Estas declaraciones fueron mantenidas por la fiscal en el informe mensual de la Alerta por Violencia de Género a Mujeres, la cual fue declarada en el 2019 en la ciudad capitalina y supuestamente ha implicado una política de “cero impunidad”.
Sin embargo, las cifras del propio gobierno, contradicen las afirmaciones de Godoy y de la exgobernadora de la CDMX que ahora compite por la candidatura del Morena para la presidencia. Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en el 2022 hubo un incremento del 7.35% en feminicidios, pasando de 68 a 73.
Además, según este mismo organismo gubernamental, en el 2023 la CDMX es el tercer estado con mayor incidencia en el delito de feminicidio después del Estado de México y Oaxaca.
Una y otra vez durante su administración Sheinbaum aseguró que el feminicidio estaba siendo combatido y reducido en la ciudad, en la misma tónica que López Obrador lo ha hecho refiriéndose a la situación en el país. Sin embargo, las cifras dicen lo contrario y la cosa se vuelve más compleja cuando se contempla que un buen porcentaje de los asesinatos de mujeres siguen siendo procesados como homicidios dolosos u homicidios culposos, pese a lo que afirma Ernestina Godoy.
Es importante decir, que contrario a lo que la hipócrita instrumentalización de la derecha busca instalar, el incremento de los feminicidios y la violencia no puede achacarse únicamente a la gestión de los gobiernos del Morena, pues la cruenta realidad que viven las mujeres y las disidencias en el país, así como el conjunto de la clase trabajadora, no puede entenderse sin tomar en cuenta las décadas de políticas neoliberales y de militarización del país.
Además de la Alerta por Violencia de Género, con su llegada al gobierno de la ciudad, Claudia Sheinbaum implementó las Lunas, un programa mediante el cual se ofrece asesoría jurídica a mujeres víctimas de violencia.
Sin embargo, esto no ha implicado un combate real a los feminicidios y la violencia de género en general, pues la política prioritaria ha sido el incremento de penas y una supuesta mano dura para los feminicidas, como lo muestra el supuesto incremento del 69% en agresores presentados ante jueces, lo cual está lejos de transformar las condiciones y relaciones estructurales que perpetúan la violencia patriarcal.
Esto ha estado acompañado de incrementar la presencia de la Guardia Nacional y policial con un discurso de “perspectiva de género” en la policía y las fuerzas armadas que busca legitimar las instituciones represivas que en más de una ocasión han actuado contra el propio movimiento de mujeres.
Mientras tanto la dependencia económica se mantiene producto de los bajos salarios y la inestabilidad en el trabajo que prima como oferta laboral se mantiene; las dobles o triples jornadas laborales también continúan, pues las labores domésticas siguen sin ser garantizadas por los patrones ni el gobierno. Al mismo tiempo, a pesar de la despenalización del aborto que es una realidad desde hace más de una década en la CDMX, la ausencia de educación sexual integral y los valores conservadores de una sociedad tan profundamente machista como la mexicana garantizan la continuidad de la larga cadena de violencias machistas que tienen como último eslabón los feminicidios.
Por eso, en la agrupación de mujeres Pan y Rosas, consideramos que es crucial pelear por un Plan Integral contra la Violencia de Género mediante el cual avancemos en transformar las condiciones que padecen las mujeres de la clase trabajadora y los sectores populares, que somos las principales afectadas por la violencia patriarcal.
Pero estamos convencidas de que cada derecho que le arranquemos a los gobiernos, deben servir para estar en mejores condiciones de acabar de una vez por todas con este sistema capitalista y heteropatriarcal. |