Iniciada la dictadura el régimen tomó medidas inmediatas en atención a la llamada “guerra interna”, concepto con el cual se justificaron terribles asesinatos y violaciones a los DD.HH.
Como parte de estas medidas Pinochet encomendó al general Arellano Stark comandar un comando de ejecución, esta operación fue conocida como la “Caravana de la Muerte”, la cual es responsable del asesinato de dirigentes y activistas sindicales y políticos a lo largo de todo el país.
En el norte de Chile, la “Caravana de la Muerte”, en tan solo una semana, recorrió 7 localidades (La Serena, Copiapó, Antofagasta, Calama, Iquique, Pisagüa y Arica) dejando tras de sí un baño de sangre.
El helicóptero Puma de Arellano Stark aterrizó en el regimiento Esmeralda, en Antofagasta, el 18 de octubre de 1973, en donde se determinó el traslado a la Quebrada El Way de 14 prisioneros políticos para ser ejecutados.
Su asesinato fue un escándalo debido a que los cuerpos fueron entregados en la morgue del Hospital bajo terribles condiciones. Según se pudo determinar, el Intendente de la época, Joaquín Lagos Osorio, jefe además de la división Antofagasta del Ejército, decidió conscientemente en encubrir los brutales crímenes.
Lagos, así mismo, ordenó la publicación de noticias que tan sólo dieron cuenta de 7 de los ejecutados. Las publicaciones, obviamente en el Mercurio de Antofagasta, fueron burdos montajes, acusando a los asesinados de conspirar para realizar asesinatos en masa en Antofagasta y de estar comprometidos en activismo político y de conspiración terrorista.
71 personas asesinadas fue el saldo total del general Arellano Stark en su paso por el norte.
Sergio Arellano Stark murió en la impunidad, sin haber pisado un sólo día la cárcel luego de ser declarado absuelto por Alzheimer en marzo del 2016, una completa burla para cientos de familiares que aún reclaman justicia.
A 50 años de estos brutales crímenes, nadie ni nada está olvidado. Para obtener justicia y verdad no basta esperar los tiempos judiciales mientras los criminales de la dictadura mueren en impunidad o en cárceles de 5 estrellas, es necesaria la más amplia organización y movilización.
A 50 años del Golpe Militar, no basta con declaraciones de buenas intenciones o de no repetición, como plantean desde el Gobierno de Boric, hay que ir más allá, por toda la verdad, justicia y castigo a todos los responsables políticos y materiales sin excepciones de los secuestros, asesinatos y desapariciones forzosas, más que nunca se vuelve crucial una real reparación para las y los familiares de la víctimas que durante 50 años no tienen respuesta. |