Fotografía: EFE-EPA / Yannis Kolesidis
Las encuestas publicadas esta semana muestran una diferencia de tan solo 0,5 entre Syriza y Nueva Democracia. Otras le dan una ventaja pequeña a Syriza. El resultado del domingo es completamente incierto.
Muchos estudios de opinión señalan, a días de las elecciones, que se mantiene un 10 % o 15% de indecisos. Gran parte de ellos votaron a Syriza en febrero, pero después de la histórica capitulación de Syriza ante la Troika están desencantados, y muchos piensan abstenerse.
“Calculo que hemos perdido a un 40% de nuestros miembros. Y al 90% de los jóvenes", confiesa un atribulado militante de Syriza en una entrevista. Traicionados, desconcertados, frustrados; estas palabras describen los sentimientos de muchas personas que votaron a Syriza hace solo unos meses.
¿Puede lograr Tsipras que después de todo lo voten para “que no vuelva la derecha”? ¿O se va a imponer la decepción con un partido que prometió terminar con los planes de austeridad y ahora va a aplicar las medidas más duras contra el pueblo griego?
El conservador Nueva Democracia podría volver al gobierno, después de 9 fugaces meses de “gobierno de izquierda”. Esta es otra demostración patente de su fracaso.
Si Syriza obtiene el primer lugar, tendrá la opción de formar una nueva coalición de gobierno con partidos de centro liberal como el PASOK o To Potami, ya que sus exsocios de Anel podrían quedar fuera del parlamento. La ley electoral helena le regala 50 escaños “adicionales” al que salga primero. Conseguir esos 50 diputados extra es la clave de la elección, donde nadie llegará a la mayoría absoluta.
El proyecto de Syriza, como modelo de una “nueva izquierda” europea que pretendía presionar a los “socios” europeos para frenar a la Troika, fue derrotado. Si Syriza logra formar gobierno será defendiendo un nuevo “programa” político, basado en la idea de que “no hay alternativa” a la austeridad de Berlín y Bruselas.
En el cierre de campaña, Tsipras llamó a votar a Syriza para “decir NO al viejo y corrupto sistema político”. Ya no se trata de enfrentar a la Troika ni de recuperar el salario y las pensiones, como prometía antaño, sino tan solo de una administración “honesta” a la cabeza de los recortes y las privatizaciones. Algo que difícilmente pueda entusiasmar a nadie. Por eso, según testigos presenciales, esta campaña electoral está marcada por la apatía. Porque lo que se vota este domingo es quién va a aplicar el tercer memorándum de la Troika.
Pablo Iglesias sobre Tsipras: “un ejemplo de democracia”
Pablo Iglesias viajó especialmente para apoyar a Tsipras en el acto de cierre de campaña, junto a Gregor Gysi del partido alemán Die Linke y Pierre Laurent del Partido Comunista Francés. Izquierda Unida, en cambio, declinó la invitación, aludiendo a “compromisos previos.”
Iglesias y la dirección de Podemos siguen defendiendo la claudicación histórica de Tsipras con el argumento de que “no había otra opción”, y dijeron que estas elecciones anticipadas eran un “ejemplo de democracia”. Durante una entrevista radial en Atenas Iglesias sostuvo que "Alexis luchó como un león contra las fuerzas más duras.” Después del acto, intercambiaron tuits diciendo que los “amigos se prueban en tiempos difíciles”.
En Podemos dejan claro, en medio de la campaña electoral española, que son un “partido responsable” y moderado, completamente adaptado al régimen y a las reglas del juego de las reaccionarias instituciones europeas. Un partido que transformó “los límites de lo posible” en el fundamento de su programa de gobierno.
Unidad Popular, reformismo recargado
Algunos sectores de la izquierda europea, en cambio, se inclinaron por apoyar a Unidad Popular, como sectores de Izquierda Unida y la corriente “Anticapitalistas” dentro de Podemos.
Pero Unidad Popular tampoco es una alternativa para los trabajadores y el pueblo griego, ya que defienden volver a una “Syriza de los orígenes”, sin cuestionar su ADN reformista y sin la más mínima autocrítica sobre los 8 meses que formaron parte del gobierno. Comparten con Syriza una estrategia reformista de ocupar espacios institucionales “por arriba”, en desmedro de la movilización independiente de los trabajadores y el pueblo. Su estrategia de “salida ordenada del euro” busca la “reconstrucción de la economía nacional” en los marcos del capitalismo griego.
A la izquierda de Syriza, el otro partido que actualmente tiene presencia parlamentaria es el KKE de tradición estalinista, que mantiene una importante influencia en algunos sindicatos a través de su corriente sindical PAME. Pero, detrás de un discurso en apariencia muy radical, tiene una política autoproclamatoria y burocrática que bloquea la movilización obrera y popular, siendo enemigos del frente único de los trabajadores y las organizaciones combativas.
La coalición de izquierda anticapitalista Antarsya+ EEK se presenta con una posición política independiente de los reformistas (después de que dos grupos que formaban parte de ésta rompieron para apoyar la campaña de Unidad Popular). A su interior continúan los debates sobre qué tipo de partido y qué estrategia desarrollar en el próximo período, donde algunos sectores buscan la confluencia con sectores reformistas, mientras otros sostienen una política anticapitalista.
Los resultados del domingo son todavía inciertos, pero de lo que no hay duda es que en el próximo período será fundamental retomar la movilización y la autoorganización obrera y popular para enfrentar las medidas reaccionarias del gobierno. En ese camino, la construcción de una fuerte izquierda anticapitalista y revolucionaria, con influencia entre los trabajadores y la juventud, es una necesidad urgente. |