rey Fernando VII, colocando en reemplazo a su hermano José Bonaparte.

Este antecedente es reconocido en todos los libros escolares, como el “iniciador” de las campañas por la independencia, provocando el desconocimiento del nuevo Rey de España en América y por tanto desatando abiertamente la pugna por la independencia en estos territorios. Pero, ¿qué estaba ocurriendo al interior de América? ¿Fue este hecho solamente el que desató la deslegitimación del poder real?

El surgimiento de las luchas anticoloniales en América Latina

La mayoría de las veces los “idearios independentistas” son asociados a las independencia norteamericana (1776) y a la revolución francesa (1789). Ciertamente aquellas ideas liberales, asociadas a la burguesía emergente que tomaba el poder económico y político de estos países, también pusieron pie en América -en sectores ilustrados sobre todo- que se posicionaban a favor de la existencia de un poder “autónomo” de carácter republicano, de los territorios americanos respecto a la corona española.

En América, el desarrollo de las fuerzas productivas estuvo ligado a la extracción de metales preciosos, principalmente oro y plata por una parte, y a la actividad agropecuaria y de plantación por otra. La primera de ellas, concentrada en el virreinato Nueva España -que abarca lo que hoy es México y todo centroamérica incluyendo Cuba y Puerto Rico- y en el del Perú -que abarca toda América del sur. Mientras que la actividad agropecuaria se encontraba en el virreinato de La Plata, con la mayor actividad en Río de la Plata y su exportación de cuero y sebo. Y finalmente la actividad de plantación, que sustentaba a la islas centroamericanas, Cuba la más grande de ellas y mayor exportadora azúcar, café y tabaco hacia Europa.

Es en ese sentido es que historiadores como Luis Vitale, plantean:

“La colonización abrió un periodo de transición hacia un capitalismo primario exportador con relaciones de producción precapitalistas, donde no predominó ninguna relación de producción generalizada en todas las colonias, aunque en algunas de ellas fueron manifiestas las relaciones esclavistas y en otras las serviles.

Este periodo de transición se prolongó desde la Conquista hasta los primeros decenios de la Independencia política, en que se consolidó el capitalismo primario exportador.

La especificidad de este periodo de transición latinoamericano consistió en que no fue el resultado de un proceso endógeno de las culturas preexistentes a la Colonización Ibérica, sino que fue impuesto por vía exógena, a diferencia de otros períodos de transición como el europeo, de un modo de producción esclavista a otro feudal, además de la transición del feudalismo al capitalismo. En cambio, en nuestra América el periodo de transición se inició con la conquista de una potencia extracontinental.”

De ahí que no podamos enmarcar las independencias solamente en la influencia Europea, de sus idearios y de sus propios procesos independentistas, como se suele hacer. También es importante traer a la memoria histórica los importantes procesos de resistencia indígena contra la dominación colonial, que fueron parte del imaginario colectivo de la época en los territorios americanos y que también tuvieron una fuerte influencia en las posteriores independencias. Así como la estructura social y económica, impuesta por las ganancias de los colonizadores, que imperaba en la época.

La resistencia indígena y mestiza a la dominación española y europea

La insurrección más importante de colonias americanas tuvo lugar bajo el llamado de Tupac Amaru II, quien en 1780 dirigió un proceso regional que abarcó a indígenas y mestizos del virreinato del Perú, de Ecuador, Bolivia, norte argentino y chileno y ejerciendo influencia en el levantamiento de Colombia y Venezuela.

Si bien esta insurrección se caracterizó por la proclamación del antiguo imperio incaico, donde la mayoría de los combatientes eran quechuas y aymaras, Tupac Amaru tuvo la capacidad de lograr una alianza con mestizos y sectores menores de criollos también, los sectores más descontentos y disconformes con la monarquía sobre todo por los impuestos y reparticiones que los afectaban negativamente.

Esta insurrección tuvo mucho de un ideal incaico reivindicativo e incluso “idealizado” de lo que fue la era incaica pero que sirvió como basamento para la constitución de cierto proyecto alternativo al poder colonial, y que inclusive logró acaudillar a sectores mestizos y criollos tras la causa anticolonial. Sin embargo, la “historia oficial” ha invisibilizado el rol de estas rebeliones, o de la misma figura de Tupac Amaru como precursor de la independencia latinoamericana, dejándolo más bien como un mero “luchador indigenista” separado de los procesos independentistas que luego se desatarían.

