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29 de noviembre de 2024 Twitter Faceboock

Derechos Humanos
Piñera y la democracia a "sangre y fuego" que encubre violaciones a derechos humanos en su mandato
Antonio Paez | Dirigente Sindicato Starbucks Coffe Chile

Por cuarto domingo consecutivo, el programa de canal 13 “Conversaciones con la historia”, en esta oportunidad entrevistaron a Sebastian Piñera, quien intentó limpiar sus responsabilidades en las violaciones a los derechos humanos durante el 2019 y las diferenció de las de la dictadura como si fueran dos cosas totalmente diferentes.

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En el cuarto capítulo del programa “Conversaciones con la historia”, el periodista de Canal 13 Iván Valenzuela entrevistó a Sebastian Piñera, el primer presidente de derecha del país desde Jorge Alessandri (1958-1964).

Como es costumbre el programa comenzó con los recuerdos que evocaba el 11 de septiembre de 1973 en cada uno de los entrevistados. A diferencia del resto de los ex-presidentes, Piñera se encontraba fuera del país (desde agosto) ya que estaba estudiando en los Estados Unidos. Según relató Piñera la primera impresión de lo que estaba ocurriendo en el país fue apropósito del comentario de un académico de la universidad de Harvard que le advirtió del golpe y luego de volver a su departamento y encender la televisión “veo imagenes que no había podido creer, porque la televisión americana le dió mucha cobertura al golpe del 11 de septiembre, y yo veo los aviones de la FACH bombardeando el palacio de la moneda, y veo los tanques que avanzaban por una calle frente a la moneda y habían muchos cuerpos boca abajo y me quedé con la duda si el tanque se había detenido o no, después supe que si se detuvo, veo los bandos, las listas de las personas buscadas” insólitamente luego de relatar eso señaló que llamó a Cecilia Morel para pedirle matrimonio y luego se ufanó sobre el tamaño de su familia. Como de costumbre Piñera acude a la trivialidad luego de algo trágico con ese intento burlesco de buscar el humor en medio de la tragedia que vivían miles de familias que iba a ver desaparecer a sus seres queridos “los golpes afectan mucho la vida de las personas, los momentos traumáticos quiebran y construyen muchas relaciones” dice Piñera, pero no se está refiriendo a los hechos, sino a sus vivencias personales, una frialdad digna de la derecha.

Consultado sobre su rol antes del golpe, Piñera señaló su rol dentro del CODE (Confederación de la Democracia), una alianza entre la DC y el Partido Nacional, que funcionó entre julio de 1972 hasta marzo de 1973 y que buscó articular a la oposición de cara a las elecciones parlamentarias de dicho año. El objetivo de la CODE era ganar los 2/3 de los escaños para poder destituir a Allende, objetivo que no se logró por lo que el Partido Nacional abandonó la alianza y se abocó de lleno a la preparación del golpe. Con respecto a este punto Piñera señaló que el golpe se produjo porque la democracia en Chile se encontraba “enferma”, que la situación en el país era caótica, que el "11 de septiembre se derrumba la democracia, fue el triste, tal vez evitable, desenlace de una secuencia de hechos”, y luego señala cuál era esa enfermedad: “la violencia” dice Piñera (una palabra que aparecerá durante toda la entrevista), “el 10 de septiembre Chile estaba en un caos total, un caos político (...) y el gobierno de Allende había quebrado la constitución así lo dijeron la Camarada de Diputados, la Contraloría General de la República, la Corte Suprema, las instituciones, sostuvieron en esa época que no se estaban respetando las normas de la democracia y el estado de derecho” pero con total deshonestidad intelectual, Piñera se está remitiendo a citar los argumentos que hiciera la oposición a través del infame documento de acuerdo de la Cámara de Diputados del 22 de agosto de 1973, documento redactado por la oposición golpista, donde sí se señala lo que dice Piñera, pero es falso que la Contraloría o la Corte Suprema se hayan pronunciado sobre la inconstitucionalidad del gobierno. Si bien existian controversias, nunca hubo un documento oficial que señalara lo que dice Piñera, su argumento apunta a buscar una justificación política para la preparación del golpe.

