Es hija de un obstetra de la maternidad clandestina de Campo de Mayo, que se suicidó antes de ir preso por crímenes de lesa humanidad. Hoy integra el colectivo “Ex hijxs de genocidas por la Memoria, la Verdad y la Justicia”. Este lunes estuvo frente a la Legislatura repudiando el acto de Victoria Villarruel. “No solo recordamos la memoria de los 30.000 desaparecidos, sino que la actualizamos con las luchas del presente, obreras y estudiantiles” dice. |
Su padre fue Ricardo Lederer, el obstetra con grado de capitán del Ejército, segundo jefe de la maternidad clandestina montada durante la dictadura en Campo de Mayo denunciado por apropiación de bebés y los vuelos de la muerte. Erika organizó, junto a otros familiares de genocidas, un colectivo desde donde se pusieron a disposición de sobrevivientes y familiares de víctimas de la dictadura “para aportar lo que sirva para llegar a la verdad”.
-¿Qué opinas sobre la convocatoria al acto que se realizó en la Legislatura en conmemoración a las “víctimas del terrorismo"? No me sorprendió. Desde el gobierno de Macri, con el 2x1 de la Corte, que no prosperó por la inmensa movilización, están intentando instalar un discurso fascistoide. Ahora Villarruel, que reivindica lo que hizo su padre, y que le brindaba apoyo a Miguel Etchecolatz, aquel que lo denuncia hasta su ex hija (porque tramitó de desafiliación e integra nuestro colectivo). Decía, que no me sorprende porque venía venirse, pero ahora están envalentonados con el resultado electoral de Milei. Fue un acto provocador de reivindicar la dictadura para condenar los juicios de lesa humanidad. Algo de lo que no se puede volver, porque es cosa juzgada. Ellos quieren falsear la historia, ofender nuestra memoria colectiva.
-¿Qué te pareció el acto de repudio que se realizó ayer? Me parece que es muy importante esa respuesta porque fue a través de la lucha que logramos que se juzgue y condene a los genocidas. Así como detuvimos el 2x1, la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Todo esto fue gracias a la movilización en las calles. Apelo a que tenemos que volver a las calles, que es el lugar de donde nos quieren sacar. Más ahora, si van a reprimir la protesta social, como abiertamente lo dicen La Libertad Avanza, y Juntos por el Cambio. Gane quien gane va aplicar un ajuste con represión y hay que estar movilizados.
Lo que tiene que quedar en claro es que esto no fue una guerra. Mi viejo, que fue un genocida, siempre hablaba de guerra contra los subversivos. No señores, esto no fue una guerra, acá hubo un gran demonio que fue el terrorismo de Estado para aplicar un plan sistemático de exterminio y desaparición de bebés.
Algo importante para entender la situación actual, es que si se hubiese juzgado a todos los cómplices civiles de la dictadura, se hubiese abierto los archivos de los milicos, no estaríamos en esta situación. Por eso estuvo muy bueno cuando nos empezamos a organizar los hijos de genocidas porque yo decía aportemos lo que sabemos a la justicia. Aún cuando eramos muy chiquitos cuando sucedieron los hechos podemos arrimar lo que conocemos. Dar testimonios de quiénes y cómo fueron ellos. En su momento yo declaré por los vuelos de la muerte en los Tribunales Federales de San Martín.
-Contanos un poco más de tu papá o expapá como le decís vos Después de que se fue de las Fuerzas Armadas, integró la Policía Bonaerense. Luego trabajó como médico legista contratado por las gerencias de Techint y de Astilleros Astarsa, que tienen un montón de desaparecidos. Bueno, todos esos lugares fueron cómplices. Muchas de esas empresas que colaboraron con la dictadura tuvieron centros clandestinos de detención. Todo esto lo fuimos armando con los aportes de las propias víctimas, sobrevivientes y familiares. Pero nunca tuvimos ningún aporte por parte de los milicos.
Me acuerdo de un artículo que publicó La Nación sobre el “buen soldado". Contaban que un milico se disparó en el bazo, a lo que te agregó que los milicos saben disparar y si se quieren suicidar se disparan en la cabeza como hizo mi ex viejo por la aparición del nieto 106, Pablo Gaona Miranda, de quien había firmado un certificado de nacimiento trucho. Bueno, volviendo, lo que quiero plantear es que ellos tienen un pacto de silencio que se llevan la verdad de lo ocurrido a la tumba. No quieren aportar datos.
-¿Querés agregar algo más? Dos cosas que me parece dejar en claro. Nosotros, como Ex hijxs de genocidas por la Memoria, la Verdad y la Justicia, no perdonamos, no nos reconciliamos, pedimos cárcel común, perpetúa y efectiva para todos los genocidas y también para los cómplices civiles a que tienen que ser investigados.
Yo trabajo con detenidos y visito cárceles y veo que ellos en la prisión de Marcos Paz tienen un módulo con todas las comodidades que un preso común no tiene. Entonces digo que ellos tienen que ir a pabellones como el resto de los detenidos. ¿Por qué tienen que tener privilegios y ser tratados como héroes, cuando cometieron crímenes de lesa humanidad? que, agrego, son imprescriptibles. Vamos a seguir luchando para que haya más juzgamientos.
La voz de Ex hijxs de genocidas por la Memoria, la Verdad y la Justicia es importante porque sabemos de lo que son capaces porque también lo vimos en nuestras casas, como fue mi caso donde se vivía mucha violencia. Algunos de nuestros compañeros vieron instrumentos de tortura en sus casas, o escuchamos relatos de ls mismas.
Hay que estar movilizados contra lo que se viene. También si asume Sergio Massa. Nuestro colectivo, no solo lucha denunciando lo que pasó, si no también por lo que pasa en el presente. Yo fui con Victoria Moyano, nieta recuperada, a encuentros que se hacían en el Bauen, donde participaba Nicolás del Caño, en apoyo a luchas como las de PepSico.
No solo recordamos la memoria de los 30.000 desaparecidos, sino que la actualizamos con las luchas del presente, obreras y estudiantiles. No podés pelear por los 30.000 si no luchas por los que están debajo de la línea de pobreza. Hay que levantar las banderas por las luchas actuales, como siempre dijo Myriam Bregman que es abogada en causas de lesa humanidad. Tampoco tenemos que olvidarnos de los compañeros desaparecidos y asesinados en democracia.
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