La patronal hostelera difunde el bulo de que no encuentran empleados porque la gente no quiere trabajar. Según su relato somos unos vagos que preferimos vivir de “paguitas”, como si el Estado capitalista garantizase que la clase trabajadora pudiera permitirse vivir del cuento, o como si las condiciones laborales de precariedad afianzadas por la última reforma laboral de Gobierno PSOE-UP no estuviesen ya suficientemente desequilibradas hacia el lado de los intereses de clase de las grandes patronales, hosteleras en este caso y del Ibex35 en general. A este discurso de criminalización de la clase trabajadora y los sectores más precarios, contraponemos el testimonio de una trabajadora de la hostelería que sigue trabajando en condiciones de explotación y precariedad en pleno agosto.
Por petición de la interesada no revelaremos su nombre ni el de los locales donde trabaja para proteger su identidad y a ella de las posibles represalias que pueda sufrir al denunciar esta situación.
“Tengo 20 años, estudio Trabajo Social y como todos los veranos necesito trabajar en lo que va saliendo para poder colaborar económicamente con mi familia y pagar la matrícula de la universidad pública en la que estudio. A principio de junio encontré trabajo en una cervecería del tipo Taberna Celta que pertenece a dos socios, que también son propietarios de varios Pubs nocturnos de la ciudad, que por la tarde funcionan como cafetería.
Encontré el trabajo a través de una amiga, me hicieron una entrevista y me dijeron que daba el perfil porque buscaban chicas jóvenes, trabajadoras y “guapas”. El contrato iba a ser de media jornada de 20:00 a 00:00 en la Taberna Celta para atender la terraza. La media jornada de tarde me viene bien ya que por las mañanas cuido a unos niños sin contrato, pero según han ido pasando los días esta situación ha ido cambiando, al igual que la de las otras compañeras que hacen el mismo trabajo que yo en los otros locales.
Se suponía que, en cada local la plantilla de mi turno iba a estar compuesta por tres personas, una en la barra y dos en la terraza, y que iríamos variando en función de la carga de trabajo, es decir si había mucha gente en la barra y “poca” en la terraza cambiaríamos a dos personas en barra y una en terraza. Hay que tener en cuenta que la terraza cuenta con un mínimo de veinte mesas y 100 sillas, de ahí para arriba, y que tras las 00:00 se recogería la terraza, tarea que también tenemos que asumir, y que vendrían otros compañeros a trabajar en la barra hasta el cierre que se produce a las 03.00 de la madrugada.
La realidad es que desde el primer día solo había una persona en barra y otra en terraza, pero es que, además tampoco los horarios se cumplen. Desde la primera semana de trabajo empezaron a pedirnos que entrásemos a trabajar a las 18:00 y al par de semanas que nos quedásemos a trabajar más allá de las 22:00 llegando a veces a tener que cerrar el local a las 03:00 de la mañana y exigiéndonos que nos quedemos a limpiar todo el bar, baños incluidos y hacer la caja.
Por supuesto los dueños del local solo aparecen de vez en cuando a tomar algo con sus amigos mientras que, al supuesto encargado del local, otro amigo de ellos, entre cuyas labores está hacer los pedidos, la caja y demás labores de contratación y mantenimiento del local solo le vemos una vez a la semana. Nos dijeron que libraríamos un día a la semana, pero este te lo dan cuando quieren o les viene mejor, te lo cambian de un día para otro etc. llegando a estar dos semanas seguidas trabajando sin parar, por ejemplo cogiéndole un martes y no volviendo a librar hasta un lunes de dos semanas después con todo tipo de excusas, también ha ocurrido que te dicen que libras una vez has ido a trabajar porque ese día no hay volumen de trabajo y te han cubierto con una compañera de otro de los locales sin avisar.
Pero la mayor sorpresa fue cuando firmamos el contrato. Esto sucedió a finales de junio, un día en el que especialmente había muchos clientes y vino uno de los dueños del local a hacernos firmar el contrato sin darnos tiempo a leerlo debido al jaleo que había en ese momento. Cuando una de las compañeras consultó la vida laboral y se dio cuenta de que nos han hecho un contrato de dos horas a la semana. La mayoría de las compañeras estamos en la misma situación, somos jóvenes, muchas son migrantes, madres solteras sin recursos o titulación que les permita encontrar otro trabajo, y necesitamos mantener el trabajo porque de ello depende la subsistencia de nuestras familias, poder continuar con nuestros estudios etc.
Cuando te quejas de que no se están cumpliendo las condiciones te dicen que es hostelería en verano, que es lo que hay, que estamos en mejores condiciones que en otros sitios, y yo sé que pese a todo lo que he contado, es verdad. Tengo amigos trabajando 12 y hasta 18 horas seguidas en hoteles, cadenas y otros locales de hostelería, sin tiempo para descansar, comiendo de pie a la hora que les dejan y en muchos casos teniendo que pagar su comida o el agua que consumen para aguantar la jornada en medio de las olas de calor.
La Reforma Laboral del Gobierno “progresista” ha avalado un modelo de precariedad que afecta en gran medida a los jóvenes, mujeres y migrantes que trabajamos en sectores precarios como la hostelería. La hostelería es la actividad peor pagada, la mayoría de los convenios están caducados y los datos de temporalidad y parcialidad son muy altos. Además, en este sector no hay inspecciones y si las hay no puedes quejarte, como les ha pasado a otros amigos, porque los jefes enseñan el contrato y hacen como que su visita coincide con las horas semanales por las que te tienen contratado. En nuestro caso no podemos constituir sección sindical por la temporalidad y el número de trabajadores de la empresa. A los sindicatos como CCOO y UGT no les interesa pelear este tipo de casos o nos piden un tiempo de afiliación previo como excusa para no intervenir, pero estamos contactando con otros sindicatos combativos que hacen acciones de denuncia de las condiciones frente a los locales donde sucede esto, ya que en el sector de la hostelería estas acciones que les señalan como los buitres que son hacen mucho daño al negocio y a veces sirven para que te tengan que pagar o cumplir algunas de las condiciones prometidas, aunque con esto no se acabe con el problema.
Sé que hay muchas personas en esta situación y quiero que la gente lo conozca para que no se deje convencer por el discurso de la derecha de que somos vagos, ni por el del gobierno que dice que ha mejorado las condiciones laborales de los trabajadores. También lo cuento para animar a todos los que estén en este tipo de situaciones y puedan, para que se afilien a otros sindicatos que si quieran pelear y se constituyan en comité de empresa para luchar contra estos abusos. Por último, quería agradecer a Izquierda Diario a los que conocimos por los Círculos de Trabajadores por unos compañeros que trabajan en una gran franquicia por publicar nuestro caso”
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