La Izquierda criticó desde un principio, porque implica megadevaluación y más pobreza. Ahora Ramiro Marra, candidato libertario, admitió que Milei no podrá dolarizar. Doble engaño: ni bueno para los trabajadores, ni posible de aplicar en un mandato.
El candidato a jefe de gobierno porteño de La Libertad Avanza, Ramiro Marra admitió en televisión que Javier Milei no podrá dolarizar la economía si gana las elecciones, sino que lo tendría que hacer otro gobierno.
La dolarización de la economía es una de las propuestas de campaña más populares de Javier Milei. Gran parte de los trabajadores que encuentran esperanzas en este planteo, tienen una visión simplificada: el planteo les cierra porque opinan que van a cobrar en dólares y que sus ingresos no se verán afectados. Aunque una medida así -si pudiera aplicarse- va a requerir primero una mega devaluación del peso y en consecuencia, una brutal pérdida del poder adquisitivo para las grandes mayorías.
Ahora, Ramiro Marra aclaró que la dolarización ni siquiera está en el plan de gobierno, si Javier Milei llegara a ganar la elecciones presidenciales. "Ya lo discutimos varias veces de cuándo va a ser el proceso de dolarización, no sé si vamos a llegar a hacerlo en el primer mandato de gobierno o si lo va a hacer otro gobierno", admitió el candidato a jefe de gobierno porteño de La Libertad Avanza.
En otras palabras, Javier Milei hace campaña con promeses que ni siquiera La Libertad Avanza piensa que podrán aplicar de llegar al gobierno. Si con su demagogia y marketing publicitario logró que un sector de votantes pensara que la dolarización podía ser algo positivo para el pueblo trabajador, con esta nueva confesión se ve que el engaño fue doble: ni bueno para los trabajadores, ni posible de implementar en un mandato.
Luego de salir primero en las elecciones PASO, Javier Milei comenzó a bajarle el precio a sus propuestas de campaña. Fue ahí que aclaró que había reformas de primera, segunda y tercera generación: la mayoría quedarían para otros gobiernos. Hay un "disley" importante entre su plan de reformas y la posible aplicación de ese plan en la realidad.
Si llega al gobierno, lo que planea aplicar Milei es una fuerte reducción de los presupuestos públicos que se utilizan, por ejemplo, para sostener la salud o la educación en todo el país. El engaño es que disfraza esto con el slogan de "ajustar a la casta política". Pero su programa es claro: saquear el dinero con el que se sostienen estos derechos elementales, y pagarle al Fondo Monetario Internacional.
Otra medida que vendría con disley son los vouchers educativos, que ilusionan a un sector de sus votantes con la posibilidad de acceder a un colegio privado. Esta es una reforma de tercera generación, queda para un imaginario tercer gobierno; luego de un imaginario segundo gobierno donde se dolarizaría la economía. Lo primero, para Javier Milei, es terminar de reventar el presupuesto educativo... que ya viene siendo ajustado por gobiernos peronistas y de derecha y es el principal motivo de decadencia en la educación pública.
En este aspecto, no se diferencian ni Massa, ni Bullrich, ni Schiaretti, ni Milei. A excepción de Myriam Bregman, que plantea enfrentar el ajuste del FMI, todos los demás candidatos planean continuar y profundizar los recortes presupuestarios.
Enfrentar la decadencia
Un posible gobierno de Javier Milei no tiene para nada asegurado que podrá implementar los ataques que planea. Incluso dentro de sus votantes, un sector importante está en contra de su programa de ataque a los derechos laborales, a la salud y a la educación. Sin dudas, el pueblo trabajador, las mujeres y la juventud, opondrán resistencia.
La figura de Javier Milei ganó popularidad luego de un mandato de Muricio Macri y otro del Frente de Todos, donde empeoraron las condiciones de vida de las mayorías populares, mientras unos pocos empresarios y banqueros se llenaron de plata. Sin dudas Milei busca que está tendencia se profundice aún más.
La adhesión a la figura de Mieli creció durante el gobierno peronista; pues este defraudó todas sus promesas de campaña. A la par, las conducciones de los sindicatos, movimientos sociales e incluso centros de estudiantes, se encargaron de mantener a la juventud y a los trabajadores asalariados e informales masticando bronca sin permitirles expresar su fuerza social y pelear en unidad por otra salida.
Para enfrentar a la extrema derecha, es necesario enfrentar las condiciones de ajuste y decadencia a las que nos arrastraron gobierno tras gobierno. Por eso es urgente imponer desde ahora una respuesta en las calles, para comenzar a revertir esta situación.