La devaluación del 22 % implementada por Sergio Massa este lunes ya está mostrando sus primeras consecuencias, los precios están creciendo de forma acelerada en varios rubros de la economía cotidiana como los combustibles, la carne y el pan. Las consultoras todavía no publicaron sus mediciones, pero alcanza con ir hacer las compras para notar los fuertes aumentos. Además el Gobierno analiza una nueva suba en las tarifas para cumplir con la meta de ajuste del gasto público pactada con el Fondo Monetario Internacional.
A partir de este miércoles, las petroleras Shell y Puma elevaron sus precios un 12,5% luego del cierre del acuerdo de precios con el Gobierno. En tanto, YPF decidió que por ahora no modificará sus precios. Al hacer crecer los costos del transporte, las variaciones en este sector generan un efecto en cadena sobre el conjunto de la economía.
Los frigoríficos aseguran que entre lunes y martes tuvieron aumentos del 60 % y habrá que ver cuánto se traslada a las carnicerías. A esta suba, se le suma la renegociación entre los comerciantes y el Gobierno sobre los cortes de carne incluidos Precios Justos, con un aumento que podría estar entre el 9 % y 15 %. El Centro de Panaderos de Merlo anunció un aumento del precio del pan a partir de este jueves. El kilo de pan, estimaron, pasará a costar $ 800, un incremento del 15 %.
La economía argentina posee una estructura productiva atrasada que la vuelve dependiente de insumos y bienes importados y un elevado sobreendeudamiento tanto del Estado como de las empresas privadas. Es por esto que las devaluaciones detonan con rapidez una suba de la inflación y más aún si son acompañadas por una corrida cambiaria en las cotizaciones paralelas del dólar (el blue acumula una suba superior al 50 % en el último mes).
El equipo económico del Gobierno está analizando las tarifas de luz y gas debido a la suba de costos que produce la devaluación. De no aplicar una nueva suba de tarifas, deberían cubrirlos con subsidios, pero esto iría en contra de cumplir con la meta déficit fiscal acordada con el FMI. Luego del tarifazo en las boletas de julio, por el cual importantes franjas de usuarios vieron multiplicar sus importes por cuatro o cinco, es probable que permitan a las privatizadas cobrar todavía más. El plan original de la Secretaría de Energía era aplicar una última suba a fin de año, pero ya no sería suficiente para cumplir con el Fondo.
A sólo unos días de las elecciones, el Gobierno hizo pegar un salto a la inflación, dejando que caigan los salarios reales y los ingresos de la clase trabajadora, sobre todo de los sectores de menores ingresos. En particular los ocupados informales que no cuentan con derechos son los más afectados y ya vienen de perder más del 42 % de su poder de compra desde el macrismo y con el gobierno del Frente de Todos.
Frente a la devaluación que es aplaudida por los grandes empresarios y el FMI y cuyas consecuencias las paga la mayoría trabajadora, es necesaria la organización de los trabajadores en cada lugar de trabajo y la convocatoria a asambleas para exigir e imponer a las conducciones de la CGT y la CTA un paro y un plan de lucha para defender los salarios de todos los ocupados, formales e informales, y de los jubilados y quienes reciben ayudas sociales.
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