Trayectoria

Adán Augusto es un personaje que ha ocupado diversos puestos en la administración pública: se inicia en la política en las filas del priismo a mediados de los 80’s, sin embargo, apoyó al Frente Democrático Nacional (FDN) que impulsó a Cuauhtémoc Cárdenas a la presidencia de la república en 1988.

Hay que recordar que dicha elección culminó con la “caída del sistema” que le roba la victoria al FDN y logra la imposición del candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari, como presidente, consolidando uno de los fraudes electorales más escandalosos en la historia reciente de México.

Las convicciones democráticas de López Hernández no son muy profundas: a pesar de haber apoyado al FDN, el fraude electoral no motivó a Adán Augusto a renunciar a las filas del PRI; él se mantuvo firme en el priismo y para 1992 se le nombra presidente de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje del Estado de Tabasco.

Ese mismo año es nombrado subsecretario de Desarrollo Político y Protección Civil, y para 1993 ya es subsecretario de Gobierno y Asuntos Jurídicos de la entidad. Casi al concluir el 93’ Adán Augusto renuncia a dicho cargo público y pasa a desempeñarse como notario público.

Las nulas convicciones democráticas de Adán Augusto salieron a relucir durante este tiempo; como funcionario acostumbrado a los escritorios y las oficinas, se mantuvo en la oficialidad priista y al margen del Éxodo por la Democracia de 1991, la cual fue una marcha encabezada por AMLO que salió de Tabasco a la Ciudad de México en protesta por fraudes en las elecciones de presidentes de los municipios de Cárdenas, Nacajuca y Macuspana, pertenecientes a la mencionada entidad del sureste.

En 1994, cuando el propio AMLO denunció un fraude en la elección a la gubernatura de Tabasco, en la que contendió contra el priista Roberto Madrazo, López Hernández ─aunque no se encontraba ocupando cargos de elección popular-, tampoco consideró dejar las filas del PRI.

No será sino hasta el año 2000 que Adán Augusto vuelva a tener notoriedad en la política, cuando funge como coordinador de campaña del candidato priista a la gubernatura de Tabasco, Manuel Andrade Díaz. Para 2001, Adán por fin renuncia al PRI y pasa a formar parte del PRD.

En 2006, cuando AMLO se postula por primera vez como candidato a la presidencia de la república, Adán Augusto es nombrado coordinador de su campaña a nivel regional en las entidades de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Chiapas, Oaxaca, Tabasco y Veracruz.

Para el periodo 2007 a 2009, durante la 58 Legislatura del Congreso local tabasqueño, Augusto logra ser diputado por el distrito IV de dicha entidad. Posteriormente es diputado federal en la 61 Legislatura, del 2010 al 2012. Inmediatamente después de concluir dicho periodo, pasa a ocupar un escaño en el Senado de la República. En ambas ocasiones por el PRD. En 2014 renuncia a dicho partido y se integra al Morena, del cual fue dirigente nacional de 2016 a 2017.

En 2018 se lanza como candidato a la gubernatura de Tabasco, la cual gana pero deja el cargo en agosto de 2021 para sumarse al gabinete del gobierno federal como titular de la Secretaría de Gobernación, cargo desde el cual ha cabildeado la colaboración de gobiernos locales y otros poderes fácticos regionales, como veremos más adelante, mostrando especial afinidad por personajes de extrema derecha y acusados de corrupción.

Tras dejar la gubernatura de Tabasco Adán Augusto López ha sido señalado por sus tendencias caciquiles; incluso militantes de base del propio Morena lo han acusado de tomar a la entidad como su feudo y, a través del gobernador interino, Carlos Manuel Merino Campos, continuar gobernando de facto, privilegiando a sus allegados y estableciendo dinámicas clientelares a través del gobierno estatal.

Un personaje de pañales de seda

Si bien Adán Augusto López es un operador político hábil desde el punto de vista de la política burguesa ─es decir, la política de las élites, que solo usa a las masas como base de maniobra-, la razón del inicio de su carrera es simplemente una: es hijo del difunto Payambé López, quien fue un notario público de filiación priista que, sin embargo, apoyó al Frente Nacional Democrático para demostrar el fraude electoral de 1988 en Tabasco, la cual requería algunas validaciones certificadas por notaría.

