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La Izquierda Diario
20 de septiembre de 2015 Twitter Faceboock

Editorial De Editoriales Internacional
El ajuste y las malas notas
Martín Noda | París

Los intendentes, de derecha y no tanto, se “rebelan” frente al ajuste impulsado por el gobierno, aunque sus partidos políticos sean los impulsores de ese ajuste. Frente a esta “rebelión” el progresismo defiende al gobierno y camufla su política de ajusta. Por otro lado, la derecha más conservadora muestra abiertamente su política elitista y reaccionaria respecto a la educación.

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La “rebelión” de los intendentes

“Cómico” titula su editorial Laurent Joffrin en la edición de Libération del viernes. Lo mismo podríamos decir de él, aunque lo que más está presente en su texto es la hipocresía o el cinismo. EL problema en cuestión es la “rebelión” de los intendentes. El gobierno, profundizando su política de ajuste, recortó los presupuestos de las ciudades y pueblos de Francia. Los intendentes se quejan, ya sean afines al gobierno o de derecha. Para Joffrin lo que es “cómico” es que la derecha, luego de exigirle al gobierno más recortes en el presupuesto estatal para pagar la deuda, pidan que no se baje el presupuesto de las colectividades locales.

Entonces deberían callarse y acatar. El problema es que para la derecha el ajuste debería venir con la reducción de los empleados públicos y de las ayudas sociales. Esto, obviamente, el editorialista de Libération no lo denuncia. Ni siquiera denuncia lo “cómico” que es el gobierno de François Hollande, supuestamente progresista, pero el mejor alumno del ajuste neoliberal de los últimos años. Joffrin, denunciando a la derecha, no hace más que cubrir y justificar al gobierno de Hollande.

La selección escolar

Un problema muy discutido en los últimos meses en Francia es el problema de la educación. Más allá la cadena de contra-reformas educativas que no hacen más que empeorar la situación, todos acuerdan con que hay un problema de fracaso escolar para una cantidad creciente de alumnos. Nadie plantea que el problema es la creciente desigualdad social ni los recortes constantes a la educación. Con cada vez más alumnos en dificultad, y con menos recursos para ocuparse de los alumnos, la situación es, ciertamente, alarmante. Pero Le Figaro muestra en su editorial del viernes, intitulada “mala nota”, su visón altamente conservadora de la realidad.

El punto central es la discusión sobre la manera de calificar a los alumnos. Para contrarrestar la competencia creciente y el sentimiento de fracaso que significa una mala nota, desde hace varios años hay en curso una experimentación para cambiar las notas, en Francia de 1 a 20, por una calificación más conceptual, que marque solamente si el alumno “adquirió” o no los conceptos indispensables. La idea es simplemente de evitar la competencia entre alumnos para ver quien tiene mejor promedio y no “estigmatizar” a quien tiene uno más bajo. Sobre la base de una notación sobre 20, la competencia se hace palpable entre quién tiene 15,5 y 16 de promedio. Diferencias mínimas que pueden significar incluso la posibilidad de entrar en una buena universidad o no. Estas medidas, aunque no resuelven los problemas centrales de desigualdad y falta de recursos, puede sin embargo no cristalizarlas en un boletín con escala milimétrica, aplaudiendo al mejor alumno, abucheando al peor, y dejando en la indiferencia a todo el resto.

Le Figaro descarta de cuajo estas medidas. Para este diario esta política significa “acabar con la excelencia, reduciendo las formas de medirla […] La posibilidad que una nota precisa sea sobre todo una información, incluso un estimulante, y no una forma de estigmatización o de represión no parece estar estudiado seriamente [por el gobierno]”. Más allá de la falta de seriedad del gobierno, la experiencia en muchos docentes demuestra que la “notación precisa” efectivamente estigmatiza y que como “estimulante” solo funciona para una pequeña franja de la población, los mejores alumnos, que compiten entre sí para ser el mejor. ¿Estos son los valores que hay que transmitir? ¿Los de la competencia individual para ser el mejor de la clase, aunque sea por centésimas “precisamente” medidas por el sistema de notas francés? Para Le Figaro la excelencia consiste en la selección. Una mejor educación sería aquella de la competencia y si los alumnos en dificultades no logran buenas notas, es simplemente porque no estudiaron suficientemente. Para ellos una mala nota estaría bien merecido.

 
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