Después de una novela increíble de rumores y operaciones, el peronismo confirmó una fórmula de unidad para agrado del establishment político y económico. El ministro del ajuste del FMI encabezará la lista, secundado por Agustín Rossi, ambos integrantes fundamentales hoy del gabinete de Alberto Fernández. Bajaron a "Wado" de Pedro y a Daniel Scioli.
En lo que fueron horas dignas de un thriller político, el peronismo estuvo envuelto en falsos anuncios, operaciones mediáticas y negociaciones que tuvieron un fin este viernes por la noche.
Después de una larga incertidumbre, el ex Frente de Todos, actual Unión por la Patria, confirmó que irá de forma unificada con la fórmula Sergio Massa-Agustín Rossi, en lo que es un anuncio de agrado para todo el establishment político y económico, tanto el local como el internacional. Vale recordar que por estas horas el ahora candidato a presidente -históricamente cercano a la Embajada de Estados Unidos- negocia una nueva etapa del acuerdo con el FMI.
Con el anuncio -comunicado mediante un tuit- fueron "bajados" Wado de Pedro, Daniel Scioli y Juan Manzur, aunque en las próximas horas quedará por dilucidarse cuánto de verdad, cuánto de rosca y cuánto de mentira hubo en los semianuncios que se dejaron correr sin oficialización en los medios masivos de comunicación. La política de las clases dominantes se ha transformado en un circo que desarrolla su show decadente de espaldas a los padecimientos de las grandes mayorías e incluso jugando con el engaño a su propia base electoral.
Un primer dato a destacar del anuncio del viernes por la noche es que la ausencia de "Wado" en la fórmula presidencial representa la ausencia de un hombre o una mujer referenciados directamente en Cristina Kirchner en el binomio principal, aunque resta ver el conjunto del armado que se cerrará antes de la medianoche de este sábado. Al parecer, la apuesta principal del kirchnerismo sería en la provincia de Buenos Aires, con Axel Kicillof. De conjunto, hay una pérdida relativa de peso del kirchnerismo dentro del peronismo de conjunto.
De esta manera, la fórmula que competirá por la presidencia en representación del peronismo estará integrada por dos hombres que actualmente son miembros destacados del gabinete de Alberto Fernández -su ministro de Economía y su jefe de Gabinete-, en lo que expresa una fuerte continuidad de contenido -más allá de los nombres- respecto de un Gobierno que a todas luces desilusionó a buena parte de quienes lo habían votado en 2019.
En horas de la noche ya se expresaba el descontento de amplios sectores en las redes sociales. Vale recordar que la alianza de Cristina Kirchner con Sergio Massa -que hoy no solo se ratifica sino que pega un salto- es la expresión de un contenido que significó defraudar todas las promesas que el Frente de Todos había hecho en 2019.
Si bien Massa fue una de las tres patas fundadoras del Frente de Todos, su rol cobró mayor importancia desde su asunción como "superministro" tras la renuncia de Martín Guzmán y el breve interregno de Silvina Batakis.
Desde entonces, el hombre de Tigre no ha hecho más que aplicar las recetas de ajuste acordadas con el FMI, con resultados a la vista: legitimando la herencia macrista sin cuestionarla -al igual que antes Guzmán- se alcanzó una pobreza cercana al 40 % y una inflación desmadrada que superó largamente el 100 % anual, que contrastan con los innumerables beneficios para los poderosos, no solo para los especuladores de la deuda, sino también para el agropower (un "dolar soja" detrás de otro), "estímulos" a las multinacionales automotrices o las mineras, etc. Como era de esperarse de un hombre como Massa, gobernó para los ricos. No resultó extraño que el Consejo Directivo de la CGT, cómplice todos estos años de dejar pasar el ajuste, sea uno de los primeros en salir a apoyar el anuncio mediante un comunicado.
El contenido simbólico de la alianza Cristina-Massa, aunque han querido naturalizarlo en el último tiempo, es importante: basta recordar que el ahora candidato a presidente tiene un extenso prontuario por el que se ganó su apodo de "ventajita", dado su enorme pragmatismo para sacar beneficios personales y acercarse siempre al poder. Inició su carrera política en la derecha liberal de Álvaro Alsogaray, pasó por el menemismo, el duhaldismo y el kirchnerismo, para luego enfrentarse a Cristina Kirchner durante años y pedir que vaya presa, después ser clave para votarle leyes a Macri y finalmente desembarcar en el Frente de Todos.
En los cálculos políticos del peronismo seguro entra la consideracion -otra vez- de apelar al malmenor. El escenario electoral, cuya fisonomía se termina de configurar por estas horas, encontrará a Unión por la Patria intentando polarizar el escenario con candidatos de derecha como Javier Milei, Patricia Bullrich u Horacio Rodríguez Larreta, entre otros. El ¿ex? "paloma" Larreta este mismo viernes confirmó como compañero de fórmula al gobernador represor totalitario Gerardo Morales. Sobre esto último, un dato a tener en cuenta: histórico aliado de Morales, Sergio Massa no condenó la salvaje represión en Jujuy de los últimos días.
Sin embargo, la experiencia histórica no pasa en vano y la paciencia social no es la misma como para tolerar discursos y recetas que vienen acumulando fracasos. La Argentina de los últimos años asiste a una creciente crisis del régimen político, que se alimenta de una prolongada crisis económica y social y del fracaso de los sucesivos gobiernos. La emergencia de fenómenos como Javier Milei, la fragmentación y disputas agudas dentro de Juntos por el Cambio o las maniobras decadentes del peronismo para lidiar con sus internas, son expresión de esto mismo. El desencanto con "la política" de algunos sectores o los mayores niveles de abstención en algunas de las elecciones adelantadas, son parte de este cuadro de conjunto.
Sobre ese trasfondo también se observa un crecimiento de la izquierda e inicialmente de mayor lucha de clases. En las últimas semanas, la provincia de Jujuy viene actuando como laboratorio de lo que puede suceder próximamente: el próximo presidente nacerá debilitado en el marco de la crisis del régimen político y, cuando quiera imponer la continuidad de planes de ajuste, puede encontrarse con la barrera de la lucha de clases. Para eso Jujuy también deja una enseñanza: donde la izquierda es fuerte -como en esa provincia donde viene de hacer elecciones históricas con referentes como Alejandro Vilca del PTS-, hay mejores condiciones para desenmascarar las mentiras de los poderosos y organizar la resistencia a los ataques. Por eso, contra cualquier discurso malmenorista -cuyos resultados están a la vista para quien los quiera ver-, la tarea ante la decadencia del régimen es apoyar todas las luchas y darle fuerza al Frente de Izquierda Unidad que, con Myriam Bregman, Nicolás del Caño y referentes de todo el país, sale a dar una nueva pelea.
No hay grandes estrategias ni sorpresas, hay desorientación e improvisación por parte de una coalición que fracasó y postula a sus ministros, los mismos que vienen gobernando para el FMI. Vamos que la salida es por izquierda ✊