Con una gran demora en el escrutinio provisorio, los datos dan ganador al oficialismo con el 42,7 %, mientras que Juez está cercano al 40%.
La campaña fue fría, sin debates importantes que despierten interés entre la población y con las dos principales coaliciones defendiendo el mismo modelo, lo que se expresó en un alto abstencionismo, con el voto del 68% del padrón, el número más bajo desde el retorno a la democracia.
El oficialismo de Schiaretti y Llaryora volcó recursos multimillonarios para retener la gobernación, con eje en la obra pública y en un discurso de mano dura que incluyó que el ejército actúe en la seguridad interior. El intendente de la ciudad de Córdoba, al igual que Juez, tuvo un discurso demagógico sobre el salario docente y el personal de salud que protagonizaron importantes luchas entre fines del año pasado y el actual. Esas promesas de campaña se contradicen con el rol de Llaryora al frente del municipio que desde el primer momento y en plena cuarentena atacó el salario y condiciones de trabajo de los municipales y choferes.
Martín LLaryora es un fiel discípulo del modelo cordobés de Schiaretti y De la Sota, con una férrea alianza con el complejo agro exportador y la gran industria de la provincia, un modelo apoyado por todos los lobbies empresarios como la Bolsa de Comercio y la Fundación Mediterránea. La contracara de este modelo es una provincia profundamente desigual que encabeza los niveles de pobreza y precarización laboral a nivel nacional. El PJ de Córdoba dió un paso más en la alianza con los sectores más conservadores de la provincia, incorporando en su armado de gobierno a referentes del PRO y la UCR, por lo que no sorprendió el intento de Schiaretti de formar parte de Cambiemos a nivel nacional. La similitud entre ambos modelos, el del PJ por un lado y Juntos por el cambio del otro, se vio reflejada en el triunfo de Luis Juez en el interior productivo ligado al campo y el peronismo ganando la Capital, esto tiene como consecuencia también: una legislatura que en los primeros resultados estará partida casi a la mitad con predominancia de Juntos por el cambio.
Llaryora garantiza la continuidad del "modelo Córdoba" y estará a disposición de las políticas de ajuste nacionales. Los sectores dominantes de Argentina presionan para profundizar los ataques al pueblo trabajador y pueden ver en el PJ de Schiaretti y Llaryora no sólo un aliado sino un modelo que incluye la incorporación de sindicatos y movimientos sociales en su seno para contener y perseguir cualquier sector disidente. Tanto el movimiento Evita como las dos CGT’s apoyaron la gobernación del gobernador electo. Además se puede presumir que gran parte de los votos del espacio K en Córdoba votaron a Llaryora, mientas que la alternativa encabezada por Alessandri y Estevez apenas cosechó un 2,1%.
La demagogia de Juez no alcanzó
El sello de Juntos por el Cambio gana elecciones nacionales en Córdoba pero no alcanza para las provinciales porque no puede expresar un modelo alternativo al de la gestión peronista. Para seducir al electorado Juez lanzó mentira tras mentira en la campaña. Desde prometer aumentar el salario docente y de trabajadores de salud hasta restituir el 82% móvil para los jubilados, encarar un plan de viviendas, entre otras cosas. Lo opuesto al plan de su aliada nacional Patricia Bullrich y de las políticas de Macri cuando gobernó.
Con un discurso inconsistente, lo único claro de Juez fue profundizar la política securitaria del PJ y la mano dura, prometiendo restituir la nefasta figura de "merodeo" en el código de convivencia. Quien pasó por todos los partidos del régimen, apeló a la coherencia y la "decencia" como principales perfiles de campaña.
La defensa de su espacio cuando Schiaretti y Larreta propusieron un "frente de frentes" le sirvió para este discurso y tener más protagonismo en la elección, pero no fue suficiente. Es que a Juez le costó diferenciarse del PJ local, porque tienen los mismos intereses y defienden este modelo exitoso para los grandes grupos económicos.
Donde sí tuvieron claros acuerdos oficialismo y oposición, fue en la defensa de Gerardo Morales y la brutal represión a trabajadores y pueblos originarios en Jujuy. PJ y UCR intentaron prohibir la protesta el año pasado y continuaron criminalizando a referentes sindicales y sociales.
La elección del Frente de Izquierda
En el marco de una campaña vaciada de contenido y donde se impuso el peso de los grandes aparatos, el Frente de Izquierda apeló a una campaña militante que denunció el consenso del ajuste entre las dos principales coaliciones y sembró la idea de que la salida es por izquierda.
Sin embargo retrocedió el espacio de la izquierda ya que la suma del FIT y el MST en el 2019 fue del 4,2% de los votos y ahora está en el 2,4%. El FITU mantuvo un legislador y se ubicaba por encima del kirchnerismo local que en estas elecciones sufrió las consecuencias de su política de incorporación al PJ local.
En la capital se dieron los mejores resultados con altos porcentajes en barrios obreros que dan una buena base para las elecciones municipales del 23 de julio en las que el FITU llevará a la docente Laura Vilches como candidata a intendenta y con el desafío de plantear un referencia política para las y los docentes, trabajadores de la salud y demás sectores obreros y populares que han peleado en los últimos meses y donde las fuerzas del FITU han sido parte de esas peleas como lo hace a nivel nacional. |