Premios para Bodegas. Penurias para Trabajadores
Las buenas nuevas para este sector, comenzaron con los resultados de la competencia World ’s Best Vineyards, que premia “a las más destacadas experiencias vitivinícolas”, que proclamó a la bodega mendocina Catena Zapata como la mejor bodega del mundo, y otros cinco establecimientos de Argentina dentro de los mejores 50.
Esas agradables “experiencias vitivinícolas”, que promedian en valor para los visitantes los $ 30.000 por persona y llegan a $ 815.000, no son el mismo tipo de experiencias que viven día a día los trabajadores del turismo y la hotelería en la provincia. Según la información de la DEIE (Dirección de estadísticas e investigaciones económicas) en un estudio realizado en el primer trimestre de 2022, reveló que llega al 65% la informalidad en trabajadores de hoteles y restaurantes. Un escándalo que adquiere tintes más oscuros cuando el gobierno de Suarez alardea de una Mendoza enriquecida por el turismo internacional, con más de 151 millones de dólares en sus arcas en 2022, y más de 3,5 millones de turistas que pasearon por sus tierras.
Esto decía Alejandro Vigil, uno de los empresarios galardonados, para diario Los Andes unos meses atrás: “Si vos trabajas en alta demanda, donde gran parte de tu sueldo está en negro o donde no tenés los francos necesarios, vas a tener falta de trabajadores.”...
El vino más vendido en el mundo, en el país con los sueldos más bajos. Un corte de ganancias aseguradas
Solo unos días después, la IWSR Drinks Market Analysis, declaraba que por tercer año consecutivo, Trivento, se había posicionado “en la cima en ventas al público”. La bodega con sede en Maipú, Mendoza, fue reconocida como la marca argentina de vino N°1 del mundo, en valor.
Según datos publicados con anterioridad por el mismo grupo Trivento Bodegas y Viñedos, donde el propietario y principal accionista es la chilena Viña Concha y Toro S.A , la facturación que fue proyectada para 2022, fue de una suma de u$s 68.669.137 (unos $12.700 millones de pesos al cambio oficial de fines de ese año). Si sólo contemplamos el margen de ganancia (declarada) de esa facturación, que en la industria vitivinícola se considera de un 5%, podemos ver que la ganancia neta de este grupo en este periodo fue de $635 millones. Siguiendo el mismo ejercicio, esto resultó en el equivalente a unos 8800 sueldos iniciales de ese momento.
Estas ganancias contrastan enormemente con los sueldos de $83.888 para los trabajadores de bodega y de $79.973 para los trabajadores de viña. Salarios que se encuentran entre los más bajos de la provincia y los países productores de vino. Como referencia cercana por ejemplo, un operario inicial de bodega en Chile cobra unos $135.000 al cambio actual, lo que representa un 60% más que de este lado de la cordillera..
El regalo de U$S 32 millones anuales de Massa a las 20 grandes bodegas
Pero el plato fuerte fue sin dudas el anuncio que realizó Sergio Massa con la eliminación de las retenciones a las exportaciones de vino. Se trata de la quita del 4,5% de los derechos de exportación, una medida que entrará en vigencia el 1 de septiembre. Esta medida implica que los 20 grandes grupos bodegueros que concentran en la actualidad cerca del 90% de las exportaciones, reciban un regalo valuado en unos U$S 32 millones de dólares anuales, que sin duda dejará una cosecha repleta de ganancias aseguradas para aquellos dueños de bodegas.
Así celebraba la noticia Martín Hinojosa, el presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV): “es la única medida que faltaba de las que pedía el sector vitivinícola, la eliminación de retenciones. Son 30 millones de dólares anuales que se va ahorrar la vitivinicultura y, además, podrán acceder al dólar agro sin inconvenientes. Es una medida altamente positiva para la actividad”.
Por su parte, para Bodegas de Argentina, fue una noticia recibida con gran satisfacción. Esta medida, junto con otras, venía siendo una de las mayores demandas de las patronales vitivinícolas, que la reclamaban en cada “lobby”, en cada reunión con políticos, en cada festejo y en cada entrevista dada a los medios de comunicación.
