En estas elecciones el FIT-U sacó 630.000 votos, un 2,65% de los votos, una elección muy similar a la del 2019 y más baja que la del 2021 en la que sólo eran legislativas. Las PASO las ganó la lista del PTS e IS, con un 70% a 30%. El NMas sacó 85.000 votos, un 0,36% y Política Obrera 62.000, un 0,26%. Dentro de un marco de centro izquierda estuvo la lista de Libres del Sur con 150.000 mil votos, un 0,7% y la lista de Grabois como colectora de Massa y dique de contención sacó un 5,9% de los votos.
Primero lo primero, la izquierda mantuvo su espacio electoral con una elección muy similar a la del 2019, comparar con la elección presidencial no es casual, es donde históricamente a la izquierda le cuesta más obtener mejores resultados. Rápidamente, impresionados por el avance derechista, la lista del Partido Obrero y el MST salió a decir que la elección de la izquierda fue mala, y lo siguieron Política Obrera y el NMas, viendo en sus propios resultados, el marco de conjunto. No solamente algo irreal, sino un error político que los lleva a poner a la izquierda como un espacio marginal como quiere hacer el régimen y dejarlo afuera del escenario hacia octubre. Una operación que intenta hacer el kirchnerismo para justificar el mal menor.
Confundir la bronca social con un automático crecimiento del voto a la izquierda revolucionaria es un error de concepto. Como plantea Eduardo Castilla, “En términos ideológicos, el voto a Milei expresa el crecimiento de una ideología individualista en sectores de la sociedad. Eso es, hasta cierto punto, un resultado lógico. En todos estos años, las organizaciones sindicales y sociales no fueron un vehículo para dar salida a las demandas económicas y sociales. Por el contrario, fueron un obstáculo para dar salida a esas demandas.”
La izquierda revolucionaria históricamente crece y decrece de acuerdo a la lucha de clases y el avance en la conciencia de las masas. Lo cierto también, es que en estos años de ajuste, el gobierno peronista logró contener posibles estallidos sociales y las luchas importantes que hubo no lograron romper los márgenes establecidos. Desde el 2021, donde la izquierda tuvo una buena elección, hubo pocas grandes luchas, una de ellas la del SUTNA, que tuvo un gran triunfo con los métodos históricos de la clase obrera, huelga, piquete y marchas, pero no salió de los marcos corporativos. La Unidad Piquetera, que protagoniza grandes marchas, es amplia en extensión pero primaron las demandas inmediatas. El PO en estas luchas tuvo un rol destacado y en ambas se negó a llamar a espacios de reagrupamiento de la vanguardia donde se unifiquen las distintas luchas y los distintos sectores.
Este año irrumpió la gran lucha del pueblo jujeño, no casualmente donde la izquierda encabezada por Alejandro Vilca tuvo tus mejores elecciones en las distintas que hubo en el año. Pero esta lucha, no logró nacionalizarse ni impactar de lleno en el conjunto de la campaña.
La campaña de la izquierda se dio en este contexto de un giro a derecha del propio gobierno, una economía sin crecimiento y atada al FMI, un alto grado de precarización laboral y una pobreza que ronda el 40%. Pero estas condiciones objetivas, no llevan por ahora a luchas amplias y duras en distintos sectores de la clase obrera, en las fábricas, en los sectores precarios y en los barrios.
Pero yendo propiamente a la campaña de la izquierda, lo que se es, no una mala elección, sino una floja campaña. Mientras la lista encabezada por Bregman y Del Caño intentaba plantear distintos ejes contra el ajuste, el FMI y el reparto de las horas de trabajo reduciendo la jornada laboral a 6 horas atacando las ganancias capitalistas, una consigna que tiende a unir las filas de clase obrera entre ocupados y desocupados, que el corporativismo del PO se nego a plantear. El MST, su aliado en esta lista, empezó a plantear esta consigna al igual que política obrera.
Solano y compañía, hicieron una campaña muy centrada en los medios, redes sociales, Anamá y Maslaton. Quienes fueron los grandes promotores de las PASO fueron nuevamente los derrotados, esta vez con más diferencia que en el 2015. Su campaña tuvo dos grandes ejes, contra los políticos capitalistas y contra Myriam Bregman. La primera una consigna correcta pero muy general y el otro un intento constante y sistemático de desprestigiar a quien hoy encabeza su lista. Las diferencias son claras y vienen de vieja data, lo que no solamente no corresponde, sino que fue un propio error para ellos es el ataque sistemático con falsedades, que un rival de las PASO aparezca en la tele, canchero diciendo que Bregman es K, que Del Caño es de izquierda light y un largo etc, algo inverosímil por miles que los vieron en cada una de las luchas y el mismo Del Caño siendo diputado se hizo popular por defender a los obreros de Lear en el 2014 y ser reprimido varias veces en la Panamericana por el gobierno de Cristina.
