Desde ya, que a 50 años del Golpe, existe una preocupación general del régimen político respecto al balance del Golpe, muchos sectores quieren reescribir la historia e imponer solo su visión, como se ve con el Partido Republicano, en donde son derechamente negacionistas de las violaciones a los DDHH y defensores del falso “milagro” de la dictadura. Otra expresión de este mismo punto fueron las declaraciones de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, quién declaró que a 50 años del Golpe, ya no daba que se busque un balance común que trate de tener culpables, avalando con estas declaraciones la impunidad de la cual él también tiene una directa responsabilidad, al haber sido Presidente, durante 1994 al año 2000, tuvo el rol ni más ni menos de salvar a Pinochet de la justicia Europea durante su detención en Londres, trayéndolo de vuelta a Chile, sellando con esto la última posibilidad de algo de justicia frente a las atrocidades de Pinochet.
En este marco, el poder judicial ha ido buscando tener un rol en todo esto, pareciera ser en una lógica redentiva, por décadas de silencio e impunidad, pero lo que busca es aportar al sentido común de “cerrar los procesos”, si “total” ya pasaron 50 años, en medio de dicha conmemoración. Mientras se avanzó en la condena hacia los secuestradores y asesinos de Víctor Jara y Littre Quiroga, aún quedan otros casos emblemáticos en el tintero, como el caso de los condenados por el crimen de Rodrigo Rojas de Negri, por el bullado “caso quemados”, también otros procesos pendientes como el del ex jefe operativo de la CNI, Álvaro Corbalán Castilla –por la Operación Alfa-Carbón–; también de Juan Emilio Cheyre; así como de los asesinos de los cineastas Carmen Bueno y Jorge Müller.
En el mes noviembre del año 2021, la Corte de Apelaciones de Santiago dictaminó un fallo en el cual condenó, como autores del crimen contra Víctor Jara y del de Littré Quiroga Carvajal (director nacional de Prisiones en la época de la Unidad Popular), a siete exmilitares. Esto, bajo el delito de autores del secuestro y homicidio calificado de ambos.
Por el primer cargo, se condenó a Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Haase Mazzei, Ernesto Bethke Wulf, Juan Jara Quintana y Hernán Chacón Soto quienes recibieron una pena de 10 años y un día y, por el segundo, 15 años y un día. Otro ex militar, el ex fiscal militar Rolando Melo Silva (padre del exdirector del Sename y actual director ejecutivo de la Fiscalía Regional Metropolitana Oriente, Rolando Melo Latorre), recibió una pena cinco años y un día como encubridor de los homicidios, y otra condena de tres años y un día como encubridor de dichos secuestros.
Según la sentencia de segunda instancia, ambos fueron brutalmente golpeados y torturados en el Estadio Chile.
En el caso de Víctor Jara, testigos plantearon que se le vio durante los tres días de secuestro “visiblemente deteriorado física y anímicamente, con su rostro hinchado con innumerables hematomas, manos ensangrentadas y deformadas, cuyos dedos evidentemente fueron quebrados o fracturados, puesto que se doblaban con facilidad. Fue interrogado ilegalmente y seguidamente sometido a torturas que podían durar toda la noche, incluso se detalla que tenía su mano izquierda lesionada así como su ojo izquierdo, producto de golpes recibidos al regreso de esas declaraciones“.
Los cuerpos de Jara y Quiroga fueron encontrados el 16 de septiembre de 1973 en la vía férrea, cerca del Cementerio Metropolitano, el cadáver de Víctor Jara tenía 44 heridas de bala, y el de Quiroga, 22 impactos.
A 50 años del Golpe Militar, no basta con declaraciones de buenas intenciones o de no repetición, como plantean desde el Gobierno de Boric, hay que ir más allá, por toda la verdad, justicia y castigo a todos los responsables políticos y materiales sin excepciones de los secuestros, asesinatos y desapariciones forzosas, más que nunca se vuelve crucial una real reparación para las y los familiares de todas la víctimas que durante 50 años no tienen respuesta. Hay que acabar con Punta Peuco, basta de los privilegios carcelarios para los genocidas condenados, ¡cárcel común para los asesinos!. |