Opulencia es definida por la Real Academia Española como; Abundancia, riqueza y sobra de bienes.
El contralmirante John Mauger, de la Guardia Costera, confirmó que los ocupantes habían fallecido, minutos después de que lo declarara la compañía dueña del sumergible, OceanGate.
En el submarino viajaban el millonario empresario paquistaní Shahzada Dawood con su hijo Suleman, estudiante de 19 años; el explorador británico Hamish Harding; el explorador francés Paul-Henry Nargeolet y el consejero delegado de la firma OceanGate, Stockton Rush.
Según los pocos datos que ofreció Mauger, unas horas después del hallazgo, los expertos determinaron que los restos “son consistentes con una implosión catastrófica”, es decir, una rotura y hundimiento provocados por la mayor presión del exterior.
"Conviértete en uno de los pocos en ver el Titanic con tus propios ojos", mencionaba la compañía de turismo en su sitio web . El boleto viene con un título: "especialista en misiones".
En los medios de prensa estadounidenses se publican hoy artículos y análisis que afirman que las familias afectadas podrían demandar a la empresa por haber llevado a cabo el viaje, pese a las advertencias sobre su peligrosidad.
Con la esperanza de encontrarlos con vida, Estados Unidos, con la ayuda de Canadá, lanzó el pasado domingo una operación de rescate con barcos, aviones y drones sumergibles.
Ésta tensión de los estados norteamericanos ha causado cuestionamientos, principalmente relacionados con la celeridad en invertir dinero y pedir cooperación a privados para planificar el rescate, en contraste con las miles de familias y personas migrantes que naufragan en el mar Mediterráneo o en el océano Atlántico que son simplemente ignoradas y expulsadas de éstos países.
Pero otro aspecto del caso llama profundamente la atención. Considerando los avances tecnológicos actuales, con los cuales, incluso personas no millonarias podemos tener acceso a la realidad virtual y a explorar de manera inmersiva (y segura) lugares de difícil acceso o peligrosos.
También tomando en cuenta que, la empresa que ofrecía los viajes turísticos en cuestión no contaba con tecnología de punta (como comprobamos amargamente el domingo) es decir, ni las condiciones de seguridad ni tecnología para mirar y experimentar ampliamente la "exclusiva" experiencia de ver el Titanic. ¿Por qué aventurarse a pagar un pasaje de 250 mil dólares estadounidenses para ver los restos de dicho barco, por una ventanilla? |