La concejala municipal Natalia Sánchez denunció en punto de prensa que el secretario municipal, Héctor Gómez, rechazó de forma arbitraria y autoritaria, saltándose sus facultades legales, la solicitud de convocar a un concejo extraordinario para el día 31 de agosto. Instancia que tenía como propósito dar a conocer a la comunidad propuestas en el marco de los 50 años del Golpe Cívico Militar, así como una exigencia del itinerario de actividades de la Municipalidad y sus Corporaciones de forma pública.

Consultando a Natalia sobre su opinión respecto a la decisión arbitraria del secretario municipal Héctor Gómez, la concejala nos señaló lo siguiente:

Primero decir que la solicitud contaba con el único requerimiento legal que es la firma de un tercio de las y los concejales. En ese sentido, su actuar arbitrario y antidemocrático al rechazar la petición, por fuera de sus facultades, tiene un contenido peligroso porque es una limitante a lo que se puede discutir en un organismo de elección popular.
Ahora bien, a pesar de que se convocó con siete firmas, nosotros, a diferencia de los concejales de gobierno, denunciamos el Golpe, pero también toda su obra económica y privatizadora, cuestión que ha sido consagrada por los gobiernos de la ex Concertación e, incluso, por el actual gobierno de Boric.
Nosotros convocamos a este concejo para presentar una ordenanza para reivindicar y conmemorar la memoria de los “Cordones Industriales”, una organización que puso a los trabajadores como sujetos de la historia.

¿Puedes explicarnos cuál es el argumento de la municipalidad para negarse a constituir un concejo extraordinario?

Más allá de tomarse atribuciones que no le corresponden, el argumento político del funcionario municipal, parte del equipo de confianza del alcalde Jonathan Velásquez, es que “la temática no corresponde a una de las funciones obligatorias o generales del municipio”.
Es decir, que "conmemorar y/o realizar actividades en el marco de un acontecimiento histórico del país" no es una tarea de la municipalidad antofagastina, aunque hasta hoy mantiene en su página web como hijo ilustre a Pinochet o una de sus principales avenidas bajo el nombre de Jaime Guzmán, ambos responsables de la imposición violenta de un modelo económico y político que solo sirve al negocio de los ricos, a costa de las necesidades sociales.

¿A qué te refieres cuando señalas que esta Concejalía no solo denuncia el Golpe, sino que también “la obra económica de la dictadura”?

Quiero decir que desde la concejalía hemos denunciado que leyes como la N°18.695 (Orgánica de Municipalidades), la Ley de Compras Públicas (promulgada el 2003) o la Ley de Subcontrato, son el entramado legal creado en dictadura y profundizado en 30 años de gobiernos de la ex Concertación y la derecha, para permitir enormes negocios con los recursos de la comuna. Ese llamado “duopolio” que tanto denunciaron en su momento los partidos del Frente Amplio y el Partido Comunista, pero que actualmente cogobiernan en común, con Boric reivindicando ese legado de los 30 años y a figuras como Ricardo Lagos, el creador del endeudamiento vía CAE o de las concesiones, tan parte del modelo capitalista y neoliberal que, supuestamente, buscaban cambiar.
En este sentido, Antofagasta se transformó en un gran “campamento” diseñado para satisfacer los intereses de los grandes empresarios y transnacionales, donde las inmobiliarias, las mineras, constructoras, las clínicas privadas amasan fortunas dejando migajas para que la municipalidad haga “gestión de la miseria”, mientras las riquezas son saqueadas por las transnacionales como BHP o nacionales como el grupo Luksic o SQM.
Aquí hay negocios de empresarios que se hacen ricos a partir de la privatización de servicios y derechos básicos que deberían ser garantizados por el Estado para toda la población, como es la recolección de residuos y lo que vemos con Demarco. Tras estos negocios, solo hay contaminación, subcontrato y servicios precarios.
Nosotros no somos la izquierda de las “fundaciones, Ong´s”, de las licitaciones, o del subcontrato”, como es este gobierno. Nosotros luchamos por poner de pie a la clase trabajadora, somos una izquierda que lucha por terminar con toda la herencia del pinochetismo y este sistema basado en la depredación del medio ambiente y la explotación del pueblo trabajador.

Respecto al concejo extraordinario y la medida antidemocrática de negar la instancia. ¿Están preparando algo?

Primero, aclaro que es peligroso que se ponga un bozal al debate público, evitando la discusión de cara a la población, sobre todo en lecciones de la historia reciente que han buscado ser tergiversadas en las últimas semanas, para enterrar la historia de la clase trabajadora.
Por esto, solicitamos un Recurso de Reposición Administrativo, para que Gómez se retracte de su rechazo y así recalendarizar lo más pronto posible la citación. Pues venimos trabajando dos ordenanzas municipales que queremos presentar al concejo, donde una de las propuestas es producto del trabajo de sectores de la comunidad interesados en recuperar la memoria de los trabajadores de Antofagasta.

¿Puedes adelantarnos de que se tratan las ordenanzas que ibas a presentar?

Una dice relación con la exigencia de una instancia donde realizar una propuesta de cambio de nombre de la Avenida Jaime Guzmán en el sector “sur” de la ciudad. Nos parece que el nombre de esa avenida es un claro reconocimiento a los responsables ideológicos de un modelo político y económico impuesto con sangre, tortura y muerte y que ha sido cuestionado por millones de personas en el país.
Por otro lado, una iniciativa conjunta con la Agrupación por la Memoria Histórica Sitio Providencia y La Comisión a 50 años de los Cordones Industriales, con el fin de reconocer el potencial de la autoorganización impulsada en los 31 Cordones Industriales forjados entre 1972 y 1973 a nivel nacional, donde uno de ellos se reunía en la ex Municipalidad de Antofagasta, actual Casa de la Cultura. Una experiencia importante de traer a la memoria antofagastina, cuando la clase trabajadora decidió enfrentar el paro patronal y dar una salida a la crisis, en perspectivas de transformar por completo la sociedad, dando un ejemplo de organizar la producción y distribución al servicio de las grandes mayorías y no al servicio del crecimiento económico de una pequeña minoría de empresarios nacionales e imperialistas como la que impera hoy como herencia de la dictadura.