No es la primera vez que se produce una ruptura de estas dimensiones en la estructura sindical campesina, la propia CSUTCB nace en 1979 como hito de rebeldía e independencia quebrando el pacto militar-campesino encarnado en la Confederación Nacional de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CNTCB). Asimismo, las profundas diferencias político-ideológicas y estratégicas marcaron los debates en los años 90 y 2000 dentro del movimiento campesino, personificadas en los liderazgos de Felipe “Mallku” Quispe, Alejo Veliz y Evo Morales desembocaron en federaciones y CSUTCB paralelas. No fue sino hasta el Congreso de Unidad convocado por la COB en 2001 que se logró la unidad formal de las distintas tendencias dentro del movimiento indígena-originario-campesino.
Vale la pena hacer un breve repaso de los enfoques estratégicos en pugna al finalizar los 90, pues tienen un impacto directo sobre el devenir político del país. En el seno de la CSUTCB desde su fundación en 1979 pugnaban distintas tendencias ideológicas, desde el katarismo hasta vertientes de la izquierda tradicional, pasando por variantes de la socialdemocracia, en esta pelea también disputaban sus intereses económicos diversas ONG y cooperaciones internacionales. En el Estado republicano y colonial, fundado sobre la explotación y la opresión nacional, la lucha por el territorio y la dignidad era una necesidad. La erradicación forzosa de la hoja de coca había convertido el chapare cochabambino en una zona de guerra con la presencia directa de las fuerzas de la DEA estadounidense, mientras los intentos de privatización del agua amenazaban con dejar a los campesinos vallunos sin los recursos suficientes para el riego. Es en ese contexto de lucha de clases que emerge el debate en torno a la necesidad de un instrumento político electoral que permita trasladar las luchas políticas al escenario institucional.
A diferencia de las luchas fraccionales dentro del movimiento indígena-originario-campesino en décadas anteriores que tenían de trasfondo debates estratégicos sobre el contenido mismo de las luchas por la liberación nacional y social, el XVIII Congreso se sintetiza en una pugna miserable entre dos bloques de burócratas que disputan la sigla electoral, y por tanto el reparto actual y futuro de cupos de administración del Estado.
El anuncio de la fracción evista de la CSUTCB de un bloqueo nacional de caminos para el 4 de septiembre con la demanda de la devolución de la sede sindical ubicada en la ciudad de La Paz (hoy bajo resguardo policial) fue suspendido la noche del 2 de septiembre en medio de una reunión de emergencia de la fracción evista del Pacto de Unidad (que agrupa las principales organizaciones campesinas y naciones indígena-originarios del país).
En un contexto de cada vez mayor lucha por el control de la tierra en el oriente del país, que enfrenta terratenientes agroindustriales, pueblos originarios y campesinos interculturales, en el que se mantienen en la impunidad los autores materiales e intelectuales de la quema de la Federación Campesina en Santa Cruz en el paro cívico empresarial del año pasado, las dos fracciones burócratas se enfrascan en una pelea visceral desmovilizadora.
Desde la LOR-CI, organización que impulsa La Izquierda Diario en Bolivia, en primera instancia rechazamos categóricamente toda intervención policial en congresos sindicales, así como rechazamos todo cooptación burocrática desde el Estado a los dirigentes sindicales, estamos convencidos de la urgencia de recuperar la independencia política y de clase en nuestras organizaciones sindicales y sociales. Para esto, el primer paso, es luchar por expulsar a las camarillas burocráticas e imponer un congreso de bases que determine el rumbo a seguir, poniendo por delante las necesidades y demandas del movimiento campesino y no los intereses particulares de algunos dirigentes. | 
