Desde Santa Cruz, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner encabezó el acto de inauguración de un hospital en Río Gallegos acompañada por Alicia Kirchner, gobernadora, y Gabriel “Gato Katopodis, ministro de Obras Públicas.
En lo que fue el primer discurso después de la presentación de alianzas electorales, donde el “Frente de Todos” pasó a llamarse “Unión por la Patria”, Cristina se enfocó en diferenciarse de Juntos por el Cambio, asociándolo al endeudamiento y crisis, desligando toda responsabilidad propia en los últimos cuatro años de gobierno y ajuste, y respondiendo dardos de la interna peronista, para finalizar convocando a todas las fuerzas políticas, o sea al macrismo y todas las variantes de la derecha, a abordar juntos el acuerdo con el FMI.
La misma historia... volver al diálogo con la oposición de derecha
La vicepresidenta retomó el enfrentamiento discursivo con las políticas “neoliberales” encarnadas en la oposición de derecha. Haciendo referencia a la crisis del 2001 y el fin de la convertibilidad, refiriéndose a cómo el gobierno (de la Alianza) dependía de los fondos que baje el FMI, “algo que podría extrapolarse exactamente a lo que pasa ahora”. Intentó reivindicar los doce años de las presidencias de Néstor y Cristina, como producto de esa crisis, “pero se vuelve a repetir la misma historia”.
Además de que los únicos logros que pudo mencionar Cristina datan de hace 30 o 20 años atrás, como el desarrollo de la obra pública en Santa Cruz o la incorporación de derechos, la propia admisión de que se vuelva a repetir la historia muestra la escasa efectividad de los supuestos “logros”.
La explicación de la crisis actual vuelve a estar en el endeudamiento con el FMI que realizó Mauricio Macri, donde efectivamente se tomó un préstamo fraudulento e ilegal que solo sirvió para la fuga de capitales y para someter la soberanía nacional mediante el saqueo de recursos y digitando la política económica al imperialismo.
“Este préstamo no es responsabilidad de este gobierno” afirmó, pero no hubo palabra que pueda justificar el ajuste de los últimos cuatro años bajo el gobierno del Frente de Todos, que renegoció y acordó con el FMI, del cual no acusó ninguna responsabilidad nuevamente, como si Cristina no fuera vicepresidenta.
La operación fue volver a recurrir a la diferenciación retórica con la gestión de Alberto Fernández, y de paso, seguir alimentando la interna del peronismo: “Si te pusieron una pistola en la cabeza, no digas que está todo arreglado, porque después sobrevienen las crisis de representación política” criticando el manejo de la renegociación con el FMI, pero también responsabilizándolo del crecimiento de “esas propuestas de ’vamos a quemar esto o reprimir”. A diferencia de los últimos discursos, Cristina no hizo referencia directa a la disputa electoral con Milei o discursos de extrema derecha.
Sin embargo, después de ubicar a la oposición de derecha como los únicos responsables del endeudamiento y ajuste, los convocó nuevamente a ser parte del “diálogo de todas las fuerzas políticas para abordar el acuerdo con el FMI”. ¿Diálogo con los que compiten en sus propuestas de ajuste y represión, para negociar con el Fondo?
A días de las PASO, una interna al rojo vivo
Luego de cerrar la inscripción de Unión por la Patria, el nuevo nombre que usará el Frente de Todos para intentar despegarse del desastre de su Gobierno, la vicepresidenta no escatimó en críticas a Alberto Fernández y a quienes pretenden alinearse con él para competir en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO).
"Cuando uno escucha que desde el propio espacio político amenazan con ir al partido judicial, con todo lo que nos ha pasado…” advirtió en el momento de mayor enojo de su discurso, haciendo referencia a las declaraciones de Aníbal Fernández. En medio de la definición de las reglas de juego para la interna, el ministro de Seguridad de la Nación había asegurado: "Recurriremos a la Justicia si no hay acuerdo en las reglas electorales".
"Toda esta discusión de ir a PASO, candidatura única... cuando uno tiene responsabilidad de Gobierno, la responsabilidad es gobernar y que haya la menor conflictividad posible", continuó en clara referencia al presidente. Y remató criticando, sin nombrarla explícitamente, la candidatura de Tolosa Paz en Provincia de Buenos Aires: "Jamás se me hubiera ocurrido en una campaña ir a una provincia o llamar a una dirigente para que fuera candidata a senadora contra la candidata de tal gobernador en tal provincia. No se me pasa por la cabeza eso. Creo que es necesario recuperar el concepto de representación política". Previamente, al comienzo de su discurso, ya había apuntado contra la ministra cuando señaló que "Alicia fue la mejor ministra de Desarrollo Social que tuvo el país, la mejor".
A tan solo un día de haber inscripto la alianza con la que el oficialismo competirá en las elecciones y faltando solo nueve para la formalización de las candidaturas, los dardos de Cristina cumplen una doble función. Por un lado, insiste en separarse del desastre que ha sido el Frente de Todos como si no fuera parte del Gobierno, intentando negar cualquier responsabilidad en el acuerdo con el FMI que reconoció la estafa macrista y el ajuste que se viene llevando adelante vía inflación y pérdida del poder de compra de los salarios. Por el otro, busca condicionar al máximo el armado que encabezan Daniel Scioli a nivel nacional y Tolosa Paz en la provincia de Buenos Aires, intentando restarle apoyos al interior del PJ y posibles incorporaciones. Por ese motivo es posible que de acá al 24 de junio (día en el que vence el plazo para la inscripción de los candidatos y candidatas) la interna siga recrudenciendo.
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