Patricia Bullrich habló de dejar atrás el cepo cambiario y recurrir a un nuevo préstamo del Fondo. Larreta la mandó “a estudiar”. Massa se diferenció, como si no fuera el garante del ajuste en curso. Cruces de acusaciones que esconden lo esencial: todos avalan el saqueo nacional que se hace en función de garantizar la deuda.
El circo electoral exige exageraciones. Obliga a las chicanas y las acusaciones, que se hacen más estridentes cuando menores son las diferencias esenciales. En estas horas, eso vuelve a verse en Juntos por el Cambio.
Este lunes, explicando lo que sería su “plan” (nos quedamos cortos con las comillas), Patricia Bullrich dijo “nuestro objetivo es que, bajo un acuerdo con el Fondo Monetario que nos blinde en dólares, vamos a abrir el cepo lo antes posible”.
De inmediato sonaron las alarmas. El término “blindaje” remite a 2001, a una de las últimas grandes operaciones financieras con las que el Gobierno de Fernando De la Rúa intentó capear la crisis económica que profundizaba su propia política de ajuste. Aquel préstamo alcanzaba una cifra superior a USD 40.000 millones e implicaba una serie de condiciones, que acentuaban la decadencia nacional. Entre ellas estaban una reforma previsional; “racionalización” de la administración pública; reducción del gasto público por 1,5 % del PBI durante 2001 y reestructuración de la ANSES y del PAMI, entre otras cuestiones.
Aquel acuerdo no impidió la catástrofe económica. La misma se profundizó y terminó en la rebelión popular que echó a De la Rúa en diciembre de 2001 y derrotó las políticas neoliberales en las calles.
Las declaraciones de Bullrich repicaron de inmediato. Dentro de Juntos por el Cambio y fuera. Rodríguez Larreta, intentando sacar partido, le recordó a su rival interna que “al blindaje lo hizo De la Rúa. No vamos a repetir eso. Miremos la historia argentina, estudiemos”.
Mandando “a estudiar” a Bullrich, Larreta no hizo más que tensar la cuerda. Le llovieron críticas, chicanas y acusaciones. Las más ásperas le recordaron su paso al frente del PAMI en aquellos años y el suicidio de René Favoloro.
Quien hizo leña del árbol caído fue Sergio Massa. El precandidato a presidente de Unión por la Patria salió a despegarse. Criticó que “plantearon que le van a ir a pedir más plata al FMI. ¿No aprendieron?”.
Massa habla como si no tuviera nada que ver con el Gobierno. Las ataduras al FMI no pasan solo por “pedir más plata”. Pasan, también, por cumplir con las políticas de ajuste que el Fondo indica. Y el actual ministro de Economía es quien lleva adelante ese ajuste. A las palabras se las lleva el viento. El ministro puede hablar en contra del ajuste, pero en el primer semestre de 2023 se redujeron los montos destinados al pago de jubilaciones y aumentaron los destinados al pago de la deuda pública.
El debate sobre el “blindaje” tiene mucho de circo electoral. Las dos coaliciones patronales discuten duramente, pero, aún con matices, tienen coincidencias esenciales.
Solo el Frente de Izquierda Unidad sostiene que es necesario terminar con la subordinación al FMI y romper las ataduras que hunden a la nación. Como planteó este martes Myriam Bregman, es fundamental pelear por el NO pago soberano de la deuda, cuestión que implica un conjunto de medidas destinadas a evitar que las grandes mayorías sean golpeadas por la crisis económica.