Delgatti también afirma haber ido cinco veces al Ministerio de Defensa y haberse reunido con generales, entre ellos el entonces ministro Paulo Sérgio Nogueira. Además, el ex presidente le habría garantizado el indulto si era capturado en este intento, con el argumento de que el hacker estaría "salvando a Brasil".
Según el hacker, el plan de Bolsonaro, los militares y el Partido Liberal (PL) era que mostrara en un video, con una app creada por él, la posibilidad de alterar las urnas y hacer que registraran un voto diferente al que fue digitado. En su testimonio, también afirma que funcionarios del Ministerio de Defensa, subordinados al general Paulo Sérgio, memorizaron partes del código fuente de las urnas para pasárselo al hacker, ya que no tenían forma de anotar esa información. Esto demuestra hasta qué punto estaban implicados en llevar a cabo el plan al servicio de la extrema derecha, apuntando incluso a una posibilidad directa de fraude en las elecciones, forzando la correlación nacional de fuerzas para favorecer sus aspiraciones golpistas. Delgatti asegura además tener pruebas de todo lo que dice y su testimonio ya es una bomba para la extrema derecha y todos los generales que formaron parte del gobierno anterior.
La acusación se produce después de que el miércoles 16 de agosto afirmara, según su abogado, que recibió 40.000 reales (alrededor de $8.000 dólares) a de Carla Zambelli para piratear los sistemas del poder judicial. En su testimonio, el hacker también informó de una conversación entre él y Jair Bolsonaro, mediada por Zambelli, en la que Bolsonaro supuestamente afirmó haber obtenido una escucha telefónica del fiscal Alexandre de Moraes realizada por una persona en el extranjero, y pidió al hacker que asumiera la responsabilidad del delito. Carla Zambelli también habría pedido al hacker que entrara en el correo electrónico de Moraes.
No es la primera vez que el hacker adquiere un enorme protagonismo en la política nacional. Fue el responsable de filtrar información sobre Lava Jato, que puso al descubierto los evidentes objetivos políticos de la operación dirigida por Sergio Moro. Su testimonio llega en medio de los escándalos de venta de joyas y relojes que muestran a Bolsonaro y a los militares coludidos mientras atacan los derechos de la clase trabajadora y del pueblo. La veracidad de la información proporcionada por el hacker y sus objetivos aún se están por demostrar, pero es un hecho que refuerzan una maniobra del régimen político para estabilizarse a costa de debilitar aún más al sector de extrema derecha más directamente vinculado a Bolsonaro, poniendo en el horizonte la posibilidad de la detención del ex presidente. Esta ofensiva se produce tres días después de que la ultraderecha obtuviera buenos resultados en las elecciones preliminares de Argentina con Milei, aliado de Bolsonaro. En este sentido, la Justicia también busca evitar los efectos posteriores que esto pueda tener en Brasil, bloqueando un posible reposicionamiento del ex presidente a partir del escenario en el país vecino.
El objetivo de estabilizar el régimen político detrás del debilitamiento de la extrema derecha por el poder judicial está en línea con la propia política del gobierno Lula-Alckmin. Al mismo tiempo que purgan a Bolsonaro, mantienen intacto su legado de reformas y privatizaciones, que sólo puede ser derrotado con la lucha organizada de la clase trabajadora y los sectores oprimidos, al tiempo que enfrentan los ataques planteados por el actual gobierno en conciliación con la derecha.
Este artículo fue publicado originalmente en Esquerda Diário, parte de la Red Internacional de La Izquierda Diario. |