De esos temas habló Diego Sacchi en su columna sobre noticias internacionales del programa de radio El Círculo Rojo, que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs por Radio Con Vos.
Una gran parte de los uruguayos están viviendo días muy complicados, y lo que está pasando en el otro lado del Río de la Plata es la imagen más cercana de cómo impacta la crisis climática.
El pasado 19 de junio el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, decretó la emergencia hídrica para Montevideo y alrededores, la zona más afectada y donde viven más del 60% de la población del país.
El efecto es que OSE (Obras Sanitarias del Estado) empezó a distribuir agua con mayor cloruro de sodio, de ahí que el agua “tenga gusto a sal”como denuncian los uruguayos.
El agua dulce del principal centro urbano de Uruguay llega desde el embalse Canelón Grande, que ya quedó seco, y Paso Severino,que está con menos del 2% de su capacidad. Para evitar la escasez OSE recurrió a reservas con agua más salada.
El hecho es que millones de uruguayos comienzan a ver afectada su día a día y su salud, impactando a los sectores más pobres que no pueden acceder a agua embotellada.
¿De dónde surge está crisis?
El más evidente es la sequía relacionada con La Niña, que desde el 2022 se fue intensificando, afectando también a Argentina, Brasil y otros países.
Si la sequía se volvió una de las peores en décadas para nuestra región no es casual. El martes la temperatura global promedio del aire fue de 17,18°C, según datos recopilados por los Centros Nacionales de Predicción Ambiental (NCEP) de EE.UU. Hasta principios de esta semana, el día más caluroso registrado había sido en 2016, durante el último evento climático global de El Niño, cuando la temperatura promedio global alcanzó los 16,92 °C.
En Uruguay diferentes sectores, desde sindicatos, centros de estudiantes y organizaciones sociales, vienen denunciando la falta de inversión en los servicios públicos, por ejemplo el mal estado de las tuberías hace que se pierde más del 50 por ciento del agua en la distribución.
“no es sequía, es saqueo” dicen los uruguayos.
Un ejemplo es que, en una situación de sequía inédita, se ha permitido que las empresas forestales como UPM y Montes del Plata disminuyan la capacidad de las cuencas a la mitad.
UPM es una compañía de origen finlandés que se dedica a la creación de pasta celulosa. Su primera fábrica de celulosa está en marcha desde el año 2007 en Fray Bentos, que llega a utilizar un millón de metros cúbicos de agua al día por los que no se paga.
Otro ejemplo está relacionado con el agro negocio, en especial la producción de arroz, de la que Uruguay exporta el 95% de lo que produce. Los arroceros están consumiendo un 20% más del agua para la zafra 2022/23. La sequía a que se utilice el agua de represas previamente cuantificada —un 50%— y del bombeo de cauces de agua —ríos y lagunas, en otro 50%.
Esto es para beneficiar a unas 400 empresas productoras.
Reducir la situación que viven millones de uruguayos a un problema climático es quitarle responsabilidad a los gobiernos que benefician a las empresas extractivistas, mientras reducen la inversión en obras públicas capaces de dar respuesta a estas y otras sequías.
Algo que también vimos en nuestro país, y que dejó importantes ejemplos en provincias como Mendoza o Chubut, la lucha en defensa del agua tuvo a las calles como protagonistas.