Y a continuación Piñera vuelve a mentir descaradamente hablando nuevamente de la “violencia”, de inflación, desabastecimiento, enfrentamientos entre grupos violentos (que parecieran ser solo de izquierda), “internación de armas” dice Piñera (seguramente pensando en el montaje del Plan Z), luego hace referencia a “odiosidades, división y desencuentros” y cierra con “una casa dividida no puede prevalecer” una frase bastante provocadora considerando lo que vino después. Consultado por Valenzuela si él creía que el golpe era evitable, Piñera señaló claramente que no!, es decir, la única salida era el golpe, si esto no es una justificación, no se lo que es. A renglón seguido Piñera señaló que el golpe “fue la derrota de toda una generación de políticos que no supo defender la democracia” (obviamente él no se incluye) y luego señaló que el 89 fue un “triunfo de la democracia”, un zigzag propio de un oportunista como Piñera que validó el golpe, abusó de sus privilegios durante la dictadura y al final volvió al lado de la “democracia”.

Pero Piñera es un derechista reaccionario en toda la linea, le sale por los poros su anticomunismo cuando habla de la “dictadura marxista”, porque para Piñera hay malas “dictaduras” (la marxista) y las que se pueden entender (la de Pinochet).

Pero volviendo a los zigzag y apropósito de la pregunta de Valenzuela, Piñera dice que la derecha actuó mal en el boicot a Allende, pero enseguida Piñera refuerza la idea de que “en el ejercicio del poder, el presidente Allende (...) durante el ejercicio de su cargo y de su gobierno no se respetó la democracia y eso es un tema muy importante” y Valenzuela le pregunta por grupos violentistas de la derecha (patria y libertad) y la desvalorización de la “democracia” a lo que Piñera dice que el valor de la democracia es una regla que hay que aprender “a sangre y fuego” porque pueden haber “recaídas” y usa como ejemplo el 2019.

En su respuesta Piñera usa una frase que no es al azar: “sangre y fuego” fue justamente el costo que le hizo pagar la derecha y los militares al pueblo trabajador por su osadía de cuestionar el modelo de la época. La regla que dice Piñera es el respeto a su democracia, donde su clase tiene el control por lo que cualquier cuestionamiento a ese orden, costará, antes y después, la sangre y el fuego para quienes no la respeten, cuestión que justamente hizo durante el 2011 (con la durísima represión contra los estudiante que se levantaron ese año que incluso le costó la vida al estudiante Manuel Gutiérrez) o en el 2019 con las consiguientes violaciones a los derechos humanos y asesinados por la represión de policías y militares.

Derechos humanos y violencia

Luego de esto Piñera trata de dar lecciones diciendo que hay tres cosas que aprender de los hechos de 1973: respeto a los derechos humanos, cuidado la democracia y la amistad cívica y el rechazo a la violencia.

Sobre las propias tres lecciones que intenta dar Piñera, Valenzuela le consulta “el clima que dice usted, llevaba adelante el gobierno de Salvador Allende no justifica de ninguna manera las atrocidades que pasaron desde el 11 de septiembre en adelante” a lo que Piñera rápidamente responde “Una cosa es preguntarse por qué llegamos al 11 de septiembre, para nunca más repetir esas circunstancias” y señala a continuación quién tendría la principal responsabilidad del golpe: “la principal responsabilidad es del gobierno de la unidad popular, que con una minoría quiso imponer un modelo de sociedad marxista que no era lo que los chilenos queríamos y por lo tanto ahí hay una causa, no se puede avanzar sin transar, utilizando todos los medios. el fin no justifica los medios” Pero Piñera mismo deja entrever su propia contradicción, cierra con “el fin no justifica los medios” pero en su opinión 1) el golpe era inevitable y 2) si el golpe era inevitable, el fin si justifico el medio.

