Comenzó la campaña rumbo a las elecciones generales y la economía está en el centro del debate. Milei, Bullrich y Massa comparten profundizar el ajuste y seguir a los pies del FMI. Solo el Frente de Izquierda Unidad plantea que la crisis no la paguen los de abajo.
Este domingo empezó oficialmente la segunda etapa camino a las elecciones generales de octubre. El estancamiento económico desde hace una década, la inflación sin frenos, la “falta” de dólares y el deterioro de las condiciones de vida de la clase trabajadora ubica a la economía en el centro del debate de la campaña electoral.
Las propuestas de los principales candidatos tienen aroma noventista y tienen un consenso: ajustar a los de abajo. El FMI ya mantuvo contacto con los equipos de Bullrich y Milei, y al igual que el oficialismo, todos comparten honrar la deuda y cumplir con el Fondo. La única lista que rechaza el consenso del ajuste y plantea una salida a favor de las mayorías populares es el Frente de Izquierda Unidad con Myriam Bregman y Nicolás del Caño como candidatos a presidente y vice.
Consenso de los candidatos del FMI: que la crisis la paguen los de abajo
La semana pasada Carlos Melconian, presidente del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea se presentó en Córdoba con Patricia Bullrich, que lo eligió para ser ministro de Economía si gana las elecciones. Así, la Fundación Mediterránea vuelve a cobrar protagonismo, se recuerda que fue la misma que promovió en los 90 a Domingo Cavallo como ministro de Economía, quien puso en marcha la convertibilidad y culminó con una desocupación mayor al 20% y una pobreza superior al 50%.
La fundación fue creada en 1977 por un grupo de empresarios durante la dictadura militar y se constituyó como un medio para colocar los intereses del empresariado del interior del país en la agenda central. Actualmente tiene entre sus autoridades a empresarios como Sebastián Bagó (Laboratorios Bagó), David Uriburu (Techint), Sergio Roggio (constructora Roggio), Marcos Brito (Banco Macro), Adriana y Adrián Urquía (Aceitera General Deheza).
En un día “muy duro” como lo definió Melconian (en referencia a la eliminación de Racing, club del que es hincha, frente a Boca en la Copa Libertadores) afirmó en la presentación con la candidata de Juntos por el Cambio que tienen “un plan disruptivo pero dentro del sistema, institucional”.
El economista plantea reconocer el “bimonetarismo” y reformar el Código Civil para permitir los contratos en ambas monedas (peso y dólar). En junio, cuando presentó su plan, Melconian detalló medidas de “primer orden”: reforma laboral y del sistema previsional que consideró “una gran señal para la sostenibilidad fiscal de largo plazo”, también reforma del Estado, reducción de ministerios. En Córdoba Melconian prometió “inundar” de propuestas capitalistas y concretas el país. Un combo de medidas que apuntan contra la clase trabajadora, incluye ajuste y más flexibilización laboral. Nada nuevo bajo el sol, el economista fue presidente del Banco Nación desde que asumió Mauricio Macri hasta el 18 de enero de 2017, y sus críticas a dicho gobierno fueron sobre el “gradualismo”: para Melconian, se necesitaba un ajuste fiscal más drástico. La receta ahora se repite, Patricia Bullrich añadió en la presentación “queremos plantear que para frenar el caos de la Argentina, se necesita orden”, es decir mayor represión.
Por su parte, la propuesta de Javier Milei de dolarización de la economía es un plan que destrozará el poder de compra de los salarios producto de la fuerte devaluación que implicaría implementarla, hay diversas estimaciones sobre el tipo de cambio al que se dolarizaría en algunos cálculos llega hasta U$S1 igual a $10.000. El economista, cuyo ídolo es Domingo Cavallo, plantea un ajuste mayor al que exige el FMI como ya reiteró en varias ocasiones. Un menú de propuestas que según sus palabras apuntan contra la casta política, pero la casta que no cuestiona es la empresarial, grandes empresas que destinan poco de las ganancias a la inversión, reciben múltiples beneficios del Estado como son las exenciones impositivas y son las que fugaron los dólares que faltan del Banco Central, son los verdaderos saqueadores.
