Sergio Massa sabe que corre con desventaja, y relanzó su campaña intentando jugar fuerte.
Por un lado eligió el mismo día y horario que Daniel Scioli para el acto de campaña. En la cobertura televisiva perdió sin atenuantes, pero al menos por unas horas apareció como el rival del oficialismo. Massa quiere aprovechar el traspié de Cambiemos con el “affaire Niembro”. Para eso eligió una frase que debía trascender a los medios: “el que quiera terminar con el oficialismo tiene que votar a Massa, que es el que puede ganar en el balotaje, y listo, que no se prolongue la agonía de Cambiemos".
Por otro buscó competir con los anuncios esperados por parte del Scioli, aprovechando un terreno en el que Macri prefiere no meterse, las definiciones concretas. Sin repetir y sin soplar dijo: vamos a lograr déficit cero, crecimiento del 5% del PBI por año, 4 millones de empleos, 1200000 de créditos para viviendas, el 82% para los jubilados, eliminaremos el cepo cambiario en 100 días, también el impuesto a las ganancias, revisaremos el impuesto al cheque y bajaremos un 30 por ciento los impuestos. Batiendo su nuevo slogan "Las propuestas son el cambio", Massa hizo una lluvia de promesas que los periodistas no podían terminar de anotar. Por cualquier reclamo futuro se atajó: "no tenemos la varita mágica”.
También buscando competir con sus adversarios, intentó mostrar “un equipo de gobierno con experiencia”, con un gabinete económico y otro político. El primero estaría coordinado por su Roberto Lavagna; el segundo por José Manuel De la Sota. Además anunció quiénes serían sus ministros de cada área.
Por último, como ya nos tiene acostumbrados, eligió anuncios y frases polémicas, esas que rebotan en los grandes medios. “Vamos a plantear la construcción de 240 cárceles y poner en marcha una agencia de lucha contra la droga. Vamos a usar todo el poder del Estado en esa pelea. El Ejército al lado de la policía peleando".
Además de la inseguridad, prometió cárcel para los funcionarios corruptos. Desde el palco aplaudían el sindicalista Luis Barrionuevo, el "negociador" de la deuda externa Guillermo Nielsen y una serie de funcionarios menemistas y duhaldistas. Todos sin ponerse colorados.
Demagogia y agenda derechista
Massa volvió a echar mano a la demagogia en su relanzamiento de campaña. Anunció medidas como el 82% móvil que no aplicó cuando fue director del ANSES. Dijo que cada trabajador tiene derecho a pelear por lo que cree que es su salario junto a empresarios y sindicalistas millonarios como Barrionuevo.
Prometió combatir la violencia de género cuando gobierna un partido donde los vecinos y familiares de las víctimas de femicidios denuncian que sus casos son silenciados y existen redes de trata con cobertura policial. Anunció 1,2 millones de créditos de vivienda baratos cuando en Tigre los barrios privados crecen tanto como el drama de las inundaciones en los barrios populares.
¿De qué habla?
Pero además de la demagogia, Massa volvió a la carga con su agenda derechista. Primero se la agarró con los docentes, imitando aquellos discursos de Cristina Kirchner en la Asamblea Legislativa. "Vamos a evaluar a nuestros docentes, que no sea lo mismo para el docente que va todos los días que el docente que no". Así opina el Frente Renovador de las maestras que sostienen la educación pública. Desde que inició su campaña ha elegido a las docentes como adversarias: en realidad tras el planteo del presentismo, la evaluación y los días de clases, esconde un ataque al derecho de huelga. Justo en Tigre, donde este año cientos de maestras tuvieron que subirse a la autopista Panamericana porque Scioli no les pagaba sus salarios.
Pero Sergio tenía una sorpresa: esas maestras, las mismas que sostienen la educación pública sí, no sólo serán evaluadas y tendrán un régimen de presentismo, sino que tampoco podrán manifestarse. A ellas y todos los trabajadores, desde el luminoso escenario del Teatro Broadway, les envió un mensaje: "Vamos a reglamentar el derecho de protesta. No vamos a permitir la extorsión piquetera. La Argentina vuelve a tener libre tránsito y circulación".
Se ve que no tiene la varita mágica, pero ya levanta alto el machete. |