Por eso y para salir de un posible apriete, rápidamente va a los errores de la UP y del golpe y aquí viene posiblemente uno de sus más atroces frases: “el 11 de septiembre también se cometieron muchos errores, el bombardeo de la moneda, las palabras que se escucharon al general Pinochet respecto a un avión que podía caerse en el camino son cosas que son inaceptables, y después del 11 de septiembre, violaciones sistemáticas, reiteradas, gravísimas a los derechos humanos y esto no fue solamente los primeros días, los primeros meses, si el grave problema fue que las violaciones a los DDHH ocurrieron durante todo el periodo del gobierno militar.” Esta idea de Piñera contiene dos ideas claves que mencionamos: El error no fue el golpe en sí mismo, sino algunas “acciones del día” (bombardeo, dichos de Pinochet, etc) y en su propio derrape intelectual, que las violaciones a los DDHH no fueron solamente los primeros días o meses, sino que se extendieron durante toda la dictadura, porque en opinión de Piñera en situaciones de crisis, es “aceptable” las violaciones a los DDHH, aquí no está buscando justificar al golpe, sino su propia actuación durante el 2019, donde también se violaron los derechos humanos, cuestión que abordará más adelante.

Transición y los ecos de la dictadura

Para Piñera el periodo de la transición fue “ejemplar” y un momento donde el país estaba “preparado” para el retorno a la democracia. Aqui nuevamente Piñera deja entrever su visión de la dictadura como un “mal necesario” para la restitución del orden y que una vez cumplida esa misión, la opción del No era “la mejor para el país”.

Contradictoriamente con el fracaso de la democracia en 1973, Piñera alaba ahora a los políticos que generaron la transición, pero Piñera omite que quienes orquestaron el golpe (Derecha + DC + Militares) fueron los mismos que orquestaron la transición, excluyendo a la izquierda luego de haber intentado aniquilarla, incluso físicamente. Cómo no iba a ser “ejemplar” si la Concertación pactó con Pinochet la impunidad y la famosa “justicia en la medida de lo posible”, lo mismo con la “política de los consensos” si los partidos de la Concertación ya habían pasado por la renovación de los 80 y ahora acordaban con el modelo impuesto durante la dictadura.

Consultado por el cierre del penal punta peuco, Piñera sacó su lado “demócrata” hablando duramente de contra Contreras, Brito, Corbalan, Espinoza y el amigo de Kast, Krassnoff, de que era necesario trasladarlos a una cárcel como Punta Peuco donde serían cuidados por gendarmería.

Consultado por la enmienda de republicanos sobre liberar a los presos mayores de 75 años, Piñera hizo gala de ambigüedad señalando que por un tema de “humanidad” y "valores cristianos” hay que buscar formas de que quienes estén en malas condiciones y por la “dignidad de la vida y la muerte habilita a que personas puedan morir con dignidad y no en una cárcel”. Un chiste.

En referencia a su famosa frase de “cómplices pasivos” Piñera señaló que la “responsabilidad de las violaciones a los derechos humanos no fue solo de los militares” y contrario a lo que podria pensarse, Piñera aclara que se refería a los tribunales de justicia a los medios de comunicación y finalmente, casi en la esquinita, “los civiles con poder”. Valenzuela rápidamente le preguntó por Jarpa (alguien con bastante poder) a lo que Piñera justificó que durante su periodo como ministro del interior había dictadura así que había que ser cuidadoso (¿?) y luego intentó abrir un diálogo político que fracasó (¿?). No quiso responder. Lo que sí dijo y con un tono muy duro “No le corresponde al presidente Boric sindicar quien es culpable o inocente de determinados delitos”, una referencia a lo que Boric dijo sobre él mismo.