Como ningún notario se prestaba a realizar dichos requerimientos, Payambé decidió apoyar al FND. Ello no sirvió de mucho, pues el fraude terminó consumándose. Aún con dichos gestos de Payambé, hay que decir que en su momento fue cercano a Gustavo Díaz Ordaz, cuando este era presidente de México, amistad mediante la cual quiso catapultarse a una diputación federal, pero Díaz Ordaz lo persuadió de que en lugar de ello fuera notario público en Tabasco.

Del mencionado soporte al FND nació un vínculo entre las familias López ─las de Andrés Manuel y Adán Augusto-. Por ello AMLO se refiere a López Hernández como “paisano, amigo y hermano”. Esa es la principal razón por la que Adán Augusto López Hernández ha tenido un ascenso meteórico en la política mexicana: proviene de una cuna de pañales de seda, es decir, privilegiada.

Ha ocupado cargo tras cargo en la administración pública estatal y federal, moviéndose siempre en las alturas de las cúpulas políticas del país y al margen de las bases sociales de todos los partidos políticos donde ha militado.

Adán Augusto es licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma Juárez de Tabasco y tuvo el privilegio de estudiar una maestría en Ciencias Políticas por la Universidad Soborna de París. Su visión política del mundo es eminentemente pragmática: establece alianzas de manera indiscriminada lo mismo con caciques universitarios que con funcionarios acusados de corrupción; lo que sea que le brinde rédito político.

La hermana de Augusto es Rosalinda López Hernández, administradora general de la Auditoría Fiscal Federal del SAT la cual es esposa de Rutilio Escandón, actual gobernador morenista de Chiapas, quien se ha caracterizado por sus fuertes desplantes represivos en contra de profesores de la CNTE y normalistas de Mactumactzá. Además, Adán es hermano de Silvia López Hernández, cónyugue de Humberto Mayans Canabal, exsecretario de Gobierno de Tabasco de 2007 a 2011. Como vemos, Adán Augusto es un personaje emanado de y sostenido en las cúpulas de la política mexicana.

Militarismo, cacicazgos y corrupción

En octubre de 2022, cuando aún era secretario de gobernación, Adán Augusto López solicitó a legisladores de Hidalgo que apoyaran la reforma constitucional que permitirá el desempeño de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública hasta el 2028. Su apoyo a las instituciones castrenses no se limitó a dicha campaña: en el mismo evento el exsecretario llegó a afirmar que un militar debería poder ser presidente de la república.

La declaración causó indignación en medio de un proceso de militarización cada vez más agudo que vive México ─y que intelectuales como Pedro Miguel han tratado de justificar llamándolo “socialización del ejército”-, en el cual investigadores como Roberto González Villarreal ─en su libro “La desaparición forzada en México: de la represión a la rentabilidad”- afirman que existen en nuestro país alrededor de 700 mil casos de desaparición forzada, en muchos de los cuales están involucradas directamente las Fuerzas Armadas.

Es necesario mencionar que el inicio del fenómeno en cuestión, como un hecho político, González Villarreal lo sitúa en 1969, en el Estado de Guerrero, con la desaparición de Epifanio Avilés, un militante de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, a manos del Ejército Mexicano.

Durante toda la llamada “guerra sucia” se siguió utilizando la desaparición forzada como método represivo contra luchadores sociales hasta nuestros días, con la particularidad de que en la actualidad también se desaparece a personas para someterlas a actividades económicas ilegales como lo son la trata y el trabajo esclavo, por mencionar apenas unos ejemplos; además de estos rubros, miles de jóvenes han desaparecido por razones hasta ahora desconocidas; se trata de casos donde se ha visto de manifiesto la criminalización de la juventud.

En estas desapariciones y en otras, como la de los normalistas de Ayotzinapa, han estado involucradas fuerzas militares y corporaciones policiacas mexicanas, tal como queda documentado en la obra citada y, particularmente en lo referente a los hechos de Iguala, en el trabajo del GIEI.