Tanto la dolarización de Milei como el planteo “bimonetario” de Melconian y Bullrich hablan de “estabilizar” la economía, pero omiten que el paso previo es un shock y mazazo a los ingresos de la clase trabajadora aunque presenten caminos distintos para lograrlo.
El candidato de Unión por la Patria y ministro de Economía busca polarizar con Javier Milei con la intención de llegar a la segunda vuelta. Sergio Massa avanzó con el ajuste fiscal desde que llegó al Palacio de Hacienda. En los primeros siete meses del año los gastos primarios bajaron 8,3% en términos reales mientras que los intereses de la deuda subieron 21,2%, según el informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC).
Tras devaluar las medidas que anunció el ministro para “aliviar” los efectos de la suba del tipo de cambio oficial tienen sabor a poco y excluyen a los informales. Según estimó el Instituto de Pensamientos y Políticas Públicas (IPYPP), quedaron por fuera de las medidas más de 11 millones de trabajadores. Además, las cámaras empresariales rechazaron el pago de la suma fija, gobernadores oficialistas y opositores también señalaron que no pagarán. Es decir, que será mayor la cantidad de trabajadores que estén excluidos.
Lloran las patronales, pero entre 2017 y el primer trimestre de 2023 durante el macrismo y el gobierno del FdT la transferencia de ingresos del trabajo al capital alcanzó los 101.400 millones de dólares, según calculó un reciente informe de Cifra de la CTA. El documento detalla que las empresas mediano-grandes que deben pagar sin ayuda estatal la “suma fija” de $60.000 deberían desembolsar alrededor de $218 mil millones, que “equivalen al 1,2% de las transferencias de ingresos del trabajo al capital que tuvieron lugar durante los últimos años”. Solo deberían destinar una pequeña porción de lo que embolsaron en los últimos años para el pago de la suma fija, pero se niegan. Miserables.
El plan de Massa es aguantar hasta octubre sin verse obligado a devaluar, según su declaración se mantendría el tipo de cambio en $350 hasta dicho mes, pero la inflación como estiman las consultoras tendrá dos dígitos en agosto y septiembre puede forzar un nuevo salto del dólar. El ministro anticipó que el FMI pide más devaluación, por este motivo puede haber otra suba del tipo de cambio oficial. Seguir bajo el mando del Fondo tiene consecuencias concretas: más inflación, ajuste y deterioro de los ingresos populares.
Ajustar a los de arriba
En el camino hacia octubre no hay solo tres listas como quieren instalar los medios. La izquierda también está presente, es la única lista que denuncia el ajuste en curso y rechaza el saqueo del FMI. Lo que hay que poner en debate para salir de la decadencia nacional y evitar una nueva catástrofe para el pueblo trabajador es un programa de otra clase, que afecte los intereses de las grandes empresas, los bancos, y las patronales agrarias.
Se necesitan medidas de emergencia como suba de salarios, jubilaciones, programas sociales, la implementación de un Ingreso Familiar de Emergencia para todos y todas las trabajadoras informales, desocupadas y monotributistas de las categorías más bajas. Para recomponer las reservas del país y atacar las causas de la inflación es necesario la movilización por el desconocimiento soberano de la deuda, la nacionalización del comercio exterior bajo administración de los trabajadores, nacionalizar el sistema bancario y la creación de un banco estatal único. Basta de empleo precario, trabajo con derechos para todos y todas: reducción de la jornada laboral a 6 horas, 5 días a la semana, sin afectar el salario, entre otras medidas.
Es necesario reorganizar la economía sobre otras bases, poniendo por delante las necesidades de las mayorías sociales y no la sed de ganancias de los poderosos de siempre.