Estallido y DDHH

Sobre la situación actual de la política, Valenzuela le señala que: “hay gente que cree que la derecha si volviera a situaciones parecidas optaría nuevamente por el golpe de estado” a lo que Piñera responde: “yo creo que todos hemos aprendido lo suficiente como para nunca más volver a las situaciones que condujeron al 11 de septiembre de 1973”, es decir no niega que de ser necesario, vuelva a hacerse y vuelve al ataque contra la izquierda señalando que durante la revuelta intentó “botar a un presidente y de paso quebrar la democracia” (esto en referencia a la acusación constitucional) y sigue añadiendo que su rol durante el 2019 fue la “protección de la democracia” y Valenzuela de pregunta por las violaciones a los derechos humanos durante el estallido, a lo que rápidamente Piñera culpó a la mesa social por las convocatorias y ensalzó su rol nuevamente como “protector de la democracia” por no llamar a los militares a reprimir con mayor fuerza, omitiendo nuevamente las violaciones a los derechos humanos producto de la represión durante octubre y noviembre del 2019. Valenzuela vuelve a preguntar: ¿no se violaron los derechos humanos? y Piñera dice: “yo tenía una doble responsabilidad, proteger el orden público, proteger a las personas y al mismo tiempo proteger los derechos humanos, por eso todas las instrucciones que nosotros les dimos a las fuerzas de orden iban en esa dirección, protejamos el orden público pero con extrema precaución en materia de derechos humanos. El 18 de octubre, cuando el general director de carabineros me dijo que no podía controlar el orden público, porque estaba sobrepasado, establecimos un estado de emergencia, con colaboración de las fuerzas armadas en el control del orden público y la preocupación principal era cómo compatibilizar orden público con respeto a los derechos humanos y proteger la democracia eso fue lo que nos orientó y preocupó desde el primer día. Ahora que algunos miembros de las fuerzas de orden o fuerzas armadas no respetaran los protocolos, cometieron excesos, cometieron abuso, eso lo ha determinado la justicia, y hay algunas personas que están condenadas”, nada que envidiarle a las excusas que daban los militares y actualmente da la derecha sobre las cosas buenas (implantación del neoliberalismo) y malas (excesos) de la dictadura.

La realidad es que Pïñera ni siquiera se toma la molestia de recordar sus propias lecciones, porque para él las violaciones a los derechos humanos (excesos) durante el estallido responden al “contexto” de la “extrema violencia” que se vivía en esos días, y se da la molestia de contabilizar 5 casos, bajándole el perfil al resto e incluso, con total impunidad, habla de responsabilidades individuales y no políticas, lavándose las manos de que el gobierno “facilitó toda la información” para las investigaciones, una total desfachatez para alguien que un segundo antes habló de que las violaciones a los DDHH era algo de primordial importancia y cierra la pregunta con: la diferencia fundamental es que esto ocurrió en democracia, como si eso fuera algo expiatorio.

No contento y a propósito de que el periodista le consulte sobre los dichos de Boric durante la campaña Piñera señaló: “no le corresponde al presidente estar amenazando a otros chilenos que los va a perseguir”, bastante osado para alguien que señaló estar en “guerra” contra un supuesto enemigo “poderoso”, digno de, como él mismo señaló, un dictador.

Ni perdón ni olvido

Faltando pocos días para la conmemoración de los 50 años del golpe, hay que dar una fuerte batalla por conseguir el juicio y castigo a los represores de ayer y hoy, sobre todo contra quienes viven la impunidad apropósito de las violaciones que se cometieron durante el gobierno de Piñera, sean estos civiles o militares, así como que hay que seguir dando la pelea contra la impunidad de ayer y exigir el término de los pactos de silencio entre quienes colaboraron activamente con la dictadura.

Hay que acabar con los privilegios de quienes han sido condenados, así como exigir al ejército de que abran sus archivos a las organizaciones de derechos humanos, que entreguen los nombres de los agentes que colaboraron con los organismos represivos del Estado, estén estos en retiro o activos, hayan sido civiles o militares.

Hay que exigir el cierre del penal de Punta Peuco y la degradación de los grados militares de los condenados o investigados, no puede ser que estos violadores de DDHH sigan recibiendo suntuosas jubilaciones por grados ganados con la sangre de quienes hoy no se conoce su paradero. Por último, hay que terminar con el secreto de los agentes consignados en el informe Rettig y el elaborado por la comisión Valech.

 
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