En esta campaña, no solamente tirarse un tiro en los pies sino perjudicial para el propio frente, en un momento de avanzada derechista, el planteo de Solano, es casi decir y dar a entender que Milei avanza por un discurso equivocado de la izquierda. En un reciente artículo de Solano en Prensa Obrera, sin miedo al ridículo, dice que como en una nota de Fernando Rosso que caracteriza al gobierno de Alberto Fernández como "estatismo blando" eso demuestra que queremos un estatismo duro, poco serio, es poco. Pitrola en su nota ensaya un discurso similar, por un lado las condiciones objetivas, por otro los problemas subjetivos que son para ellos el PTS, no obstante no dicen ni una palabra de por qué en los barrios obreros y el segundo cordón del conurbano no lograron ningún resultado favorable.
Que el PO tenga un vasto trabajo organizando en el Polo Obrero, no hizo que eso se refleje en votos, ni en los lugares que ellos mismo dicen tener, en todo el conurbano, donde mejor elección hizo el FIT-U luego de Jujuy, fue amplia la diferencia entre las listas, raro para quien media el barro de cada zapatilla. Lograron solamente el 30% de los votos del FIT-U entre las dos fuerzas, PO y MST.
Renglón aparte merece las declaraciones de Vanina Biasi sobre sus aliados, acusar de racistas a cualquier luchador de izquierda sea del partido que sea y de la corriente que guste, es una atrocidad injustificable, después de decirle racista, ni más ni menos, ¿Que sigue? o más bien la pregunta es ¿Cómo hacen una alianza con gente racista?. Después quisieron decir que no dijo lo que dijo, pero todavía toda la militancia que día a día lucha contra este sistema de explotación y opresión, espera las disculpas.
Si la derrota del 2015 lo llevó posteriormente a la ruptura con su dirigente histórico, este campaña cargada de discusiones falsas y un marcado discurso populista tanto en el barro (parecida a la campaña de Jesus Escobar de Libres del Sur) como en la consigna de un “movimiento popular con banderas socialistas”, tendrán nuevas consecuencias que habrá que esperar qué nuevo giro toma.
El MST, su aliado en esta interna, brilló por su ausencia, poca campaña, pocos medios, con solo dos datos de color, una pelean entre Bodart y el marido de pampita en las afueras de set de television, la otra es su visita a TN luego del crimen de morena para aprovechar y pedir eleccion popular de comisarios, sin remate.
También fue eje de la lucha del pueblo jujeño como ejemplo para enfrentar el ajuste, en todos los medios, spot, materiales, etc. Se planteó abiertamente este gran ejemplo de resistencia, fue una campaña centrada en la lucha de clases, lejos de toda especulación electoral.
Por otro lado estuvo la campaña del NMas con Manuela Castañera a la cabeza, grupo que elección a elección decide ir solo, pidiendo la unidad de la izquierda en la cual no son parte. Con cada vez peores resultados y una campaña con mucho papel picado, un lenguaje forzosamente juvenil, una sola consigna la de los 500 pesos y que Bregman le clavó el visto. También la de renovar la izquierda, copiando nuevamente los slogans ya usados. No mucho más. En algún momento la realidad debería golpearlos y ver su permanente retroceso.
Política Obrera en cambio optó por lo contrario, si NMas tuvo un estética juvenil, Ramal tuvo una de los 60´, pero más allá de los gustos, hicieron eje en los 4 candidatos del FMI, el ajuste y consignas correctas, pero marcado por una lógica sectaria en donde según ellos el FIT-U es la centro izquierda. Algo absurdo, ya que la campaña de masas planteada por FIT-U hizo eje en aspectos centrales anticapitalistas (nacionalizar la banca, el reparto de las horas de trabajo, ruptura con el FMI, etc), por un gobierno de los trabajadores y socialistas.
Hoy por hoy el FIT-U es la única lista que enfrenta el ajuste y tiene la tarea de mostrar una alternativa ante Milei, Bullrich y Massa con el ajuste actual que está haciendo y la política malmenorista. El FIT-U ya sacó correctamente una declaración contra el tremendo ajuste, que tendrá que reflejar la pelea no solo en el terreno electoral, sino en las calles. En donde también, como muestra Jujuy, cada uno de estos partidos estarán a prueba. |