Crisis de la dominación española en América

España, buscando una salida a la crisis en la que se encontraba, promovió las reformas borbónicas. No se podría decir que estas eran reformas “liberales” pero si tendían a una flexibilización mayor del monopolio que existía previamente. Por ejemplo, de un solo puerto en América, pasaron a haber más de 20, manteniendo siempre el monopolio con España, pero buscando una salida a la amenaza permanente de parte de Francia, Inglaterra y Holanda que ejercían un fuerte contrabando en los territorios.

Además, estas reformas también buscaban tranquilizar a los burgueses criollos que iban emergiendo en territorio americano, que se quejaban y tenían un fuerte descontento con las medidas arancelarias y monopólicas de la corona española. Sin embargo, más que contentarlos, las reformas borbónicas aumentaron sus ambiciones, provocando todo lo contrario a lo que buscaban.

Al mismo tiempo, el triunfo de la revolución Haitiana de esclavos, inspiró a referentes como Francisco de Miranda, Simón Bolívar y José de San Martín, a tomar acción por la promoción de la independencia en América. Miranda convoca a la “Gran Reunión Americana”, logia existente desde 1779 -10 años incluso de la revolución francesa- y que tenía por objetivo planificar acciones conjuntas por la independencia en las colonias americanas, y que en 1810 tuvo acciones coordinadas en los virreinatos y capitanías generales del Imperio Español en América.

La paradoja de la independencia americana: Una “independencia” que acrecentó la “dependencia”

En las guerras civiles que determinaron la independencia de los territorios americanos respecto a la corona española, tuvieron una destacada participación los combatientes indígenas, mestizos y esclavos. Pero una vez conquistada la independencia de España, se impuso un nuevo criterio ultracentralizado de mando político y económico, esta vez impuesto por la nueva burguesía criolla emergente, que tomó el poder político de las nuevas “Repúblicas independientes”.

La clase dominante criolla además no se interesó por crear una industria nacional que desarrollara las fuerzas productivas en el territorio, sino que mantuvo y profundizó su relación con el capitalismo europeo, basado en el extractivismo y la importación de manufacturas.

La dependencia económica con el capitalismo europeo se agudizó, por ejemplo a través de empréstitos de la banca inglesa a los nuevos gobiernos latinoamericanos de México, Argentina, Perú, entre otros, durante la década de 1820. Ejemplo de ello en Chile, en 1822, donde Antonio José de Irisarri negoció un empréstito con la casa Hullet de Londres por 1 millón de libras esterlinas, que luego de 20 años ya se habían convertido en una deuda de 1.690.000 libras esterlinas.

También esta dependencia se vio profundizada en otros aspectos, como en el comercio de exportación que se realizaba a través de buques europeos, con una burguesía criolla incapaz -y desinteresada- de crear una Marina Mercante Nacional. Y así también en la instalación de casas comerciales inglesas en las capitales más importantes de América durante el S. XIX, que ejercían como intermediarias de la exportación e importación. En Argentina por ejemplo, fueron las casas Bolton y Bliss que lograron que el presidente Rivadavia creara la Bolsa de Comercio, donde sus accionistas eran principalmente ingleses.

Es así que la “independencia” del territorio americano, a pesar de haber sido conquistada en gran parte gracias a la sangre derramada de miles de indígenas y mestizos caídos en las guerras civiles que se declararon en el territorio americano, no fue una independencia que les beneficiara a ellos. Más bien podríamos decir que hubo un “cambio de mando”, donde los criollos ricos fueron quienes tomaron el poder político, para aumentar sus ganancias una vez liberados ellos de las imposiciones monárquicas españolas en el terreno político y económico.

En el siguiente artículo, titulado Primera Junta de Gobierno: de la independencia a un nuevo Chile dependiente, entramos al período de independencia en Chile, con los actores sociales y económicos involucrados en ellos.

 
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