Sin embargo su codicia es insaciable, y desde la entidad patronal aseguraron que eso es solo la punta del ovillo, y que a partir de ahora, irán por más.
Uno de los argumentos esgrimidos por el Gobierno para avalar tan jugoso negocio para este puñado de pulpos bodegueros (un argumento que también repite Cambiemos y los libertarios de Milei), sería que todo beneficio para los empresarios, redundaría en el crecimiento de la industria vitivinícola, y con ello de la economía de la provincia y el país.
El propio Massa había declarado lo siguiente, cuando quitó las retenciones para las automotrices en enero de este año: “Es el compromiso que asumimos desde que definimos un programa de trabajo y desde que acordamos un programa de importaciones. Los dólares de Argentina van para la producción y el trabajo, y para generar mayor nivel de exportaciones”.
Y es que la política de Massa (y de todo el peronismo que lo avala, ungiéndolo para que profundice esta tarea en un posible próximo gobierno), es el mismo canto de sirena que prometen los demás partidos de los empresarios, donde supuestamente “los beneficios de los de arriba son derramados hacia los de abajo” como si fuera una fuente, algo desmentido por la propia historia, y en la vitivinicultura Argentina en particular.
Principalmente son los propios trabajadores vitivinícolas quienes saben bien esta realidad que denuncian cada vez con más fuerza. Ellos y ellas leen los diarios y ven las noticias de ostentosas inauguraciones de bodegas, de premios alrededor del mundo; contemplan los programas de televisión donde los bodegueros se muestran desfachatados en su mundo de lujos y privilegios; pero sobre todo, observan, entienden y conocen bien, cuánto cuestan las botellas que ellos mismos producen con sus manos y calculan cuántas de esas botellas son despachadas en pallets por día, para su venta.
Mientras los dueños de las bodegas celebran con copas en alto, los trabajadores contemplan la realidad de unos sueldos que apenas llegan a cubrir las necesidades más básicas. Desde que se produjo el boom de la vitivinicultura Argentina, con su reconversión que se inicia entre los años 2003-2005 hasta la actualidad, las bodegas de Argentina pasaron a exportar más de U$S 800 millones anuales promedio, sin embargo sus sueldos lejos de aumentar a la par de tal crecimiento, incluso han perdido poder adquisitivo y hoy se encuentran por debajo de la línea de la pobreza.
En marzo de 2007 por ejemplo, el salario inicial para un operario de bodega era de U$S 328, al día de hoy es de U$S 310.
Entonces ¿por qué beneficiar con U$S 32 millones de dólares anuales a empresarios y no destinarlos en beneficio de las mayorías trabajadoras y el pueblo?
Si hacemos la conversión de ese dinero a fines de Julio de 2023, la suma corresponde a aproximadamente $9.600 millones de pesos. Para darse una idea de la enorme cantidad de dinero que representa, son $ 5.098 millones los que el Ministerio de Planificación e Infraestructura destinará en 2023 para la construcción del Hospital de Luján y obras de ampliación y mejoramiento de los hospitales Lencinas, Saporiti, Enfermeros Argentinos, Gailhac, Illia, Schestakow y el Microhospital de Palmira. ¿Cuántos más centros de salud y hospitales se podrían construir? ¿A cuántos trabajadores de la salud se les podría mejorar el sueldo para que no se vean obligados a dejar la provincia?
O ¿por qué no destinar esos recursos para la solución habitacional de cientos de trabajadores vitivinícolas, el cual es uno de los reclamos históricos y más sentidos de los mismos?
Como una gran enseñanza, podemos ver que los empresarios se organizan y pelean por su programa y por políticas que los beneficien. Tienen medios para hacerlo y además, poseen sus partidos que los representan. Estos son el PJ, Cambiemos, y los Libertarios de Milei.
Es por eso que los trabajadores necesitamos seguir construyendo y fortaleciendo nuestra propia fuerza desde abajo, que sea totalmente independiente de los partidos que gobiernan para los empresarios, para forjar nuestro propio gobierno e ir así a la conquista de todos nuestros derechos.
En el valle de los contrastes, se gesta una vendimia de cambio, y las uvas de la esperanza, cosechadas con esfuerzo y unidad, producirán un vino nuevo, de igualdad y libertad. |