A pesar de ello, el empoderamiento de los militares en el gobierno de la 4T continúa, como queda de manifiesto en lo dicho por Adán Augusto López, así como por el presidente AMLO, quien continúa asignando cada vez más labores de la vida pública nacional a militares y quien, a pesar de los señalamientos del GIEI sobre el bloqueo de información ─por parte del Ejército y la Marina- que permitiría dar justicia al caso Ayotzinapa, ha decidido salir en defensa de las Fuerzas Armadas diciendo que todo es parte de una campaña mediática contra ellas.

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Otra de las afinidades políticas de Adán Augusto López Hernández se orienta hacia los caciques universitarios. Adán es muy cercano de Héctor Melesio Cuén Ojeda, cacique que controla a la Universidad Autónoma de Sinaloa desde el año 2005 y cuya familia y allegados han sido señalados ─ a partir de investigaciones periodísticas que ya derivaron en procesos judiciales- de desfalcar a la UAS por cientos de millones de pesos.

En este contexto el PAS, lejos de apaciguar sus métodos violentos de dominación política al interior de la UAS, los ha intensificado: periodistas críticos, así como trabajadores y estudiantes adheridos a un movimiento por la democratización de la universidad están siendo perseguidos, hostigados y agredidos por porros, tal como ha sido documentado por el semanario RíoDoce.

Por su parte Adán Augusto López visitó Sinaloa el 26 de junio y, cuestionado por la prensa sobre su relación con Cuén Ojeda ─quien en su página de Facebook ostenta abiertamente el apoyo del exsecretario-, dijo que él, “en las buenas y en las malas”, apoyaba al cacique universitario.

Finalmente, este aspirante a la candidatura presidencial por el Morena ha sido relacionado con personajes corruptos en entidades como Sonora, Baja California Sur y Campeche. Por parte de los primeros dos estados, se trata del operador político Miguel Ernesto Pompa Corella, también conocido como El Potrillo, quien ha sido señalado de participar en el desfalco del Estado de Sonora ─a través de la Operación Safiro- cuando fue secretario de gobierno de la priista Claudia Pavlovich.

A pesar de esto, Ernesto ha sido impuesto por Adán Augusto como uno de los principales operadores políticos de Morena en Baja California Sur.

Por parte de Campeche, Adán Augusto ha apadrinado al diputado federal José Luis Flores Pacheco ─llegó al escaño por el Morena, pero fue expulsado del partido-, quien ha sido denunciado por las bases morenistas de la entidad de ser un traidor, pues en octubre de 2022 fue ventilada públicamente su relación con Alejandro Moreno, presidente nacional del PRI, quien, a través de conversaciones de WhatsApp filtradas a la prensa, se supo que había financiado su campaña a cambio de que José Luis le brindara información del gobierno de Layda Sansores.

Como podemos ver, Adán Augusto López Hernández es un personaje que asciende de sectores privilegiados de la política mexicana, con nula convicción democrática, siendo alguien que ocupa cargo tras cargo en puestos cupulares de la función pública, totalmente alejado de los sectores populares de México y con una gran afinidad por la militarización del país, la antidemocracia universitaria y personajes corruptos.

Al igual que los demás precandidatos del Morena, solo ve en las masas una base de maniobra política, como queda de manifiesto el hecho de que Adán Augusto pisotea, siempre, la voluntad de amplios sectores de las bases de su partido, quienes han manifestado en distintas ocasiones su repudio a personajes cobijados por el exsecretario.

Habría que preguntarse si algunx de los precandidatos del Morena/PT a la presidencia de la república ─también llamadxs "corcholatas"- realmente representa las genuinas aspiraciones democráticas y de justicia social de amplios sectores de las bases morenistas o si, por el contrario, ningunx de ellxs les representa realmente y, ante esto, las mencionadas bases deberían buscar organizarse en torno a un proyecto político independiente, de carácter socialista, que sí pueda cumplir con dichas aspiraciones.