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2 de diciembre de 2024 Twitter Faceboock

A 50 años del Golpe
Alejandra Matus y su libro “Doña Lucía", una biografía no autorizada de quién sería la más despiadada protectora de la dictadura
Elizabeth Fernández | Profesora

Ad portas de los 50 años del golpe militar de 1973 que fue llevado a cabo por el conjunto de las Fuerzas Armadas en complicidad con organismos de inteligencia internacionales como la CIA y de partidarios civiles de un golpe militar, vemos necesario sacar a colación una de las figuras más aborrecidas de la dictadura propiamente tal: Lucía Hiriart. La periodista Alejandra Matus en su libro “Doña Lucía. La biografía no autorizada” retrata su vida, intereses y aspiraciones, de quien se convirtió en una de las mujeres más aborrecidas del país y responsable directa de violaciones a los DD.HH, desfalcos al fisco y sostener la impunidad para ella y toda la familia Pinochet.

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Alejandra Matus, en su libro “Doña Lucía. La biografía no autorizada”, del año 2014, desclasifica la figura de Lucía Hiriart desde finales de su adolescencia hasta bien entrada su vejez. Recordemos que Lucía falleció recientemente en el año 2021 nada más y nada menos que a los 99 años de edad en su casa construida ya entrada la democracia en el sector de La Dehesa, uno de los lugares más exclusivos de la capital.

Harto vivió “la vieja”, epíteto adoptado en las redes sociales, cuando se buscaba referirse hacia su persona. Muy alejado ya, del anterior Señora o Doña Lucía como debían referirse a ella, por su propio mandato, durante la dictadura militar.

El libro de Alejandra Matus, se divide en capítulos que se encuentran nombrados por los conocidos como los “siete pecados capitales”, dentro de los cuales, que se encuentran en orden, va el transcurso de la vida de Lucía Hiriart.

Oriunda de una familia ligada al Partido Radical y la Masonería, por medio de su padre Osvaldo Hiriart conoció de niña a las grandes familias y lo que sería la buena cuna desde pequeña. Casada muy joven con Augusto Pinochet, apenas luego de terminar los estudios secundarios, se obsesionó con poder obtener reconocimiento, alcurnia social y poder, por medio de su marido, lo cual no estaba para nada fácil, ya que, ser militar aún estaba mal visto en la sociedad, producto del Golpe de Estado de Carlos Ibañez del Campo y las heridas abiertas. Fue en base a esto que luego un sector del ejército pregonará el “Constitucionalismo”, como un método para volver a ser aceptados en la población civil.

El ideario de ascensión social, adquirir bienes materiales y obtener poder fue parte fundamental de los requerimientos de Lucía Hiriart para con Pinochet. Es por esto que cada vez que este ascendía en su “carrera” en el ejército, buscaba la manera de salir mejor beneficiados, con propiedades y servidumbre, importando poco si esta última era parte del ejército o no.

De “Lucy” a “Doña o Señora Lucía”.

Muchas veces se dice, que una de las principales presiones de Pinochet las ejercía Lucía Hiriart. Y es que la llamada Lucy, que era condescendiente con cualquier superior de su marido, para ayudar a su marido a ascender- rasgo que era reconocido por los altos mando del ejército, que siempre consideraron a Pinochet con una personalidad muy “chupamedias”- y buscaba opacar casi imperceptiblemente a cualquier mujer que le hiciese el peso, a la par de no mostrar inclinaciones políticas- para no desagradar a nadie- dedicándose a las tardes de té o de tejidos. Esto cambió en 180 grados, al momento de consumado el golpe del 11 de Septiembre, donde tanto Pinochet como Lucía Hiriart mostraron su rostro anticomunista, justificando el golpe militar en pos de ganar una guerra.

Rápidamente Lucía movió sus fichas para convertirse en la Primera Dama, por sobre el resto de las mujeres de los otros generales que componían la Junta. A la par de que Augusto Pinochet hacía lo suyo perpetuandose como presidente de la Junta militar y posteriormente autoproclamado como Presidente de la República.

Con motivo de lograr reconocimiento y poder, poco a poco, Lucía Hiriart fue inmiscuyéndose en asuntos del ejército y del Estado propiamente tal. Hasta llegar a adjudicarse CEMA Chile, reconocidos centros de madres en Chile, creados por Carlos Ibañez del Campo en 1954, como un mecanismo de cooptación y organización a fines con su política, debido al gran acercamiento político de las mujeres a la política propiamente tal, pero también un salto a la vida pública.

Luego CEMA, según su composición e intereses, estaría ligado más intrínsecamente con la vida política del país, y en el período de la Unidad Popular, participaría de coordinaciones territoriales como las JAP. En 1973 existían a lo largo del país unos 20.000 Centros de Madres con cerca de 1 millón de socias.

Lucía, vendría a desmantelar todo esto, para transformarlo en el séquito de mujeres de la Junta Militar, en donde ella sería la flamante presidenta. En honor a su función exigiría una oficina en el edificio Portales- actual centro cultural GAM- que funcionaba como edificio político administrativo de la dictadura militar mientras se reconstruye en esos momentos el Palacio de La Moneda, luego del 11 de Septiembre.

En su mejor momento CEMA Chile, contaba con 40 mil voluntarias a nivel nacional que serían esposas de generales, tenientes, coroneles, etc de las cuatro ramas de las FF.AA. Que por medio de trabajos voluntarios “sostenían” el ideal de la mujer chilena para este período: mujeres abnegadas, conservadoras en lo moral- en el caso de Lucía Hiriart parte de la iglesia Católica- y profundamente anticomunistas, oponiendo a esta idea el rol de la familia, la mujer solo como madre y la propiedad privada.

CEMA Chile, pasaría a ser una fundación sin “fines de lucro”, pero que serviría para llenar los bolsillos de Lucía Hiriart y el conjunto de la familia Pinochet. En su libro Alejandra Matus, relata algo respecto a Lucía, y cómo generó ingresos vendiendoles a los cadetes del ejército productos artesanales realizados por las voluntarias de CEMA Chile, donde incluso se daba la opción de “descontar por planilla” las compras de estos productos, que posteriormente iban directamente a las cuentas personales de Lucía Hiriart.

Luego del plebiscito de 1988, la familia Pinochet buscó la manera de resguardar el dinero adquirido durante la época en la que ejercieron el poder por medio de la Dictadura, y sostener el poder en materias estratégicas, como fue Pinochet al interior del ejército manteniéndose como Comandante en jefe y Lucía Hiriart como Presidenta de CEMA Chile.

Bien es sabido, posteriormente que saltó el caso Riggs por cuentas secretas y millonarias a nombre de Augusto Pinochet con sus alias de Daniel López o el de José Ramón Ugarte. Esto degradó aún más la imagen política de Pinochet, y vino a comprobar lo que era un secreto a voces; detrás del discurso de “sencillez y austeridad” que intentaron impregnar junto con Lucía, se escondía la necesidad de enriquecerse multi millonariamente a la par de adquirir estatus y poder, no sólo político, sino, que también económico.

 
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